martes, 11 de enero de 2011

cap. 6: mi mundo, tu mundo - segunda parte

uuufff! otro capitulo maaas. este es muuuucho mas larrrgo. espero que lo disfruten y ya saben si hay alguna duda porfavor haganmelo saber para ver si tengo que cambiar algo o agregarle algo.


tengo que aprovechar esta entrada para darle un reconocimiento especial a mis dos queridisisisimas amigas witnhey y atzi-panda! ellas montaron una entrada dando publicidad al concurso en el que estoy participando. y la verdad es que me han ayudado muuucho. gracias chicas! son las mejores! y gracias a todos los que han votado por mi relato. porfavor los que no han votado pasense por el link que esta mas arriba. GRACIAS Y COMENTEN.






-entonces sigue viva…- dije mientras suspiraba de alivio. Al menos ahora sabía que no me encontraba loca.

-¿estás bien?- asentí con la cabeza mientras veía como el día en ese precioso mundo empezaba a ponerse claro. Arrasaba las montañas negras cubriéndolas de luz y el bosque que antes se veía realmente muy oscuro y tenebroso, ahora estaba hecho una belleza natural. Los arboles brillaban bajo una luz invisible como si fuese el sol, pero aun más potente. Un sentimiento de paz me inundo al presenciar esa maravillosa metamorfosis.

-mas que bien-

-¿entonces supongo que no es buen momento para darte malas noticias verdad?- voltee a mirarlo con una cara que haría que se arrepintiese por interrumpir mi pequeño momento de paz. El cielo que se empezaba a tornar de un color rosado pálido ahora parecía nublarse con una maraña fastidiosa y gris.

-¿Qué es lo que pasa ahora?- suspire dejándome caer en el cálido pasto verde.

-si… tu abuela sigue viva pero…- ¿pero? Como se atrevía a incluir un “pero”–pero se encuentra encarcelada-

-¿encarcelada?- el asintió con un rostro impecable y difícil de descifrar. Se sentó a mi lado y me toco el hombro desnudo por la camisa desgarrada que había escogido esa mañana para ir al gimnasio. – ¿por quién?-

-eso es… otra parte mala- suspiro y la mano que se encontraba en mi hombro… bajó, deslizando sus dedos delicados por mi pálida piel hasta llegar a tocar los dedos agarrotados, apretándola fuerte probablemente preparándome para lo que me diría a continuación. –demonios, ellos también vienen detrás de ti- mi cuerpo se relajo y me deje caer hacia atrás. Mi cabeza aterrizo en algo suave y esponjoso, luego me di cuenta que era una almohada de flores. Tal vez por encontrarme en este mundo, en mi mundo, me sería imposible hacerme un solo rasguño.

-demonios…- me quede pensando en esos cuentos antiguos o esas raras películas de terror que los chicos de mi escuela siempre veían -ángeles caídos ¿no?- al final logre decir.

-si… y lamentablemente son muy poderosos-

-¿Qué quieres decirme con eso?-

-pues que no podremos recuperar a tu abuela tan fácilmente.- seguía agarrándome la mano, mientras yo miraba al cielo nublando.

-los derrotare- le dije llenándome de valor.

-se que lo harás- lo mire y él me sonrió, pero no podía devolverle esa sonrisa pues sabía que si lo hacía, las lagrimas saltarían de inmediato y perdería toda barrera que le había puesto al miedo.

Seguí con mis preguntas esperando que no se cansara de responderme.

-mi otra pregunta es… porque, o más bien como es que hiciste para hacer desaparecer a ese tal Deo-

-es una orden del arcángel uriel, aniquilar las almas de los rezagados con una cruz bendita. Solo la colocas en su pecho y su alma quedara atrapada en donde quiera que el portador quiera que este-

-entiendo- dije analizándolo todo. -¿Dónde entonces lo enviaste?-

-fácil – dijo haciendo un gesto con los hombros. -lo deje en su mundo-

-¿el también tiene uno?-

-si… todos los ángeles tienen uno-

-¿tú también?- meneo la cabeza con una sonrisa todavía pegada a su hermoso rostro.

-al principio la junta de arcángeles me propusieron compartir el tuyo cuando me reclamaron como tu Guardián. Pero yo no quise, no quise quitarte el tuyo y arruinarlo con mis deseos. En ese momento pensaba que tú podías hacer un mejor uso y no estaba equivocado. Mira en lo que lo has convertido.- ambos miramos alrededor maravillados –es una completa obra maestra- me dijo regresando a buscar mi mirada.

Me sonroje al oír esa última parte y luego mire al lado opuesto en que el se encontraba, ocultando mi rubor.

-te sedo la mitad de mi mundo- le dije con todo el fervor del que podía ser capaz de pronunciar.

-no lo quiero-

-insisto en que lo tengas- le dije inclinándome y sosteniéndome por los codos. –todos merecen un mundo propio, en especial tu- le dedique una sonrisa dulce, esperando a que entendiera que eso era lo que en verdad quería.

-si es lo que deseas, lo aceptare con gusto- su mano me dio un apretón que se mantuvo, dándome corrientazos de un calor agradable.

-quisiera saber también, porque ese hombre… Deo te llamo Ambrose- recordé aquella vez cuando Deo había invadido mi cuarto y había nombrado de esa forma a mi guardián.

-pues, digamos que en un cierto modo ese es mi verdadero nombre ya sabes… cuando era humano. Y Deo es mi hermano, siempre ha sido mi hermano- me quede con la boca abierta.

-¿¡cómo puedes estar tan… tan fresco después de saber que tu hermano esta muerto!?- pregunte histérica cambiando de humor por completo.

-tranquila, el no está muerto, recuerda… lo lleve a su mundo- dijo levantando su palma estirada –pero ahora tendrá que buscar mucho para encontrar un buen cuerpo material- se rio por lo bajo y yo trate en parte de imitar su relajado comportamiento.

-con que Ambrose entonces…- le dije con una sonrisa socarrona esperando molestarlo.

-no puedes decir mucho Charlotte…- soltó mi mano y se puso en posición de ataque fingida. Solté una risa y luego yo también me puse en guardia. Su mirada mantenía la mía mientras girábamos esperando que uno de los dos atacara primero.

-¡¿mira qué es eso?!- señalo un punto detrás de mí con su dedo índice mientras adoptaba una falsa expresión en su rostro.

-no soy tonta- le dije con voz chistosa a lo que el reacciono con una sonrisa.

-si… y por ese hecho seguro no notaras el pequeño animalito que justo en este momento está disfrutando de una placentera estancia en tu pie- justo cuando dijo eso, un cosquilleo empezó a invadir la tez de mi pie izquierdo. Mire hacia abajo y una hoja verde me rosaba gentilmente.

“maldición, lo consiguió” pensé al instante que sentía como una fuerza aplastante me tumbaba boca arriba. Caímos en la tibia grama, abajo en la tierra me hubiese dolido mucho, pero aquí, no llegue a sentir la menor presión. Oía su hermosa risa despreocupada junto a mi mejilla, su aliento rosaba los cabellos que se encontraban desparramados sobre mi cara. Levanto una mano y me paso un mechón amarillo detrás de la oreja. Era tan perfecto tenerlo de ese modo. Con sus ojos azul blancuzco que brillaban con la intensidad de mil soles en uno, sus labios interminablemente rojos eran tan juveniles pero al mismo tiempo lo hacía lucir sexy y agradable, sus dientes que para ese momento se encontraban a todo dar, parecían de porcelana blanca y cada uno de ellos eran tan perfectos como su dueño.

-caíste- dijo con voz suave y divertida al mismo tiempo.

-no por mucho tiempo- me atreví a romper esa conexión para escabullirme por un espacio que pude conseguir debajo de su brazo y luego Salí disparada en dirección a ninguna parte. Solo corría con el viento azotando mis rubios cabellos y sintiendo la brisa en mi piel colándose por dentro de mi ropa.

Oía las pisadas de Bart que se aproximaban con rapidez. Me llego un sentimiento de impotencia lo que provoco la agilidad suprema de mis piernas, impulsándome a una velocidad increíble.

A mi paso saltaban flores y pasto verde. Mire al frente donde empecé a divisar una especie de mural o algo parecido. Al acercarme aun más pude detallarlo y me di cuenta de que no estaba hecho ni de madera, ni de piedra, ni de algún otro elemento o material.

Si contaba con ser un elemento, pero más parecía agua vaporizada. El otro lado se veía borroso y en toda la pared se podían observar burbujas de espuma blanca flotando por ella. Solo un simple detalle.

Estaba a un centímetro de tocarla estirando una mano vibrante por la curiosidad que me provocaba tocar dicha estructura. Pero antes de que pudiera saciar esa sed, una fuerza brutal, arraso con todo mi cuerpo, lanzándome hacia atrás como diez metros lejos. Me detuve y abrí los ojos que se habían cerrado por el miedo. Delante de mí unos ojos azules se asomaron. Denotaban preocupación y al mismo tiempo culpa.

Empezó a menear la cabeza de un lado al otro muy pronunciadamente y fue cuando me di cuenta que se estaba comenzando a burlar.

-deberías saber por propio instinto que la división de entre un mundo y otro no se pues tocar a menos de que estés acompañado del dueño- me quede sorprendida mirándolo. No me había hecho daño pero si necesitaba un poco de tranquilidad por un momento después de haber sufrido ese trauma. Bart me ofreció una mano, yo la tome y con esfuerzo me mantuve en pie.

Mire la pared de vapor con pequeñas burbujas perfectas que se formaban y flotaban hasta llegar al cielo. Ese se suponía que era su mundo, la mitad del mío que le había entregado.

-¿puedo conocerlo?-

-por supuesto- dijo y luego todavía aferrado de mi mano o más bien yo aferrada a la de él. Me condujo de nuevo hacia esa pared. Esta vez caminábamos despacio y sin apuro.

Estire la mano tal como lo había hecho antes, pero esta vez pude ver como Bart la abrazaba alrededor de sus dedos y ahora él era el que se encontraba a cargo de la dirección que tomaba mi miembro. Atravesé la pared sin problema, introduciendo primero en ella la yema de los dedos para luego seguir con el resto del brazo hasta el codo.

Sentí un cosquilleo pequeño y sin importancia, quizás mas era el que sentía por el contacto de Bart que por el de la extraña pared. Pero enseguida pude notar que Bart no tenía nada que ver con ese picor.

Me prepare para dar el primer paso estirando la pierna sin problemas hasta que sentí como el pie se plantaba libremente al otro lado del mural en una superficie irregular.

-voy detrás de ti.- me dijo Bart al oído mientras me daba un pequeño empujoncito.

Todo se vio oscuro por un momento y luego una pequeña claridad color naranja empezó a asomarse por mis parpados cerrados.

Había caído de rodilla en un suelo pedregoso y ceniciento. El drástico cambio de clima provoco que me abrazara los brazos iniciando el repentino castañetear de los dientes.

Aun sentía el picor en la piel después de haber atravesado el mural, pero había quedado como una sensación pacifica y reconfortante. Abrí los ojos sin saber exactamente que me encontraba mirando. La luz que había visto provenía de una ventana un poco alejada con una vela en la repisa. El reflejo me mostraba como la llama oscilaba con el viento lo que le propinaba un efecto un tanto aterrador.

Un pequeño sonido sonó a mis espaldas, y me gire para saber lo que era.

Detrás de mi había una hilera de casas pintadas de un color vivo pero todas estaban descuidadas y hechas un desastre. El ruido que había escuchado provenía de la puerta de una de ellas, la morada, esta estaba igual de destartalada que las demás.

Me llamo la atención una sombra que se movió, caminando hacia mí.

Plante mis pies en el suelo, enderezándome y luego lo miré. Bart tenía unas cuantas hojitas y flores atascadas y entrelazadas en su cabello, cosa que me causo mucha gracia.

-¿de qué te ríes?- pregunto al verme soltar tontas risitas mientras llegaba a mí.

No le respondí, en lugar de eso, estire una mano hacia sus cabellos y empecé a quitarle los pedacitos de naturaleza que habían quedado de mi mundo.

Al mostrarle todo lo que había sacado, extendió una sonrisa por su rostro.

-gracias-

-no hay de que-

-bueno y ahora tenemos que investigar esto- dijo mirando a todas partes, apreciando los rastros de imaginación que habían sido extraídos de su mente.

-me gusta mucho- mentí, observando su mirada no convencida. El se volteo a mirarme.

-recuerda que soy tu guardián, no puedes mentirme- dicho esto, me tomo de la mano, y me guio por esa angosta calle, forrada por muchas más casas pequeñas y semi-pintadas que parecían estar tímidamente habitadas aunque no veía ningún ser humano salir o entrar de ellas. Todas tenían velas en cada ventana, apoyadas en sus repisas. Como pequeños faroles que nos apuntaban el camino.

Ahora que lo veía con más detenimiento, nos encontrábamos caminando por unas antiguas calles colombianas. Parecían ubicarse cronológicamente a principios del siglo XVII.

Llegamos a un centro circular en donde se situaba una fuente enorme adornada por ángeles de piedra y serpientes de plata. El agua corría por sus orificios y saltaban desde abajo, tocando las interpretaciones superiores. Aunque todo estaba oscuro como si nos encontráramos en una noche fría de invierno, igual me pude fijar en la terrible belleza histórica que emanaba el monumento.

El círculo central tenía entrada a varias ramificaciones. Una de ellas me llamo la atención porque no parecía estar rodeada por casas antiguas y decoloradas, más bien parecía estar llena de escaparates comerciales. Las tiendas se encontraban situadas una al lado de otra, mostrando su mercancía de forma clásica. Los maniquíes vestían los vestidos de época, usándolos ajustados y dejando ver la belleza en que convertiría a la persona que usara esa prenda.

Camine hacia ese pasillo sintiendo como Bart venía detrás de mí.

-buena idea- dijo a mis espaldas. –Necesitamos ropa abrigada-

Era cierto, el frio que había no era normal. Aunque no me incomodaba mucho pues me encantaba sentir el frio en mis huesos.

Entramos a la primera tienda que vimos. El nombre no lo tenía bien claro, las letras se encontraban tuertas y caídas. Cruzamos el umbral y de inmediato comenzamos a investigar aquel lugar.

Busque en el área de chicas y en el de chicos. Después de un rato, eligiendo y calificando ropa nos reunimos en los mostradores.

Me metí en el primero que vi y el entro en el siguiente.

Mientras me quitaba los sucios harapos que traía puesto, mi mente comenzó a llenarse de raras ideas a partir de todo lo que Bart me había contado.

-eh… Bart?- tartamudee, llamando su atención e intentando poner en orden la pregunta que se había formulado después de un largo rato pensando.

-si dime- dijo mientras se oía el sonido del pantalón blanco cayendo al suelo.

-bueno, he estado pensando y me preguntaba… por qué diantres no has envejecido un solo año si somos iguales en cuanto a la especie- un profundo silencio se hizo paso después de haber abandonado mi pregunta en el aire.

Se oyó un suspiro por su parte y luego me respondió.

-esperaba que nunca tuvieras que preguntarlo, pero eres inteligente, es más, me sorprende que no hayas esperado mas para saberlo- otra pausa y luego agregó – ¿recuerdas la historia del ángel que me donó sus poderes?-

-si- respondí mientras me ponía unos shorts color rosa pastel que se encontraban confeccionados por una fina y hermosa tela pulcra y femenina. Estos me llegaban a la cintura, resaltando mi figura.

-bueno ella ya había realizado la ceremonia electiva…- hizo una pausa en la que se oía como un cierre se cerraba –la ceremonia electiva se trata de la que tiene que realizar todo ángel cuando haya cumplido los dieciocho. Por supuesto que ese ángel elegirá dependiendo de su situación-

-¿a qué te refieres con su situación?-

-me refiero a que en tu caso tienes tres opciones, puedes elegir entre ser humano, entre ser un ángel completo o entre seguir siendo semi-ángel.-

-cumpliré los dieciocho en seis días… ¿ese día será la ceremonia electiva?-

-si…-

-entonces es muy simple, elegiré quedarme como estoy, es mucho más fácil y así puedo conservar lo mejor de ambos mundos- me pase por la cabeza una camisa corta de un color verde manzana realmente muy bonita que se ajustaba en el hombro con un broche de oro.

-no es así de fácil…- su voz había adquirido un tono sombrío que me asusto tanto que tuve que resistir las ganas de abrir la puerta y meterme en su probador para abrazarlo y decirle que todo estaba bien. –Tus padres y su propósito… ¿recuerdas?- es cierto, mis padres querían mi poder para tener el supremo… ¿pero como el mío podía servirles de algo?, ellos ya poseían el quinto elemento ¿porque me necesitarían a mí?. –ellos quizá quieran convencerte de ser ángel completo… además… no. Olvídalo, seguro estoy equivocado…-

-¿además qué?-

-pues, he escuchado algunas tonterías sobre el portador del quinto elemento… veras, es muy probable que me encuentre equivocado por lo tanto trata de no tomarte muy enserio lo que te voy a decir. En estos años tus padres han intentado utilizar el quinto elemento, pero por más que traten no pueden lograr sacarle ni una chispa de poder. Se dieron cuenta entonces que cuando su portador se encontraba con él cuando apenas eras una bebe, para ese entonces el quinto elemento derrochaba energía.-

-¿estás queriendo decir que me necesitan para hacer funcionar el quinto elemento?-

-como ya te dije, las fuentes no son de confianza, lo mejor sería que nos mantengamos alertas pero que nunca nos precipitemos a pensar en grandes planos-

-está bien…- le respondí pensativa. Creo que empezaba a sentir odio, si… un sentimiento parecido se apoderaba con rapidez de mi pecho, los odiaba, odiaba a mis padres por dejarme, por abandonarme, por alejarme del amor de padres que tanto necesitaba aun en estos momentos. Los odiaba por haberme intercambiado por un simple elemento y ahora, resulta que todo ese tiempo que había pasado sola, sufriendo por necesitar un beso de buenas noches, un abrazo de consuelo, consejos que me guiaran, a la final no sirvieron de nada. ¿Por qué no se quedaron conmigo y con el quinto elemento? Así las cosas serian más fáciles… está bien no tendrían la fama que tanto soñaban pero ¿y qué? Seriamos una familia, una familia unida y feliz.

Trate de quitarme esos sentimientos de mi cabeza y de mi corazón por lo menos mientras me encontrara con Bart. Después podría llorar todo lo que quisiera pero eso era otra cosa, Bart me tenia preocupada, una sensación nueva empezaba a manifestarse, una sensación nada agradable, y esta misma me conducía a pensar que me quedaba muy poco tiempo para estar con Bart.

Me alborote los cabellos y me calce las botas que había encontrado tiradas en una de las esquinas de la tienda, eran de cuero blanco y parecían muy caras, menos mal y no pagábamos nada. Luego me puse un abrigo que me llegaba hasta los tobillos de un color beige claro.

-¿estás lista?-

-si ¿y tú?-

-listo-

Ambos salimos al mismo tiempo y nos plantamos uno enfrente de otro clavando nuestras miradas en los distintos vestuarios.

-estas…- logo decir al final –estas bien- dijo mirando a otro lado un poco cohibido.

-tú también- le dije cuando en verdad quería decirle que se encontraba súper guapo con ese traje tan elegante. Además era la primera vez que lo veía usar negro, llevaba unos pantalones impermeables para el frio color azul oscuro y una camiseta negra que se encontraba cubierta por una chaqueta de invierno del mismo color.

Ese color resaltaba sus ojos azules. Pero también me recordaban a cierta persona a quien momento atrás había matado.

Sacudí la cabeza esperando que ese recuerdo saliera de mi cabeza, y así fue.

-sigamos- Dijo en un susurro mientras cruzaba el umbral de la tienda

-yo me quedare por aquí un momento, si quieres pasa a la siguiente calle- le dije mientras me quedaba viendo los diferentes estilos de ropa. Me di cuenta que habían de otras épocas, parecía una tienda de disfraces pero todo ahí era real. Sinceramente el mundo de Bart me gustaba mucho más que el mío. Tal vez era porque él tenía más de cuatrocientos años viviendo pero yo… yo solo tenía diecisiete. Era terrorífico pensar en ese hecho. Aun así me parecía fascinante todo lo que acarreaba su imaginación.

-está bien- dijo por ultimo antes de salir de la tienda. Llegué a oír sus pasos en la distancia.

Recorrí la tienda como unas tres veces mirándolo todo y probándome una que otra cosa. Como ese corsé londinense que venía con un vestido ancho. Parecía provenir de una princesa o mejor aun de una reina. Otro traje me llamó la atención, era un vestido chino de un color azul metálico con estampado floral. Cada florecita se encontraba pintada de un color dorado brillante. Ese también me lo probé y me encanto como lucía con mi pelo de contraste sobre la fina tela. Lástima que no pudiese llevármelos.

Al terminar de memorizar cada vestido antiguo salí de la tienda procurando no prestar atención a las aterradoras tiendas vecinas que parecían mirarme desde sus oscuros escaparates.

Seguí el camino que un par de horas atrás había caminado junto a Bart. Llegué al centro donde en la fuente todavía fluía el agua.

Busque la calle que se encontraba al lado de donde había salido y me sorprendí al darme cuenta que esta era aun más oscura que las demás.

Se encontraba rodeada de neblina y estaba segura que detrás de cada callejón se encontraba algún animal acechando. Pero eso era simplemente imposible, nadie más podía entrar a este mundo así que envolviendo las manos en puños apretados empecé a caminar por el suelo empedrado.

Esta calle no tenía ni casas, ni tiendas, solo estaba formado por paredes vacías pintadas de un color blanco muy sombrío.

-¿Bart..?- lo llame, sobresaltándome al escuchar mi propia voz hacer eco. No hubo respuesta así que volví a llamar, esta vez alzando la voz. Pero el silencio persistía sobre el eco de mis palabras. –Demonios- quería salir corriendo de ahí, no me gustaba andar sola y mucho menos en un lugar así.

Todavía faltaba mucho para llegar al final de la calle pero ya desde la distancia en la que me encontraba, podía ver un punto de luz que parecía ser el fin de la oscuridad.

Camine por unos diez minutos, fijándome en ese punto que ahora se había agrandado llegando a ser un rectángulo luminoso.

-¿Bart?- susurre, pero no esperaba que nadie más me oyera, sabía que nadie mas estaba conmigo. Solo pronuncié su nombre para reconfortarme, no sirvió de mucho por supuesto. Tenía que ver su rostro para sentirme tranquila.

Una brisa cálida, muy cálida invadió el callejón. Provenía de esa luz y con ella me traía un olor salado…. A agua salada.

El viento comenzaba a azotar mis cabellos, mientras mi nueva ropa se agitaba graciosamente golpeteando con las paredes de la calle vacía.

El susurro de una voz resonó en el aire. Apenas podía oírlo, no sabía lo que decía. Pero se acercaba y entonces me pareció escuchar una sola palabra.

-Soph…-

6 comentarios:

  1. me parece interesante lo de la eleccion, cambia un poco lo de el mundo de los angeles.
    ok, el mundo de Bart, no me tusta mucho, digamos que mi cuarto oscuro me ayudo con la ambientacion. espero el proximo capitulo.

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  2. Está genialisimo!!!
    Diooos! que más sigue???
    D:

    Hahaha, me gusta mucho!
    y no importa para nada que esté largo ^^
    Mejor!! Hay más historia! Sísísí!
    Ya me dió bastante curiosidad lo del mundo de Bart.
    Es muy diferente al de Soph. :O


    Vas bastante bien con la historia, Risa!!!
    :3
    Me traumaré!! xD

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  3. me encanto este capitulo realmente escribes como profesional me gusta como describes detalle a detalle que hasta siento como si yo estuviera hay.me gusta y yo no le cambiaria nada :D SIGUE ASI que seras una gran escritora mas bien ya lo eres pero mas adelante seras mucho mejor :)

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  4. OMG!
    teengo un mal presentimiento sobre esto...no me parece una buena idea que se guíe solo por una voz!

    Me gusto demasiado esta capi! en especial por que se pusieron a jugar en el mundo de Sophie, eso me parecio tan romántico, que no puedo esperar para contarselo a...olvidalo! :-*

    En fin, te mando un beso amiga, te quiero mucho, espero el siguiente capi con muchas ansiad, sigue asi!

    atee:

    Wiithney!

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  5. Guay que capitulo pobre Soph . Lo dejaste muy intrigante te mando un beso y te me cuidas

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  6. LO AME ! *O*


    Osea Bart se parece algo a mi personaje , pero el tuyo es mucho mas amable y dulce , el mio es algo malito :3 .


    Escribes muy Bien , Demasiado Genial ! (:


    Publica pronto
    Te quiero
    Nos leemos
    Bye

    XoXo
    Rosebelle

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