lunes, 4 de abril de 2011

capitulo 12: infiltrados

aqui les traigo el capi 12 de SLG. espero que lo disfruten y que me dejen un comentario, lamentalemente no pondre imagen aunque tengo una muy buena en mente pues algo esta pasando con esta cosa que si pongo una pic entonces todo lo que tengo escrito pierde los espacios. intentare resolverlo pero mientras pondre algo mas aburrido.


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Corría por pasillos, con pisos de mármol y paredes de seda, el viento obligaba a esta tela a bailar bajo su hechizo, otorgándole al ambiente un sentido mágico.

Mis pisadas aceleradas provocaban eco en la estancia, lo mismo ocurría con otras que se escuchaban cerca.

-¡aquí es!- grito Adam mientras su voz se quedaba atrás. –buscaremos aquí-

Dispuesta en devolverme, giré sobre mis talones y corrí de vuelta a donde este chico se encontraba parado.

Tenía la mano sobre la perilla de una de las puertas plateadas que había visto como un borrón de color mientras corría a toda velocidad.

No le veía nada en especial a excepción de un pequeño cartel con símbolos extraños grabados en él.

-¿Qué dice?- dije entre jadeos.

-“solo personal autorizado”- tradujo Adam mientras abría la puerta.

No sentí miedo en el momento en que me toco poner un pie en el cuarto, yo solo seguía a Adam aferrada a su braga marrón.

El lugar se encontraba oscuro, pero no fue por mucho tiempo, la piedra de Adam brilló en la oscuridad y éste la tomo entre sus dedos para luego deslizarla por las paredes ensombrecidas.

Un camino de luz se extendió al paso de la piedra. Este camino fue expandiéndose, iluminando todo a su paso. Techos, pisos, escaleras, muebles, todo fue mostrándose a medida que la luz lo tocaba.

Me quede tan ensimismada en lo que me rodeaba que apenas pude notar cuando solté el traje de mi compañero.

Pasé los dedos sobre la superficie de un antiguo piano descompuesto. No quise preguntar qué hacia un piano en ese lugar, sabía que sería una larga explicación hasta encontrar la lógica del asunto.

-toma- Adam puso una bolsa negra enfrente de mí.

-¿estos son?- el asintió con la cabeza mientras notaba como en su mano restante, cargaba otra bolsa idéntica a la que me estaba entregando.

Tome la bolsa que me tendía para luego abrirla y dejar que un fino traje se deslizara desde su interior. Entonces me di cuenta de algo muy importante.

-¿Adam?- murmuré, volteándome para mirarlo, pero al hacerlo el ya se había desabrochado la braga hasta dejarla por encima de su cintura, mostrándome su musculosa espalda.

Pegué un salto hacia atrás, y caí sobre el piano haciendo un gran estruendo al romper su superficie poco estable. En seguida vi a Adam delante de mí, con una mano estirada y con ojos que denotaban preocupación.

-¿te encuentras bien?- me pregunto mientras sostenía su mano extendida y me impulsaba para salir del hoyo que se había formado en el piano por el peso de mi cuerpo.

-si… eso creo- dije apenada por lo ocurrido.

-¿segura? No pareces muy convencida-

-lo estoy, es solo un moretón- evité su mirada observando el piano destrozado. –¿habrá problema con esto?- señalé mi desastre.

-no te preocupes, estas cosas han estado aquí por mucho tiempo, nadie se preocupa por lo que les pase- respiré profundo y luego bote el aire con fuerza.

Termine de quitarme la ropa lo más rápido de lo que fui capaz, de vez en cuando miraba sobre mi hombro para verificar que Adam no estuviera haciendo nada inadecuado. Pero él seguía ahí, vistiendo su cuerpo con un decoroso uniforme en blanco y negro.

Al terminar los dos nos volteamos al mismo tiempo. Yo me quede sorprendida por como el lucia con ese sencillo pero elegante vestuario, parecía un muñeco… no un muñeco de algún tema en especifico, no representaba nada… o tal vez si, representaba ser integrante del cielo, representaba su población y también sus costumbres.

Me sorprendí a mi misma imaginando que el cielo era como una nueva y complicada ciudad.

-te sienta bien- dijo con una sonrisa. Pero en sus ojos había confusión –espera, falta algo- me dijo mientras se apresuraba en tomar la bolsa negra donde había venido mi uniforme, luego procedió en meter la mano y buscar alguna otra cosa que según él, estaba faltando. –Aquí está- dijo con cierto entusiasmo.

-¿Qué es?- dije intentando ver entre sus dedos la pequeña cosa blanca que estaba escondiendo.

-no, no, cierra los ojos- hice lo que me ordeno y luego sentí como en mi cabeza deslizaba una especie de cinta suave que paso por mi nunca hasta detenerse y quedarse quieta, amarrada a mis cabellos. –Listo, ahora mírate- abrí los ojos y delante de mi había un espejo de mano roto, pero entre las esquirlas de cristal podía ver mi rostro dividido en miles de imágenes. Me fije en solo una de ellas y vi como una especie de cinta con encajes se alzaba por encima de mi pelo haciéndome lucir tierna y aniñada. Yo también me había convertido en una muñequita del cielo.

-que lastima que no tenga un espejo de cuerpo entero, tienes que verte en ese traje- soltó una pequeña risa y luego volvió a mirarme –bueno, hay que apresurarnos si quieres que lleguemos con los señores Dahl antes de que Mitz y Nith descubran que no estás en tu celda.

Asentí con la cabeza determinada a cumplir con mi deber.

Adam se dirigió a la puerta por donde habíamos entrado y yo estaba a punto de seguirlo cuando recordé que mi ropa aun se encontraba tirada en el polvoriento suelo al lado del piano destrozado.

Di media vuelta y tome los shorts y la camisa que hace poco había estado usando. Pero algo raro me llamo la atención cuando mi vista fue a parar sobre las tablas rotas del piano. Era cierto que un hoyo se hundía y se sumergía a través de lo solido, pero ¿era también cierto que ese gran hoyo no era más profundo de lo que se veía? Me incline sobre el piano apoyando mis manos de los bordes, que aun se encontraban en buen estado.

Todo estaba negro, completamente negro. Una mano se poso en mi hombro.

-¿que estas mirando?- Adam parecía interesado y le deje acercarse para que mirara. –Parece profundo, que extraño-

Me cedió el puesto luego de haber mirado cuanto satisfacía su curiosidad, volvió a la puerta pero yo me quede un rato más. A pesar de que sabía que me encontraba apurada por encontrar una manera de pasar las defensas de los guardias, me sentía atraída a ese agujero negro, era como si me llamase.

Incline mi cabeza, y sin querer también lo hizo todo mi cuerpo, a partir de ahí las cosas sucedieron muy rápido. Pensé que caería sobre el suelo de mármol que hace un momento estaba bajo mis pies pero en lugar de eso, caí y caí. Escuché los gritos de Adam llamándome por mi nombre, gritando desesperadamente y luego de un momento me pareció que a cada segundo se acercaban un poco más. ¿Se habría lanzado él también?

Sin previo aviso aterrice sobre una superficie blanda y acolchada. Me di cuenta que todo el lugar olía a vainilla, canela y lluvia fresca, era el mejor olor que había olido en mi vida. Aspiré profundamente por la nariz, apreciando ese nuevo oxigeno que entraba por mis pulmones.

-¡Sophie!- grito Adam desde algún lugar de la estancia. No me había dado cuenta hasta ese momento pero todo el lugar se encontraba oscuro.

-¡Adam!- grite a mi vez mientras palpaba la oscuridad en busca de la seguridad que me proporcionaría mi amigo.

-espera…- dijo desde un lugar algo alejado y entonces vi como una pequeña lucecita blanca se desprendía de la oscuridad y se movía sigilosa hasta iluminarme el rostro. –ahí estas- dijo desde lejos.

Entonces comenzó a moverse y con él la luz también lo hacía. Me sostuvo la mano y yo la estreche más fuerte.

-¿puedes iluminar esto?- le pregunte esperanzada.

-intentaré- dijo mientras sentía como se agachaba y luego con la luz que sostenía en sus manos hacia contacto con el piso acolchado. Éste empezó a iluminarse poco a poco. Hasta que en menos de lo que esperaba, la luz ya había llegado a todos los rincones de ese lugar.

Percibí los vagos aullidos de sorpresa que profería Adam desde su sitio

-¡esto es increíble…!- dijo subiendo su tono de voz.

-sí que lo es…- dije a mi vez mientras daba una pequeña y lenta vuelta. El lugar, increíblemente, parecía estar compuesto por nubes. Me encontraba parada sobre un montón de nubes blancas y esponjosas que parecían aguantar mi peso sin problemas.

Tenía forma de túnel pero las nubes lo deformaban un poco. El techo media seguro unos cuarenta metros por encima de mi cabeza y el ancho me pareció que eran unos buenos diez metros. Podía ver a través de las nubes, podía ver tierras verdes y mares azules, ciudades grises y desiertos dorados.

-será posible…- de repente oí que Adam murmuraba algunas palabras ininteligibles pero a penas fui capaz de escucharlo, solo me mantenía ahí mirando las praderas y las fronteras que componían a ese asombroso planeta que era la tierra. –hay que apurarnos Sophie, sino no creo que lleguemos y las cosas se pondrán peor- la ilusión de ver todas esas maravillas se esfumo cuando sentí mariposas revolotear en mi estomago, sabía que estaba nerviosa, había pedido ver a mis padres; por primera vez los conocería y vería de quien había sacado los ojos verde grisáceo y la inconfundible pasión por la natación, aunque se me resultaba difícil creer que unos asombrosos ángeles como ellos pudieran nadar, seguro pensarían que sería una tontería cuando en lugar de eso tenían la opción de volar, pero allá ellos, yo en cambio me sentía feliz en el agua, era como si estando en ella pudiera volar por mi propia cuenta.

Caminamos por el pasillo de nubes. Las traviesas maripositas no se quedaban quietas y tuve que aguantarme el estomago para calmarlas al menos un poco.

Caminamos y caminamos, parecía interminable hasta que llegamos a una división de tres túneles. Adam me miro y yo a él.

-¿y ahora qué hacemos?- pregunté volviendo a mirar los diferentes tipos de caminos delante de nosotros.

-no lo sé- admitió el, mientras bajaba la cabeza –debimos de haber buscado el modo de subir de vuelta-

-pero… tengo un presentimiento de que este es el camino correcto.-

-está bien, pero de todos modos, ¿en cuál túnel entramos?- lo pensé por un momento, miré cada uno de los túneles con mucha atención, y cuando pase por el tercero algo en mi estomago además de las mariposas que aun sentía, fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un dolor extrañamente familiar, ya lo había sentido antes, cuando había luchado con Deo.

-creo que es este- señale el agujero negro que se extendía por delante de mi

-entonces, vamos- sin dudarlo, lo vi entrar primero a la opción que había elegido.

-¿así nada mas?- pregunte mientras me quedaba plantada, inmóvil, con una expresión de incredulidad en el rostro.

-si… confío en ti- apenas miro sobre su hombro para decirme esto, luego siguió caminando.

Yo seguí detrás de él, sin decir una palabra.

Este túnel era igual de largo que el anterior pero después de un rato al fin pude divisar una puerta. Adam y yo corrimos a ella y cuando llegamos mas mariposas quisieron instalarse en mi estomago, pero las refrene.

Adam fue el que, de los dos, se decidió en poner una mano en la dorada perilla.

Antes de girarla me miró, tal vez con ganas de que mi mirada le diera ánimos y así fué, cuando le dedique mi mejor sonrisa.

La puerta plateada se abrió dejando al descubierto una hilera de escaleras que ascendían. Sin miradas ni cavilaciones avance unos pasos pero una mano en la frente me detuvo.

-¿a dónde crees que vas?- Adam parecía ofendido.

-pues no dejare que subas eso, si alguien te ve, lo que harán contigo no será nada bueno, en cambio si me descubren a mí el castigo será más ligero, créeme estaré bien-

-por favor Sophie, yo soy el que te debería de decir eso, iré primero- camino hasta el pie de la escalera y luego miro hacia arriba mientras empezaba a subir.

Cuando los primeros diez escalones estuvieron libres vi la oportunidad de imitar los pasos de mi amigo.

Mis piernas estaban empezando a dolerme cuando Adam se detuvo. Vi como abría una escotilla y luego asomaba la cabeza por el espacio que se había formado. El corazón me dio un vuelco cuando lo vi subiendo más para salir, luego se agacho y con la mano estirada me ayudo a salir a mí también.

Lo siguiente que vi fue aun mas imposible de creer que aceptar la existencia de ángeles, volar con uno de ellos, saber de la creación de un mundo como el mío o como el de Bart, de caminar por un túnel compuesto de nubes e incluso saber que yo con mis propias manos había matado a alguien. Lo que tenía en frente superaba a todo lo que había vivido hasta ahora.

3 comentarios:

  1. Aiii lindisimo capitulo. Muy interesante... Me ha encantado.. a sophie si le pasan cosas :P

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  2. Ahh!!!! Qu bueno, ya extrañaba tus capis :D
    Me alegra que publicaras, el capi está genial, buenísimo...
    Espero que publiques pronto, que quedé con ganas de mas.
    Cuídate, que estés bien, nos "vemos"

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  3. DEMONIOS! aparerce el capi de la nada y como si fuera poco, me deja esperando por que es lo que ha visto sophie...HAHAHAH!
    no, ya hablando enserio, que buen final has escrito! me dejas con la intriga del ¿que pasa? y en realidad quiero saber mucho mas! Adam es taaan tierno! haha, quisiera un amigo como el! y cuando sabre mas de Bart? (aunque el amor me tiene harta) me encantaria ver el reencuentro de ella y el!
    hahahaha, te mando un beso risaaaa que gusto tnerte de regreso!
    atte:
    withney

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