lunes, 18 de abril de 2011

capitulo 13: Amethyst y Bret

aqui les traigo un nuevo capi. espero que sea de su agrado porque me esforce mucho en escribirlo.
el 14 viene casi de inmediato, bueno no tanto, no se emocionen. es solo que tengo una gran mayoria ya escrito pero aun asi va a tardarse dos dias max. espero que puedan dejarme sus comentarios :) hasta luego!


El salón era grande, más grande de lo que nunca imagine que pudiera ser.

Las paredes subían hasta tocar un techo tapizado por una delgada capa de pintura que formaba, mágicamente, figuras de ángeles desnudos con alas largas y blancas. Había tantas figuras pintadas en el techo que era imposible predecir lo que formaban exactamente, pero lo interesante era que si me plantaba ahí, para mirar, seguro encontraría unas cuantas pinturas inimaginables, como esos ángeles que se dibujaban en el centro del lugar. Formaban con sus cabezas un círculo y en el centro siete diferentes colores se pintaban.

Enfrente de nosotros, una piscina de agua azulada ocupaba todo el lugar. Era como si ese cuarto en especial se prestara únicamente para ser una piscina.

Al otro extremo de donde nos encontrábamos, sentada sobre las baldosas que rodeaban sutilmente la piscina. Una niña, con las rodillas dobladas hasta tocar su pecho se encontraba mirando su reflejo en el agua.

Su cabello, de un familiar color rojo caía por su rostro hasta tocar el suelo. Las pecas que se notaban sobre sus mejillas parecían bien disimuladas con el pálido tono de piel que conformaba su cara. Solo se encontraba vestida por un vestido blanco, sencillo y sin muchas decoraciones.

De repente, luego de un tiempo, la niña alzó la mirada y al ver sus ojos tuve que retroceder unos pasos, como si esa mirada fuera un puñal que me atravesara el pecho.

Una mano preocupada se poso sobre mi hombro y luego sentí un cálido aliento rosar mi cuello.
-¿estás bien?- me pregunto Adam mientras inconscientemente apretaba su agarre.
-si… pero, ¿Quién es ella?- susurre, inclinando la cabeza.
-no lo sé- parecía sincero, pero me llevo a preguntarme si el hecho de estar ahí enfrente de una desconocida, sería algo peligroso.
La niña seguía mirándome pero algo en sus ojos color rojo rubí, cambio. Algo en su manera de sentarse o quizá en su forma de moverse había cambiado. Se veía feliz, más de lo que estaba hace unos segundos y eso se reflejaba en todas sus acciones.

Lentamente se puso en pie y con una leve sonrisa comenzó a rodear la piscina.

Una vez llegado a la esquina que estaba a mi derecha, ella se detuvo. Luego separando sus labios comenzó a hablar.

-eres tú… ¿verdad?- un sonido tintineante salió de su boca, como si de una campanita se tratase. Se me fue un poco difícil reconocer ese sonido como su voz.

-yo… - mire a Adam exigiendo respuestas, pero el solo se encogió de hombros y me insto a que siguiera hablando. –Yo… soy Sophie- dije sintiéndome tonta, pero la niña en cambio me miro y sonrió más ampliamente.

-eres tu- dijo mientras se acercaba mas a mi –sabia que estabas aquí, podía sentir tu presencia pero… no puedes quedarte por mucho tiempo mas, ellos… ellos están buscándote- me pareció escuchar una especie de temblor en su voz, como si llorase al decir esas palabras, y efectivamente sus ojos rojos se pusieron vidriosos y de uno de ellos una gota se desbordo hasta resbalar por su mejilla.

Me di cuenta que en varias partes de su cuerpo manchas rojas y moradas parecían disimularse con su delicada tez.

-¿fueron los mismos quienes te causaron esos hematomas en el cuerpo?- pregunte, señalando educadamente los morados en su piel. Pero ella solo se limito a mirarme con tristeza.

-no deberías preocuparte por mí, en este momento solo puedes preocuparte por salir de aquí- sus largos cabellos le llegaban a los tobillos, tal vez por eso no había notado antes tres rasgos que ya había visto con anterioridad.

Su edad variaba entre los seis o siete años.

Sus ojos rojos no podían pasar desapercibidos ante nadie.

Su cabello, aunque largo, poseía ese color que se me hacia tan familiar: rojo incandescente con mechones marrones.

Aun así, me pregunte por que ella aun no había mencionado a Lucien. Tal vez se diera el hecho de que no lo conociese aun, quizás ni sabe que hay una persona con total parecido a sus rasgos.

-acabo de llegar- se me ocurrió mencionar –Dime, ¿cómo es que me conoces?- junte mis manos unidas sobre mi vientre y luego me acerque un par de pasos a ella.

Ésta abrió la boca, luego la cerró y después la abrió de nuevo en plan de responderme.

-no recuerdo mi pasado- dijo esto, apenas con una lastimera sonrisa –no estoy segura que tenga uno. Pero he oído tantas cosas que… - se detuvo y escuché como un pequeño jadeo salió de su garganta con esfuerzo. –me han dicho que soy muy importante, aunque desconozco para quien. Y de vez en cuando puedo sentir la prueba de esto, al encontrarme sola, como el momento antes de su llegada. Siento cosas… a veces puedo escuchar conversaciones que no están ni en esta habitación ni en este mundo, estoy segura que todas han sido provenientes de tu persona- esperó a que dijera algo pero yo solo me limite a mirar la enorme piscina. –por eso cuando me miraste y me dijiste tu nombre, ese el cual ha sido víctima de muchas horas en mi mente, supe que tú eras la que está detrás de todo lo que he oído aquí, supe que contigo tengo que estar.- tuve tiempo de mirarla antes de que un ruido ensordecedor resonara en todos los rincones de la estancia, haciendo eco… propagándose como algo escandaloso.

Vi como la niña se giraba bruscamente en dirección en donde hace unos minutos se encontraba sentada, yo también lo hice, aunque arrepentida estoy de haberlo hecho, porque nunca olvidare lo que vi a continuación.

Su cabello marrón ondeando al viento… Sus marrones ojos me miraban… pero yo en cambio solo pude mirarlo incrédulamente. No era posible que él estuviera aquí… estaba segura que algo andaba mal.

-Bret…- susurre entrecortadamente. Vi con el rabillo del ojo como la niña se volteaba a mirarme, confundida.

-te equivocas, el es Deo- susurró.

-eso es imposible- una risita infantil se coló por entre esas últimas palabras. Pero no fui capaz de continuar cuando vi la fría expresión en los ojos de Bret.

-¿Bret?- pregunté, acercándome dos pasos al borde de la piscina. Vi con sorpresa como de entre los labios de mi amigo una sonrisa empezaba a surgir, claro que no era una risueña y encantadora como lo había sido en tiempos pasados, en su lugar, una sonrisa divertida pero secretamente maligna se dibujaba en sus jóvenes facciones.

-querida Charlotte- era su voz… pero él no estaba ahí, no cuando tenía tantas pruebas ante mí:

Su modo de mirarme había cambiado.

Él no sabía cuál era mi nombre real, sin embargo se había referido a él para llamar mi atención.

Y… que podría estar haciendo un humano aquí a menos de que fuera… recordé las palabras que una vez me había dicho Bart:
“Para aniquilar las almas de los rezagados hay que proceder en colocar una cruz bendita en su pecho y de esa manera, su alma quedara atrapada en donde sea que el portador quiera que este (…) su alma la dejé en su mundo, pero nada impida que vuelva con otro cuerpo…”
-Bret debe ser el nombre del muchacho que me regaló su cuerpo. Tu sabes que esto bien se hubiese evitado si hubieses venido conmigo desde un principio- dijo fríamente, pero yo solo podía pensar en cómo salir de esas.

-pues aquí me tienes, ahora puedes dejar en libertad el cuerpo de mi amigo y a esta niña que muy poca importancia tiene en este asunto- reclame con autoridad pero a pesar de mi dureza Deo solo se siguió riendo en silencio, burlándose de mí. -¿Qué es tan gracioso?- repliqué.

-pues mi querida Charlotte, el hecho de que te quedes me resulta realmente muy gratificante, pero dejar libre este cuerpo me temo que resultará imposible, al igual que el hecho de que deje ir a Amethyst- supuse que ese sería el nombre de la niña que tenia al lado, por la forma en que sus hombros se encogieron cuando Deo mencionó su nombre.

-por favor, ¿Qué tengo que hacer para que lo que te pido se haga posible?- le dije odiando el modo en que mi voz adoptaba un tono de suplica.

El pareció pensarlo seriamente por un tiempo, pero luego me miró con malicia.

-te diré algo, te doy este cuerpo, a cambio de que me consigas otro y con respecto a Amethyst, ella se tiene que quedar aquí. Es lo que propongo-

-no lo apruebo-

-entonces ¿Qué es lo que quieres?-

-yo me quedo, Bret y Amethyst salen. ¿Comprendes?- dije esperando que aceptara.

Deo obligó al rostro de Bret a adoptar una expresión testaruda luego salió de la habitación por donde había entrado que era una gran puerta que no había alcanzado a ver antes.

Adam se planto enfrente de mí con los ojos desorbitados.

-te has vuelto loca o que- me dijo casi a gritos.

-tengo que asegurarme de que mis amigos estén a salvo. Además estando aquí podré hacer mucho más que estando afuera- le dedique una sonrisa. –Ya verás que todo saldrá bien-

-Sophie, Sophie, Sophie…- terminó diciendo mientras se aguantaba el puente de la nariz, se veía muy frustrado y no lo culpaba, pero tenía que entender lo que estaba ocurriendo.

-todo saldrá bien- repetí. Pero una nueva personita se pegó a mi brazo, aferrándose a este como si fuese un salvavidas. La mire y ella me miro a mi, le dediqué una de mis sonrisas relajadas y dulces y con eso logre relajar un poco su seño fruncido.

-no vas a sacrificarte por mi- me dijo con una voz chillona a causa de las lagrimas.

Le acaricie los rojos y despeinados cabellos.

-no voy a sacrificarme, ellos me necesitan y por eso no me harán daño- ella me miró con ojos llorosos y yo la seguí abrazando cuando las puertas se abrieron de nuevo.

-está decidió. Sera como tú digas- solté una débil sonrisa mientras intentaba despegar a la pequeña Amethyst.

-tranquila, prometo que todo estará bien. Además tienes que conocer a alguien- sonreí al pensar en Lucien y en como seria la expresión de ambos al encontrar a su gemelo perdido. –Adam te llevara a un lugar seguro-

Sus bracitos se aflojaron y pude zafarme de su agarre.

Mire por última vez a Adam quien todavía se encontraba sosteniendo su frente y luego a Amethyst quien tenía los puñitos alzados hasta tocar sus ojos para secar las lágrimas que seguían cayendo.

Luego desvié la mirada en dirección a Deo, este levanto una mano con la palma estirada y cuando la cerró fue como si una fuerza invisible me sostuviera del cuello y la cintura para luego jalarme bruscamente y transportarme del otro lado de la piscina.

Había cerrado los ojos, así que cuando los abrí de nuevo, vi como Adam sostenía a Amethyst de un brazo delicadamente, mientras esta lloraba por lo que me había acabado de suceder, ambos estaban del otro lado de la piscina.

Di media vuelta y ahí estaban esos ojos marrones.

-hola, hace mucho tiempo que no nos vemos- me dijo sonriendo. Yo solo pude mirar mis zapatos y dejar que el me tomara de la cintura para dejarme entrar por una puerta que conectaba lo que no quería dejar con lo que tenía que enfrentar.

Para estos momentos necesitaba tener a Bart tomando mi mano, pero él no estaba, solo sus palabras me quedaban. Por alguna razón sabia que el también estaba pensando en mi “se valiente” oí que decía una voz en mi cabeza. ¿Podría serlo?

Eso es lo que estaba a punto de averiguar.

2 comentarios:

  1. OMG!!!NO!!!
    sophie!, yo etsaba segura que este seria el capi en el que iban a salvarla, yo estaba segura! T_T
    Ahy no! pobre Sophie, no puedo ni imaginarme que demonios le va a pasar alla dentro, Y DONDE ESTA BART CUANDO SE LE NECESITA?
    uFF, voy a intentar relajarme antes que me de algo aqui,
    Hehehe, me encanta tenerte de regreso Risa, con este hermoso capi y la promesa de uno mucho mejor! hehehe,
    'sabes que te quiero amiiiga y te mando un gran beeeso!
    atte
    withney
    (soul-littlecorner.blogspot.com)

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  2. ohhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!
    cuando publikaras mas capitulos???''?
    cuando???
    no me hagas sufrir estare al tanto de tu capitulos
    besitos

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