sábado, 23 de abril de 2011

capitulo 14: realidad

yeeei otro capi recien sacado del horno! ñumi! jaja bueno, espero que no haya escrito nada mal, que todo ande perfectamente y que la trama les parezca hasta los momentos coherente. porque a cada capi que adelanto siento que me emociono un poco mas, pues se que apenas lo termine y lo tenga todo revisado, lo voy a meter en una editorial a ver si lo aceptan. asi que ustedes por ahora son mis jueces, confio plenamente en lo que me digan.
repito, si hay algo que no les cuadra en alguna parte del capi o de la misma historia en general, haganmelo saber para ir anotando porfa.
ahh y porcierto, les queria preguntar si, no les molestaba el hecho de que en estos ultimos capis bart no ha estado apareciendo mucho. 

bueno espero que comenten y que esten teniendo unas dulces vacaciones. :)  que disfruten el capi!


Sentí la puerta cerrarse tras de mí, fue cuando mire por primera vez ese lugar. No era muy grande, pero si estaba cargado de oro y diamantes. Todo era dorado, plateado y blanco con brillos que me encandilaban.

-pasa querida- una voz femenina hablo desde el final de la sala. Sentada en una silla exageradamente grande, una figura hermosa con cabellos dorados que bajaban hasta tocar su cintura, me miraba. Pero ella no era la única que me acompañaba. También se encontraba un hombre a su lado sentado en una silla aun más grande que la de su compañera. Su cabello era rubio y le llegaba por encima de los hombros. Sus ojos me miraron fríamente y si no hubiese sido por esa mirada hubiese dicho que la pareja que tenía en frente eran mis padres, pero no podían ser ellos… simplemente era imposible que después de diecisiete años nos encontráramos otra vez y su única reacción sea sentarse ahí como piedras sin moverse ni hacer nada.

De repente, un grito detrás de mi me sobresalto. Di la vuelta rápidamente pero solo vi la puerta que se encontraba cerrada. Me di cuenta que Deo no estaba, entonces todo paso por mi mente como rápidas imágenes asimilando lo que había acabado de suceder.

Deo me había mentido, el no iba a dejar ir a Amethyst ni mucho menos soltar el cuerpo de Bret.

Me eché a llorar inmediatamente mientras corría hacia la puerta e intentaba abrirla pero, mientras palpaba con las manos la dura superficie de la puerta, me di cuenta que no tenía ningún tipo de pomo para abrirla, supuse que en este caso actuaría la piedra mágica que Adam me había mostrado la vez pasada.

Los gritos de Amethyst seguían llegando a mis oídos como agujas, pero yo no podía hacer nada más que gritar y llorar. Hasta que me canse de sentir que no podía hacer nada, no dejaría que siguieran lastimando a una niña inocente.

Con la cara roja de furia y las lágrimas cayendo por mis mejillas como interminables gotas de lluvia, giré sobre mis talones y enfrente a los dos ángeles que debían de estar detrás de todo esto.

Camine hacia ellos, o más bien zapatee para llegar a ellos. Con las manos convertidas en puños y con el corazón estrujado por los gritos que seguían sonando.

-¡hagan que pare!- grite, mirándolos con odio.

Ellos no me respondieron, solo la mujer se dedicó en hacer algo.

Con extrema elegancia, se puso en pie y luego de una leve sacudida a su cabello, comenzó a caminar hacia mí. Llevaba un vestido largo de un color azul marfil hermoso y radiante, que se movía de un lado a otro gracias a sus largas piernas simuladas en la fina tela.

Ella me miro con esos ojos verdes, despojados de toda emoción.

-hace mucho tiempo, diecisiete años exactamente: el quinto elemento fue creado, supongo que a estas alturas ya conoces la historia…- se detuvo un momento y luego continuo –en fin… me gustaría poder darte buenas noticias después de saber que llegaste tan lejos pero, lamentablemente solo un par de noticias malas te esperan, querida- mas gritos resonaron en el lugar, pero algo cambiaba, estaban empezando a apagarse. Comencé a desesperarme.

-¡no me importa esto!- grité, sintiendo como la garganta me ardía por el gran esfuerzo a el cual la había sometido.

-oh, créeme que si te importa- dijo ella, mirándome maliciosamente. –me imagino que te habrán contado sobre ese momento en que fuiste concebida, y también ese en el que la anciana Emma les propuso un trato a tus padres, te recuerdo que el trato consistía en intercambiarte por el quinto elemento y así fue. Pero ¿sabes una cosa? Ya para ese momento tus padres se encontraban atravesados por una espada plateada, sufriendo una muerte agonizante mientras pensaban en su pequeña y adorada hija recién nacida.- soltó una risa, gemidos del otro lado de las paredes comenzaron a escucharse.

Yo solo no podía más, así que me eche al suelo. Mis rodillas impactaron contra el frio suelo, pero no lo sentí. Tampoco sentí cuando la mujer sostuvo mi cabeza agarrándola del pelo. Me hizo mirarla a los ojos.

-¿recuerdas este rostro?- me dio un tiempo, pero al ver que no respondía, se limito a hacerlo ella misma. –ah bueno, por supuesto que no lo puedes recordar. Y ¿sabes por qué? Porque la última vez que lo viste, eras solo una pequeñita bebe sin memoria.- otra pausa, mas gemidos en la otra habitación, una respiración agitada… la mía. Ella continuó –este rostro mi querida Charlotte, es el de tu madre.- rompí a llorar de nuevo, esta vez con más intensidad.

Ella me soltó mientras reprimía un suspiro de exasperación.

-Encárgate de ella Nith- oí el rose de telas que provocaba la mujer al aproximarse a la silla para sentarse.

Yo solo seguía llorando, pero ese nombre me hizo detenerme.

¿Entonces lo que decía era verdad? ¿Ella en verdad no era mi madre?

Mis padres entonces… ellos habían sido asesinados el día en que fui separa del quinto elemento. Y si eso era así, entonces significaba que, nada de lo que ocurría era por su culpa.

Nith se levanto de su majestuoso asiento. Yo solo me le quede mirando, consciente de que ya no oía nada proveniente de la habitación contigua.

Su andar me relajaba, no era como el de esa mujer… no era como el de Mitz. Era diferente. Más tranquilo y confiado. Se detuvo al estar a un metro de mi cuerpo.

Tuve miedo de lo que podía pasar a continuación.

Espere lo peor cuando levanto una mano para buscar algo del bolsillo de su chaqueta. Cuando lo saco, serré los ojos y rece mentalmente porque me matara rápido.

Pero luego sentí una suave sensación, dulce y cálida. Algo tocaba mis mejillas, las palmeaba con delicadeza mientras secaba mis lágrimas.

Abrí los ojos.

Todo lo que vi fue una figura negra.

Ya no estaban esos ojos grises que me habían recibido, esos que tenían que “encargarse de mí”. En su lugar unos ojos color miel me miraban.

A partir de estos, comenzó a formarse todo su cuerpo. Tenía la misma ropa que traía puesta con el cuerpo de mi padre, pero su rostro era diferente.

El si era Nith.

El chico que había conocido esa vez, cuando mi tercera medalla iba camino al salón de los trofeos de Luke. Ese chico, el adorable chico que había ido en mi encuentro para darme la mano y felicitarme.

Detrás de él, sentada en la silla donde hace unos momentos había estado el cuerpo de mi madre, la misma chica de aquella vez, la que se sostenía al brazo de Nith en el momento en que ambos me felicitaron, me miraba expectante.

-asesinamos a tus padre aquel día para quedarnos con el quinto elemento, pero nos dimos cuenta un tiempo después que es imposible activarlo sin la ayuda del portador y ¿sabes por qué? Pues simple, las dos piedras que salieron de ti, tienen mente propia. Y cuando tuviste a tu alcance la mitad del quinto elemento, éste, junto con el resto, se activó mágicamente. Fue cuando nos dimos cuenta de que Amethyst había nacido- Nith, todavía sostenía el pañuelo que estaba adosado a mi rostro. –nunca quisimos causarle daño a nadie, solo queríamos hacer un simple trueque, uno en el que tus padres pudieran cuidar de ti como se debe mientras nosotros nos quedamos con la piedra, pero… ellos nos lo hicieron difícil y gracias a eso, su adorada hija se quedo sin padres.- retiro el pañuelo de mi mejilla y luego me tendió la mano, en plan de ayudarme a ponerme en pie. Pero yo me rehusé y obligue a mis pies a plantarse en el suelo.

De repente, sentí como la puerta a mis espaldas se abrió. Volteo rápidamente y corro al encuentro de Amethyst y de Adam.

Todos mis miedos se materializaron al ver como Adam cargaba a Amethyst en sus brazos, ella se encontraba inconsciente, con incontables moretones pintados en todo su cuerpo. De su labio una gota de sangre resbalo. Adam tenía el mismo estado que la niña, aunque mucho peor. Su ojo izquierdo se encontraba cerrado por la hinchazón que había provocado uno de los golpes, entró cojeando, por lo que dio a entender que algo grave le sucedía a su pierna y su cuello estaba lleno de marcas rojas… Deo lo había tratado de estrangular.

Éste apareció detrás de ellos, con una sonrisa despiadada en el rostro, como orgulloso de lo que había acabado de hacer.

Algo cálido, ardiente en mi interior, comenzó a extenderse por todo mi cuerpo. Mi instinto salió a flote y luego nada podía detenerme ahora.

Me gire bruscamente y corrí con todo lo que tenía en dirección a esas personas que habían vuelto a adoptar el cuerpo de mis padres. Lo que me dio más razones aun para aumentar mi furia.

Solté un grito extraño y amenazante que hizo eco en la estancia, pero fue todo lo que necesite para estar segura de que tenía el valor para atacarlos.

“los derrotare” le había dicho a Bart un día. Y eso hare, aquí y ahora. Nadie me lo va a impedir.

O eso creía…

Una figura blanca se materializo justo entre los impostores que se hacían pasar por mis padres y yo.

Me sorprendí al divisar una ráfaga de cabello rojizo en la figura blanca. No podía creerlo.

-¡Lucien!- grité cuando sus ojos rojos aparecieron. Sabía que me había visto pero también sabía que no se había percatado de lo que sucedía.

Me abalance sobre él y lo abrace contra mi pecho mientras lo atraía un poco más lejos de Mitz y Nith. Entonces lo mire a los ojos.

-¿Cómo has llegado aquí?- susurré de modo que nadie más oyera. Pero él meneo la cabeza y luego me tomo de la mano. Con la otra sacó una cosa de su bolsillo, era alargada y estaba cubierta en un velo negro muy brillante.

-¿Qué es eso?- le pregunte. Pero el, en vez de responderme lo colocó con delicadeza en mi mano.

-te va a sacar de aquí- me dijo.

-yo… yo no quiero salir de aquí- él se volteo a mirarme con los ojos abiertos de par en par. Se fijo en mi rostro hinchado por haber llorado tanto y luego soltó la mano que agarraba la mía para alargarla hasta tocar mi rostro.

-has llorado mucho- dijo con tristeza en sus ojos. – ¿Por qué no querrías salir de un lugar que te ha hecho tanto daño?-

-porque necesito llevar a cabo unas cuantas cosas- le dije sonriéndole y al mismo tiempo luchando internamente por mantener alzadas las barreras en contra de un rio de lagrimas.

Mire la cosa alargada cubierta por el velo negro que tenia sostenida en su mano.

-sea lo que sea, no lo voy a necesitar… pero conozco de alguien que si lo necesita- dije mirando en dirección a Amethyst que seguía inconsciente en los brazos de Adam.

Sentí como Lucien miraba en la misma dirección que yo.

Sonreí internamente.

-yo te cubro- le susurre en el oído. Sabía que él lo entendería. Le di un pequeño empujón en su espalda y él se acerco unos pasos hacia Amethyst.

Pude sentir el desconcierto en todos los presentes por la repentina aparición de Lucien en la sala. Mire a Mitz y luego a Nith.

-solo les daré una oportunidad para que se rindan en este mismo instante- les dije intentando mitigar el enojo y la tristeza que sentía por dentro.

Ambos se rieron de mi atrevimiento, pero al ver mi rostro, se detuvieron.

-estas enloqueciendo- dijo Mitz y se acerco a mí con su largo vestido danzando en el aire. Se detuvo a unos centímetros y luego miro a Lucien detrás mío. –el es, ¿no es cierto?... el es el quinto elemento-

-no te importa, nunca le pondrás las manos encima.- dicho esto levante el puño en el aire y lo dispare en contra de su rostro, pero ella fue más rápida y se agacho para luego estirar una pierna y hacerme caer con ella.

Me golpee muy fuerte en el costado pero no me detuve y volví a atacar. Esta vez agarre su tobillo y jale lo más fuerte que pude. Con esos tacones caería de inmediato, y estaba en lo cierto. Perdió el equilibrio y cayó al suelo justo como un saco de papas lo haría. Ahora las dos estábamos igual, en la misma posición, agazapadas y a la espera de que la otra atacara.

-entonces quieres pelear ¿no?-

-no si prometes que nos dejaras en paz- le dije esperando que me tomara en serio, pero a juzgar por la expresion en su rostro estaba segura que me tomaba por una niña tonta que no sabia de lo que estaba hablando.

“pobre” pensé.

Di la vuelta y corrí hacia Lucien. Le tome una mano y luego lo arrastre conmigo hacia donde estaba Amethyst, a ella también le tome la mano.

-¿me brindan sus poderes? Solo será un momento, se los prometo- Lucien me miró, incrédulo por lo que oía. Pero yo le dedique una sonrisa y luego el asintió, algo inseguro de lo que tenía que hacer. Yo tampoco me encontraba muy segura de esta táctica pero estos niños eran el quinto elemento y yo nací con ellos dentro de mí, por lo tanto, algo debía de pasar ¿no es así?... esperaba no equivocarme.

Mire a Amethyst quien se encontraba con la cara pálida y los ojos cerrados. Me acerque a su frente, y ahí en la coronilla deposite un beso.

Sentí un apretón por parte de Amethyst, y pude sentir como ella quería intentarlo también.

-bien, entonces prepárense-

Serré los ojos e intente concentrarme lo más posible a pesar de que sintiera gemidos por parte de Adam cuando éste nos estaba protegiendo de los ataques que estaba causando Deo. Me desconecte completamente, y comencé a verme a mí misma en mi mundo, sentada sobre una pradera verde con flores de diferentes colores y siendo acompañada por un Bart sonriente.

Fue cuando comencé a sentir dos energías distintas recorrer mis brazos, ambas se dirigieron a mi corazón donde se mantuvieron en un constante movimiento circular, a cada vuelta la dos energías giraban más rápido y después de un corto tiempo, cuando estaba segura de que había llegado al límite de velocidad, de repente y sin previo aviso, todo se puso negro… muy negro.

… ya no pude sentir nada mas…

miércoles, 20 de abril de 2011

deja que tu locura se exprese!

que tal chicos! bueno la causa del titulo es que ahora soy administradora de un nuevo blog que se llama DEJA QUE TU LOCURA SE EXPRESE y bueno me preguntaba si podrian visitarlo pq su fin es bueno, solo necesita apoyo.

el "fin" de este blog es hacerles saber algunos chistes, anecdotas, etc de lo que sea! pero para esto las personas tienen que mandar sus propios chistes o anecdotas a el email que aparecera en ese blog.

aqui les dejo el link para que se unan a este nuevo blog que les traigo. (:


espero contar con ustedes! (:

lunes, 18 de abril de 2011

capitulo 13: Amethyst y Bret

aqui les traigo un nuevo capi. espero que sea de su agrado porque me esforce mucho en escribirlo.
el 14 viene casi de inmediato, bueno no tanto, no se emocionen. es solo que tengo una gran mayoria ya escrito pero aun asi va a tardarse dos dias max. espero que puedan dejarme sus comentarios :) hasta luego!


El salón era grande, más grande de lo que nunca imagine que pudiera ser.

Las paredes subían hasta tocar un techo tapizado por una delgada capa de pintura que formaba, mágicamente, figuras de ángeles desnudos con alas largas y blancas. Había tantas figuras pintadas en el techo que era imposible predecir lo que formaban exactamente, pero lo interesante era que si me plantaba ahí, para mirar, seguro encontraría unas cuantas pinturas inimaginables, como esos ángeles que se dibujaban en el centro del lugar. Formaban con sus cabezas un círculo y en el centro siete diferentes colores se pintaban.

Enfrente de nosotros, una piscina de agua azulada ocupaba todo el lugar. Era como si ese cuarto en especial se prestara únicamente para ser una piscina.

Al otro extremo de donde nos encontrábamos, sentada sobre las baldosas que rodeaban sutilmente la piscina. Una niña, con las rodillas dobladas hasta tocar su pecho se encontraba mirando su reflejo en el agua.

Su cabello, de un familiar color rojo caía por su rostro hasta tocar el suelo. Las pecas que se notaban sobre sus mejillas parecían bien disimuladas con el pálido tono de piel que conformaba su cara. Solo se encontraba vestida por un vestido blanco, sencillo y sin muchas decoraciones.

De repente, luego de un tiempo, la niña alzó la mirada y al ver sus ojos tuve que retroceder unos pasos, como si esa mirada fuera un puñal que me atravesara el pecho.

Una mano preocupada se poso sobre mi hombro y luego sentí un cálido aliento rosar mi cuello.
-¿estás bien?- me pregunto Adam mientras inconscientemente apretaba su agarre.
-si… pero, ¿Quién es ella?- susurre, inclinando la cabeza.
-no lo sé- parecía sincero, pero me llevo a preguntarme si el hecho de estar ahí enfrente de una desconocida, sería algo peligroso.
La niña seguía mirándome pero algo en sus ojos color rojo rubí, cambio. Algo en su manera de sentarse o quizá en su forma de moverse había cambiado. Se veía feliz, más de lo que estaba hace unos segundos y eso se reflejaba en todas sus acciones.

Lentamente se puso en pie y con una leve sonrisa comenzó a rodear la piscina.

Una vez llegado a la esquina que estaba a mi derecha, ella se detuvo. Luego separando sus labios comenzó a hablar.

-eres tú… ¿verdad?- un sonido tintineante salió de su boca, como si de una campanita se tratase. Se me fue un poco difícil reconocer ese sonido como su voz.

-yo… - mire a Adam exigiendo respuestas, pero el solo se encogió de hombros y me insto a que siguiera hablando. –Yo… soy Sophie- dije sintiéndome tonta, pero la niña en cambio me miro y sonrió más ampliamente.

-eres tu- dijo mientras se acercaba mas a mi –sabia que estabas aquí, podía sentir tu presencia pero… no puedes quedarte por mucho tiempo mas, ellos… ellos están buscándote- me pareció escuchar una especie de temblor en su voz, como si llorase al decir esas palabras, y efectivamente sus ojos rojos se pusieron vidriosos y de uno de ellos una gota se desbordo hasta resbalar por su mejilla.

Me di cuenta que en varias partes de su cuerpo manchas rojas y moradas parecían disimularse con su delicada tez.

-¿fueron los mismos quienes te causaron esos hematomas en el cuerpo?- pregunte, señalando educadamente los morados en su piel. Pero ella solo se limito a mirarme con tristeza.

-no deberías preocuparte por mí, en este momento solo puedes preocuparte por salir de aquí- sus largos cabellos le llegaban a los tobillos, tal vez por eso no había notado antes tres rasgos que ya había visto con anterioridad.

Su edad variaba entre los seis o siete años.

Sus ojos rojos no podían pasar desapercibidos ante nadie.

Su cabello, aunque largo, poseía ese color que se me hacia tan familiar: rojo incandescente con mechones marrones.

Aun así, me pregunte por que ella aun no había mencionado a Lucien. Tal vez se diera el hecho de que no lo conociese aun, quizás ni sabe que hay una persona con total parecido a sus rasgos.

-acabo de llegar- se me ocurrió mencionar –Dime, ¿cómo es que me conoces?- junte mis manos unidas sobre mi vientre y luego me acerque un par de pasos a ella.

Ésta abrió la boca, luego la cerró y después la abrió de nuevo en plan de responderme.

-no recuerdo mi pasado- dijo esto, apenas con una lastimera sonrisa –no estoy segura que tenga uno. Pero he oído tantas cosas que… - se detuvo y escuché como un pequeño jadeo salió de su garganta con esfuerzo. –me han dicho que soy muy importante, aunque desconozco para quien. Y de vez en cuando puedo sentir la prueba de esto, al encontrarme sola, como el momento antes de su llegada. Siento cosas… a veces puedo escuchar conversaciones que no están ni en esta habitación ni en este mundo, estoy segura que todas han sido provenientes de tu persona- esperó a que dijera algo pero yo solo me limite a mirar la enorme piscina. –por eso cuando me miraste y me dijiste tu nombre, ese el cual ha sido víctima de muchas horas en mi mente, supe que tú eras la que está detrás de todo lo que he oído aquí, supe que contigo tengo que estar.- tuve tiempo de mirarla antes de que un ruido ensordecedor resonara en todos los rincones de la estancia, haciendo eco… propagándose como algo escandaloso.

Vi como la niña se giraba bruscamente en dirección en donde hace unos minutos se encontraba sentada, yo también lo hice, aunque arrepentida estoy de haberlo hecho, porque nunca olvidare lo que vi a continuación.

Su cabello marrón ondeando al viento… Sus marrones ojos me miraban… pero yo en cambio solo pude mirarlo incrédulamente. No era posible que él estuviera aquí… estaba segura que algo andaba mal.

-Bret…- susurre entrecortadamente. Vi con el rabillo del ojo como la niña se volteaba a mirarme, confundida.

-te equivocas, el es Deo- susurró.

-eso es imposible- una risita infantil se coló por entre esas últimas palabras. Pero no fui capaz de continuar cuando vi la fría expresión en los ojos de Bret.

-¿Bret?- pregunté, acercándome dos pasos al borde de la piscina. Vi con sorpresa como de entre los labios de mi amigo una sonrisa empezaba a surgir, claro que no era una risueña y encantadora como lo había sido en tiempos pasados, en su lugar, una sonrisa divertida pero secretamente maligna se dibujaba en sus jóvenes facciones.

-querida Charlotte- era su voz… pero él no estaba ahí, no cuando tenía tantas pruebas ante mí:

Su modo de mirarme había cambiado.

Él no sabía cuál era mi nombre real, sin embargo se había referido a él para llamar mi atención.

Y… que podría estar haciendo un humano aquí a menos de que fuera… recordé las palabras que una vez me había dicho Bart:
“Para aniquilar las almas de los rezagados hay que proceder en colocar una cruz bendita en su pecho y de esa manera, su alma quedara atrapada en donde sea que el portador quiera que este (…) su alma la dejé en su mundo, pero nada impida que vuelva con otro cuerpo…”
-Bret debe ser el nombre del muchacho que me regaló su cuerpo. Tu sabes que esto bien se hubiese evitado si hubieses venido conmigo desde un principio- dijo fríamente, pero yo solo podía pensar en cómo salir de esas.

-pues aquí me tienes, ahora puedes dejar en libertad el cuerpo de mi amigo y a esta niña que muy poca importancia tiene en este asunto- reclame con autoridad pero a pesar de mi dureza Deo solo se siguió riendo en silencio, burlándose de mí. -¿Qué es tan gracioso?- repliqué.

-pues mi querida Charlotte, el hecho de que te quedes me resulta realmente muy gratificante, pero dejar libre este cuerpo me temo que resultará imposible, al igual que el hecho de que deje ir a Amethyst- supuse que ese sería el nombre de la niña que tenia al lado, por la forma en que sus hombros se encogieron cuando Deo mencionó su nombre.

-por favor, ¿Qué tengo que hacer para que lo que te pido se haga posible?- le dije odiando el modo en que mi voz adoptaba un tono de suplica.

El pareció pensarlo seriamente por un tiempo, pero luego me miró con malicia.

-te diré algo, te doy este cuerpo, a cambio de que me consigas otro y con respecto a Amethyst, ella se tiene que quedar aquí. Es lo que propongo-

-no lo apruebo-

-entonces ¿Qué es lo que quieres?-

-yo me quedo, Bret y Amethyst salen. ¿Comprendes?- dije esperando que aceptara.

Deo obligó al rostro de Bret a adoptar una expresión testaruda luego salió de la habitación por donde había entrado que era una gran puerta que no había alcanzado a ver antes.

Adam se planto enfrente de mí con los ojos desorbitados.

-te has vuelto loca o que- me dijo casi a gritos.

-tengo que asegurarme de que mis amigos estén a salvo. Además estando aquí podré hacer mucho más que estando afuera- le dedique una sonrisa. –Ya verás que todo saldrá bien-

-Sophie, Sophie, Sophie…- terminó diciendo mientras se aguantaba el puente de la nariz, se veía muy frustrado y no lo culpaba, pero tenía que entender lo que estaba ocurriendo.

-todo saldrá bien- repetí. Pero una nueva personita se pegó a mi brazo, aferrándose a este como si fuese un salvavidas. La mire y ella me miro a mi, le dediqué una de mis sonrisas relajadas y dulces y con eso logre relajar un poco su seño fruncido.

-no vas a sacrificarte por mi- me dijo con una voz chillona a causa de las lagrimas.

Le acaricie los rojos y despeinados cabellos.

-no voy a sacrificarme, ellos me necesitan y por eso no me harán daño- ella me miró con ojos llorosos y yo la seguí abrazando cuando las puertas se abrieron de nuevo.

-está decidió. Sera como tú digas- solté una débil sonrisa mientras intentaba despegar a la pequeña Amethyst.

-tranquila, prometo que todo estará bien. Además tienes que conocer a alguien- sonreí al pensar en Lucien y en como seria la expresión de ambos al encontrar a su gemelo perdido. –Adam te llevara a un lugar seguro-

Sus bracitos se aflojaron y pude zafarme de su agarre.

Mire por última vez a Adam quien todavía se encontraba sosteniendo su frente y luego a Amethyst quien tenía los puñitos alzados hasta tocar sus ojos para secar las lágrimas que seguían cayendo.

Luego desvié la mirada en dirección a Deo, este levanto una mano con la palma estirada y cuando la cerró fue como si una fuerza invisible me sostuviera del cuello y la cintura para luego jalarme bruscamente y transportarme del otro lado de la piscina.

Había cerrado los ojos, así que cuando los abrí de nuevo, vi como Adam sostenía a Amethyst de un brazo delicadamente, mientras esta lloraba por lo que me había acabado de suceder, ambos estaban del otro lado de la piscina.

Di media vuelta y ahí estaban esos ojos marrones.

-hola, hace mucho tiempo que no nos vemos- me dijo sonriendo. Yo solo pude mirar mis zapatos y dejar que el me tomara de la cintura para dejarme entrar por una puerta que conectaba lo que no quería dejar con lo que tenía que enfrentar.

Para estos momentos necesitaba tener a Bart tomando mi mano, pero él no estaba, solo sus palabras me quedaban. Por alguna razón sabia que el también estaba pensando en mi “se valiente” oí que decía una voz en mi cabeza. ¿Podría serlo?

Eso es lo que estaba a punto de averiguar.

sábado, 16 de abril de 2011

16 de febrero del 2011 - DCN

hola amigos, aqui les traigo un nuevo capi de DCN. espero que les guste y que me puedan comentar.


Casi… casi no puedo escribir. Me tiembla mucho la mano y el corazón lo tengo muy acelerado.

No me encuentro en mi habitación, no estoy en mi casa. Aun estoy tratando de averiguar dónde me encuentro. Por ahora solo se que huele a basura y no pega ni un rayo de luz.

Hoy comenzó como un día cualquiera.

Fui a clases y vi a mis mejores amigos. Pero algo raro sucedía con Nayla.

Me dijo que estaba muy feliz de que pudiera llegar a su fiesta, y nada más.

Luego de clases, llegue a mi casa, y lo primero que vi fue a mi madre limpiando el suelo con un trapo azul.

Algo me llamo la atención y fue el inmenso parecido que había en ese trapo con una prenda faltante en mi closet.

No podía creerlo, se encontraba desgarrada y sucia, ya no parecía una camisa de verdad.

-mama…- dije, pero ella no contesto, ni siquiera volteo a mirarme o se inmuto.

No quise intentarlo de nuevo así que subí a mi habitación.

Me prepare para la salida con Barton y luego tome mi celular y le mande un mensaje.

“Hey, voy saliendo para la plaza, nos encontramos allá”

Tome mi bolso y baje las escaleras para encontrarme con el pasillo que comunicaba a los cuartos de mi familia, seguí bajando las escaleras hasta llegar a la puerta de entrada.

No me despedí de nadie solo cerré la puerta a mis espaldas.

Camine hasta una estación de autobús, y al pisar los escalones de el bus que me serviría como transporte, algo vibro en el bolsillo de mi chaleco.

Tome el celular y vi el mensaje que me llegaba de mi mejor amigo.

“no, no vayas sola… quisiera irte a buscar si no hay problema con eso”

Una sonrisa se me escapo, baje del autobús y me senté en un banco que había cerca.

“no, no hay problema, esperare en la parada que está cerca de mi casa”

Mire las nubes mientras esperaba su afirmación. De nuevo sentí el celular vibrar en el bolsillo.

“está bien, pasare por ti en dos minutos”

Me sorprendí a mi misma arreglándome el pelo al leer esas palabras. No es que pudiese arreglar algo, pero de todos modos sentía que esto era especial.

Barton es el típico chico que a todo el mundo le cae bien y puede llegar a ser muy sociable, ¿Qué por que se encuentra conmigo? A veces yo también me lo pregunto pero nunca hayo la respuesta.

Su cabello es largo, le llega hasta los hombros más o menos, pero le queda bien, porque contrasta con el color negro y sus lindas ondulaciones. Sus ojos son verde oscuro, muy oscuros, a veces diría que los tiene negros pero entonces el sol les pega y puedo ver su verdadero color.

Sus mejillas siempre están rosadas, no importa la estación en que estemos, si es verano, primavera, otoño o invierno. Siempre estarán rosadas como la piel de un bebe.

Nunca me he sentido físicamente atraída, pero… algo está cambiando dentro de mí. No sé porque pero siento algo en mi corazón, me duele cuando lo veo. Espero que no sea malo…

Oh no, alguien viene. Me pregunto si ya podre salir de aquí.

Veo luz proveniente de arriba, tendré que dejar de escribir por un rato, enseguida vuelvo.



Aquí estoy otra vez.

Nunca adivinaran lo que ocurrió en ese lugar.

Resulta que me encontraba metida en un basurero cerca de la casa de Nayla. Sus amigos me habían metido ahí después de drogarme con algunas bebidas que me dieron de beber, se rieron hasta el cansancio al verme ahí tirada junto a la basura, y como lo contaron dijeron que Nayla también estaba riendo al decir “la basura debe estar donde pertenece” después de un tiempo, desperté y fue cuando comencé a escribir pero luego cuando alguien había abierto la tapa del basurero un chico, el mismo que me conto toda la historia, dijo haberse compadecido de mí y me saco de ahí.

Llore como una niña pero ya estoy bien.

Intente hablar con Nayla pero sus padres me dijeron que ella no volvería a hablarme de nuevo. Creo que de todas las cosas malas que he vivido, eso fue lo peor que me pudo pasar.

En este momento me encuentro en mi casa, con un pijama caliente y acostada en mi cama tibia escuchando las gotas de lluvia chocar contra el cristal de la ventana.

Quisiera hablar con Barton, pero los nuevos amigos de Nayla me quitaron mi teléfono por lo tanto tendré que esperar a mañana para verlo otra vez. No pienso contarle ni una palabra de lo ocurrido hoy. Solo espero que se quede con los buenos momentos que disfrutamos esta tarde, cuando el dio su dinero para pagarme un costoso vestido rojo sangre pero que debo admitir que me quedaba algo bien.

Luego fuimos a comer un helado, aunque el como siempre, cuido de que comiera más de uno, que por cierto me parece una cantidad pobre y triste. Aunque se lo agradezco porque sé que me está cuidando de mi misma.

Bueno eso fue todo, hablamos otro día, ¡hasta luego!

informe de niña explotada por los estudios


tal vez sea muy dramatica con ese titulo, pero es toda la verdad. mi mente exploto literalmente, ahorita es que me estoy empezando a recuperar... les explico: despues de los examenes, lo unico que queria hacer era llegar a mi casa dormir un poco comer algo y luego empezar a escribir como una maniatica, pero... no me llego nada. las palabras no me salian bien y se me era imposible escribir una frase completa sin que tubiese que borrarla como cinco mil veces, aun asi segui intentando. dia tras dia llegaba de la escuela y lo unico que queria hacer era escribir pero al hacerlo lo mismo que les acabe de explicar seguia ocurriendo.


ahora, y despues de ver varias peliculas tipo maria antonieta, romeo y julieta, orgullo y prejuicio, dracula, etc. puedo decir que me he recuperado casi del todo de esa cosa rara que tube y menos mal porque si volvia a sentarme en frente de mi compu para escribir pero no me venia nada bueno, entonces me suicidaria con un cuchillo de mantequilla. jaja literlamennnte jaja


bueno esa crisis me retraso muchisimo en mi avance con el capi 13. lo planeaba montar esta semana, o la anterior pero no pude asi que quizas lo monte el lunes o mañana, si lo termino.


ahora hablando de otra cosa, les queria decir algunas cositas que me andan molestando.

en primer lugar: como se que algunas partes de mi historia tienen que pulirse y ser perfectas voy a tener que hacer de todo lo que he escrito hasta ahora, un borrador y cuando termine la historia me pondre a revisarla y la arreglare :) para prepararla para llevarla a una editorial :)


bueno eso es todo por hoy... creo, pq quizas les traiga un capi de DNG.


los quiero mucho y espero que tengan una hermosa semana santa! :)


~risa~


lunes, 4 de abril de 2011

capitulo 12: infiltrados

aqui les traigo el capi 12 de SLG. espero que lo disfruten y que me dejen un comentario, lamentalemente no pondre imagen aunque tengo una muy buena en mente pues algo esta pasando con esta cosa que si pongo una pic entonces todo lo que tengo escrito pierde los espacios. intentare resolverlo pero mientras pondre algo mas aburrido.


---------------------------------------------------------------


Corría por pasillos, con pisos de mármol y paredes de seda, el viento obligaba a esta tela a bailar bajo su hechizo, otorgándole al ambiente un sentido mágico.

Mis pisadas aceleradas provocaban eco en la estancia, lo mismo ocurría con otras que se escuchaban cerca.

-¡aquí es!- grito Adam mientras su voz se quedaba atrás. –buscaremos aquí-

Dispuesta en devolverme, giré sobre mis talones y corrí de vuelta a donde este chico se encontraba parado.

Tenía la mano sobre la perilla de una de las puertas plateadas que había visto como un borrón de color mientras corría a toda velocidad.

No le veía nada en especial a excepción de un pequeño cartel con símbolos extraños grabados en él.

-¿Qué dice?- dije entre jadeos.

-“solo personal autorizado”- tradujo Adam mientras abría la puerta.

No sentí miedo en el momento en que me toco poner un pie en el cuarto, yo solo seguía a Adam aferrada a su braga marrón.

El lugar se encontraba oscuro, pero no fue por mucho tiempo, la piedra de Adam brilló en la oscuridad y éste la tomo entre sus dedos para luego deslizarla por las paredes ensombrecidas.

Un camino de luz se extendió al paso de la piedra. Este camino fue expandiéndose, iluminando todo a su paso. Techos, pisos, escaleras, muebles, todo fue mostrándose a medida que la luz lo tocaba.

Me quede tan ensimismada en lo que me rodeaba que apenas pude notar cuando solté el traje de mi compañero.

Pasé los dedos sobre la superficie de un antiguo piano descompuesto. No quise preguntar qué hacia un piano en ese lugar, sabía que sería una larga explicación hasta encontrar la lógica del asunto.

-toma- Adam puso una bolsa negra enfrente de mí.

-¿estos son?- el asintió con la cabeza mientras notaba como en su mano restante, cargaba otra bolsa idéntica a la que me estaba entregando.

Tome la bolsa que me tendía para luego abrirla y dejar que un fino traje se deslizara desde su interior. Entonces me di cuenta de algo muy importante.

-¿Adam?- murmuré, volteándome para mirarlo, pero al hacerlo el ya se había desabrochado la braga hasta dejarla por encima de su cintura, mostrándome su musculosa espalda.

Pegué un salto hacia atrás, y caí sobre el piano haciendo un gran estruendo al romper su superficie poco estable. En seguida vi a Adam delante de mí, con una mano estirada y con ojos que denotaban preocupación.

-¿te encuentras bien?- me pregunto mientras sostenía su mano extendida y me impulsaba para salir del hoyo que se había formado en el piano por el peso de mi cuerpo.

-si… eso creo- dije apenada por lo ocurrido.

-¿segura? No pareces muy convencida-

-lo estoy, es solo un moretón- evité su mirada observando el piano destrozado. –¿habrá problema con esto?- señalé mi desastre.

-no te preocupes, estas cosas han estado aquí por mucho tiempo, nadie se preocupa por lo que les pase- respiré profundo y luego bote el aire con fuerza.

Termine de quitarme la ropa lo más rápido de lo que fui capaz, de vez en cuando miraba sobre mi hombro para verificar que Adam no estuviera haciendo nada inadecuado. Pero él seguía ahí, vistiendo su cuerpo con un decoroso uniforme en blanco y negro.

Al terminar los dos nos volteamos al mismo tiempo. Yo me quede sorprendida por como el lucia con ese sencillo pero elegante vestuario, parecía un muñeco… no un muñeco de algún tema en especifico, no representaba nada… o tal vez si, representaba ser integrante del cielo, representaba su población y también sus costumbres.

Me sorprendí a mi misma imaginando que el cielo era como una nueva y complicada ciudad.

-te sienta bien- dijo con una sonrisa. Pero en sus ojos había confusión –espera, falta algo- me dijo mientras se apresuraba en tomar la bolsa negra donde había venido mi uniforme, luego procedió en meter la mano y buscar alguna otra cosa que según él, estaba faltando. –Aquí está- dijo con cierto entusiasmo.

-¿Qué es?- dije intentando ver entre sus dedos la pequeña cosa blanca que estaba escondiendo.

-no, no, cierra los ojos- hice lo que me ordeno y luego sentí como en mi cabeza deslizaba una especie de cinta suave que paso por mi nunca hasta detenerse y quedarse quieta, amarrada a mis cabellos. –Listo, ahora mírate- abrí los ojos y delante de mi había un espejo de mano roto, pero entre las esquirlas de cristal podía ver mi rostro dividido en miles de imágenes. Me fije en solo una de ellas y vi como una especie de cinta con encajes se alzaba por encima de mi pelo haciéndome lucir tierna y aniñada. Yo también me había convertido en una muñequita del cielo.

-que lastima que no tenga un espejo de cuerpo entero, tienes que verte en ese traje- soltó una pequeña risa y luego volvió a mirarme –bueno, hay que apresurarnos si quieres que lleguemos con los señores Dahl antes de que Mitz y Nith descubran que no estás en tu celda.

Asentí con la cabeza determinada a cumplir con mi deber.

Adam se dirigió a la puerta por donde habíamos entrado y yo estaba a punto de seguirlo cuando recordé que mi ropa aun se encontraba tirada en el polvoriento suelo al lado del piano destrozado.

Di media vuelta y tome los shorts y la camisa que hace poco había estado usando. Pero algo raro me llamo la atención cuando mi vista fue a parar sobre las tablas rotas del piano. Era cierto que un hoyo se hundía y se sumergía a través de lo solido, pero ¿era también cierto que ese gran hoyo no era más profundo de lo que se veía? Me incline sobre el piano apoyando mis manos de los bordes, que aun se encontraban en buen estado.

Todo estaba negro, completamente negro. Una mano se poso en mi hombro.

-¿que estas mirando?- Adam parecía interesado y le deje acercarse para que mirara. –Parece profundo, que extraño-

Me cedió el puesto luego de haber mirado cuanto satisfacía su curiosidad, volvió a la puerta pero yo me quede un rato más. A pesar de que sabía que me encontraba apurada por encontrar una manera de pasar las defensas de los guardias, me sentía atraída a ese agujero negro, era como si me llamase.

Incline mi cabeza, y sin querer también lo hizo todo mi cuerpo, a partir de ahí las cosas sucedieron muy rápido. Pensé que caería sobre el suelo de mármol que hace un momento estaba bajo mis pies pero en lugar de eso, caí y caí. Escuché los gritos de Adam llamándome por mi nombre, gritando desesperadamente y luego de un momento me pareció que a cada segundo se acercaban un poco más. ¿Se habría lanzado él también?

Sin previo aviso aterrice sobre una superficie blanda y acolchada. Me di cuenta que todo el lugar olía a vainilla, canela y lluvia fresca, era el mejor olor que había olido en mi vida. Aspiré profundamente por la nariz, apreciando ese nuevo oxigeno que entraba por mis pulmones.

-¡Sophie!- grito Adam desde algún lugar de la estancia. No me había dado cuenta hasta ese momento pero todo el lugar se encontraba oscuro.

-¡Adam!- grite a mi vez mientras palpaba la oscuridad en busca de la seguridad que me proporcionaría mi amigo.

-espera…- dijo desde un lugar algo alejado y entonces vi como una pequeña lucecita blanca se desprendía de la oscuridad y se movía sigilosa hasta iluminarme el rostro. –ahí estas- dijo desde lejos.

Entonces comenzó a moverse y con él la luz también lo hacía. Me sostuvo la mano y yo la estreche más fuerte.

-¿puedes iluminar esto?- le pregunte esperanzada.

-intentaré- dijo mientras sentía como se agachaba y luego con la luz que sostenía en sus manos hacia contacto con el piso acolchado. Éste empezó a iluminarse poco a poco. Hasta que en menos de lo que esperaba, la luz ya había llegado a todos los rincones de ese lugar.

Percibí los vagos aullidos de sorpresa que profería Adam desde su sitio

-¡esto es increíble…!- dijo subiendo su tono de voz.

-sí que lo es…- dije a mi vez mientras daba una pequeña y lenta vuelta. El lugar, increíblemente, parecía estar compuesto por nubes. Me encontraba parada sobre un montón de nubes blancas y esponjosas que parecían aguantar mi peso sin problemas.

Tenía forma de túnel pero las nubes lo deformaban un poco. El techo media seguro unos cuarenta metros por encima de mi cabeza y el ancho me pareció que eran unos buenos diez metros. Podía ver a través de las nubes, podía ver tierras verdes y mares azules, ciudades grises y desiertos dorados.

-será posible…- de repente oí que Adam murmuraba algunas palabras ininteligibles pero a penas fui capaz de escucharlo, solo me mantenía ahí mirando las praderas y las fronteras que componían a ese asombroso planeta que era la tierra. –hay que apurarnos Sophie, sino no creo que lleguemos y las cosas se pondrán peor- la ilusión de ver todas esas maravillas se esfumo cuando sentí mariposas revolotear en mi estomago, sabía que estaba nerviosa, había pedido ver a mis padres; por primera vez los conocería y vería de quien había sacado los ojos verde grisáceo y la inconfundible pasión por la natación, aunque se me resultaba difícil creer que unos asombrosos ángeles como ellos pudieran nadar, seguro pensarían que sería una tontería cuando en lugar de eso tenían la opción de volar, pero allá ellos, yo en cambio me sentía feliz en el agua, era como si estando en ella pudiera volar por mi propia cuenta.

Caminamos por el pasillo de nubes. Las traviesas maripositas no se quedaban quietas y tuve que aguantarme el estomago para calmarlas al menos un poco.

Caminamos y caminamos, parecía interminable hasta que llegamos a una división de tres túneles. Adam me miro y yo a él.

-¿y ahora qué hacemos?- pregunté volviendo a mirar los diferentes tipos de caminos delante de nosotros.

-no lo sé- admitió el, mientras bajaba la cabeza –debimos de haber buscado el modo de subir de vuelta-

-pero… tengo un presentimiento de que este es el camino correcto.-

-está bien, pero de todos modos, ¿en cuál túnel entramos?- lo pensé por un momento, miré cada uno de los túneles con mucha atención, y cuando pase por el tercero algo en mi estomago además de las mariposas que aun sentía, fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un dolor extrañamente familiar, ya lo había sentido antes, cuando había luchado con Deo.

-creo que es este- señale el agujero negro que se extendía por delante de mi

-entonces, vamos- sin dudarlo, lo vi entrar primero a la opción que había elegido.

-¿así nada mas?- pregunte mientras me quedaba plantada, inmóvil, con una expresión de incredulidad en el rostro.

-si… confío en ti- apenas miro sobre su hombro para decirme esto, luego siguió caminando.

Yo seguí detrás de él, sin decir una palabra.

Este túnel era igual de largo que el anterior pero después de un rato al fin pude divisar una puerta. Adam y yo corrimos a ella y cuando llegamos mas mariposas quisieron instalarse en mi estomago, pero las refrene.

Adam fue el que, de los dos, se decidió en poner una mano en la dorada perilla.

Antes de girarla me miró, tal vez con ganas de que mi mirada le diera ánimos y así fué, cuando le dedique mi mejor sonrisa.

La puerta plateada se abrió dejando al descubierto una hilera de escaleras que ascendían. Sin miradas ni cavilaciones avance unos pasos pero una mano en la frente me detuvo.

-¿a dónde crees que vas?- Adam parecía ofendido.

-pues no dejare que subas eso, si alguien te ve, lo que harán contigo no será nada bueno, en cambio si me descubren a mí el castigo será más ligero, créeme estaré bien-

-por favor Sophie, yo soy el que te debería de decir eso, iré primero- camino hasta el pie de la escalera y luego miro hacia arriba mientras empezaba a subir.

Cuando los primeros diez escalones estuvieron libres vi la oportunidad de imitar los pasos de mi amigo.

Mis piernas estaban empezando a dolerme cuando Adam se detuvo. Vi como abría una escotilla y luego asomaba la cabeza por el espacio que se había formado. El corazón me dio un vuelco cuando lo vi subiendo más para salir, luego se agacho y con la mano estirada me ayudo a salir a mí también.

Lo siguiente que vi fue aun mas imposible de creer que aceptar la existencia de ángeles, volar con uno de ellos, saber de la creación de un mundo como el mío o como el de Bart, de caminar por un túnel compuesto de nubes e incluso saber que yo con mis propias manos había matado a alguien. Lo que tenía en frente superaba a todo lo que había vivido hasta ahora.

Proxima reseña

Proxima reseña