lunes, 10 de enero de 2011

09 de enero del 2011


nuevo capi de "diario de una chica normal" espero que lo disfruten y que me dejen su opinion. mañana montare la segunda parte del capi 6 de SLG.



Primer día de clases, ahora soy oficialmente una estudiante de quinto año. Me gusta tener el titulo. De pequeña pensaba que los de quinto eran los mejores, que eran los reyes del universo, que podían casarse y tener hijos entre otras muchas cosas locas. Pero ninguna de ellas es verdad, claro está.
Esta mañana me subí al bus escolar, ya que Nate no me quiso llevar.
-lo siento mucho querida… mmm como te llamabas? Ahh si Anelin, lo siento mucho pero creo que los asientos no están diseñados para resistir tanto… peso- dicho esto tomo sus llaves y se fue.
Así que mi primer día tuve que pasarla con un montón de chicos pequeños, que gritaban tonterías y lanzaban papelitos por todo el vehículo.
Cuando llegue casi me caí cuando dos niños pasaron a ambos lados de mi cuerpo empujándome.
-fuera de mi camino maldita vaca- eso también era normal. No me preocupe mucho y seguí mi camino hasta las aulas de clase calificadas como las aulas de quinto.
Me encuentro en quinto B. en la lista de alumnos de ese salón vi que este año no podre compartirlo con Nayla. Pero si con Barton, cosa que es un poco reconfortante.
Al entrar al salón, tome la primera mesa que vi como puesto y me senté.
Los chicos fueron llegando uno por uno, pasando a mi lado y murmurando palabras por lo bajo.
-no puedo creer que haya tocado otra vez con Anelin Jordan…-
-se puso adelante, ahora no podre tomar apuntes bien-
-mírala seguro va a romper esa silla-
-si… es cierto, deberían comprarle una silla especial donde sentarse-
Esos comentarios… en cierto modo tampoco me importan, solo me da pena por esas personas que siendo ya tan grandes siguen con los juegos de kínder.
Al fin Barton apareció por la puerta con una sonrisa enorme en el rostro y buscando entre los treinta estudiantes a una persona en particular, su mirada se fijo en mí y luego corrió hasta mi puesto.
-que tal An, ¿lista para nuestro primer día como estudiantes de quinto año?- me pregunto con su tono alegre mientras apoyaba su peso en mi mesa y me miraba fijamente.
-realmente… no-
-¿lo volvieron a hacer verdad?- su mirada demostraba lastima y decepción, las dos cosas que menos esperaba que una persona sintiera por mí.
-solo Nate, pero no fue nada, en serio me encuentro de maravilla- tenía que mentirle, decirle todo lo que me había pasado hasta ese momento seria como incentivar su propio suicidio y francamente quiero mucho a mi mejor amigo como para hacerle eso.
Se sentó a mi lado mientras el puesto que se encontraba detrás y el del otro lado se mantenían vacios.
Las últimas personas que llegaron a la clase se sentaron en esos puestos con una mueca de asco mientras me miraban.
Vi física, química, luego laboratorio de ambas y después el recreo. En donde lo normal era irnos al último piso y comer sin escuchar los insultos de los demás chicos inmaduros.
Nayla se reunió con nosotros y empezamos a comer, hablando de todo lo que habíamos hecho en vacaciones y todo lo que nos esperaba para este nuevo año.
Cuando volvió a sonar el timbre anunciando el fin del recreo, Barton y yo nos fuimos a nuestra aula mientras Nayla se iba a la suya.
Vimos historia, biología, matemática y calculo y luego sonó el timbre anunciando la salida.
Me levante con un pequeño esfuerzo de la diminuta mesa, me reuní con Barton y Nayla que se encontraban esperándome en el marco de la puerta.
-¿que irán a hacer hoy chicos?- pregunto Barton mirándome de reojo.
-pienso ir al gimnasio, hoy es día de hacer spinning y no puedo faltar sino mi madre me mata- respondió Nayla mientras bajábamos las escaleras rumbo a nuestro sitio habitual para esperar a que nos buscaran.
-yo tengo planeado ir a un McDonald o a un KFC .- sentí el peso de las miradas de mis amigos.
-tengo una mejor idea, porque no acompañas a Nayla a su gimnasio- puse una mueca esperando a que se retractara de lo que había acabado de decir, pero no fue así, en lugar de eso siguió mirándome con ojos penetrantes.
-está bien…- se pudo oír el gritico de felicidad de Nayla ante mi respuesta positiva.
-la pasaremos muy bien- me dijo agarrándome ambas manos, luego se escucharon unas cornetas.
-ese es mi padre, tengo que irme- Nayla se fue mientras agitaba la mano detrás de ella y nos despedía con un alegre “adiós!” para luego agregar “nos vemos más tarde Anelin”
Oí la risa despreocupada de Barton a mis espaldas, me di la vuelta bruscamente encarando sus ojos.
-calla- nos sentamos mientras el soltaba una última risita y luego se apoyaba en una pared de ladrillos.
-te estoy haciendo un favor- me dijo mirándome fijamente pero yo me encontraba viendo el cielo, rehusándome a prestarle atención. –Vamos An.- dijo en un tono molesto –sabes que tengo razón, si tu familia no quiere cuidarte entonces tus amigos lo harán-
Esas palabras me han dejado pensando todo el día, pero igual no he querido obedecer. ¿Qué puedo decir? Me gusta ser quien soy y no voy a cambiar solo porque alguien más me diga que tengo que hacerlo.
Barton se fue temprano, en cambio yo tuve que esperar por veinte minutos más a que mi madre llegara.
Fue un largo camino de regreso, había mucho tráfico y mi madre solo se preocupaba en hablar por teléfono sin ni siquiera dirigirme unos buenos días. Buscamos a mi hermana antes de llegar a la casa, pero al parecer yo no era la única que había tenido un mal día.
-¡los profesores piensan que nos pueden mandar la pila de tareas solo porque son maestros!- grito con su tono agudo de niña malcriada. Mi madre seguía hablando por teléfono pero se despego un momento para dedicarle una bella sonrisa a Moly con la cual, esta se tranquilizo.
Al llegar a casa, mi padre se encontraba en su estudio trabajando, mi hermano ya tenía un tiempo de haber llegado por lo tanto se había adueñado del internet.
Moly empezó a gritarle exigiendo su merecido tiempo en la computadora pero mi hermano solo se dedico a ignorarla lo que causo aun más gritos insoportables.
Fui directo a mi cuarto que se encontraba en el ático. Me habían dicho que pronto arreglarían el cuarto que estaba predispuesto para mí, pero tiempo después de haber mencionado esas palabras, decidieron instalar un gimnasio en donde se suponía que sería mi habitación. Llore por tres semanas al ver que lo que había pedido no se había podido cumplir, nadie subió a consolarme, pero de nuevo, seguía estando bien, lo aceptaba y me decía que las cosas que no me matan me hacen más fuerte.
No le avise a nadie cuando Salí por la puerta trasera que me iba al gimnasio con Nayla.
Sabía que primero preguntarían, “¿quién era Nayla?” a pesar de que la conocía desde segundo grado. Después seguro se reirían porque no creerían el hecho de que en verdad me dirigiera a un gimnasio.
Camine varias cuadras hasta encontrar la pequeña casa que me había descrito Nayla. Era blanca y se encontraba adornada con detalles azules.
Por la puerta apareció una joven de cabellos rubios y ojos azules, con un cuerpo envidiable siendo cubierto por ropa deportiva bien ajustada. Al verme abrió los ojos de par en par mientras exclamaba.
-¡viniste! ¡Viniste!- fue corriendo hacia mí y me abrazo. Nayla era muy hiperactiva tal vez por eso se mantenía con esa contextura.
-claro que vine, no podía dejarte esperando- le dije mientras me dejaba conducir por el camino de piedra hasta llegar al umbral de la puerta donde pude oler el aire acondicionado y pude oír las maquinas haciendo lo suyo.
Pasamos un día increíble, estaba muy equivocada cuando pensaba en que sería pésimo estar en este ambiente. Me encontraba feliz, hacia un buen tiempo que no me divertía.
Al terminar las horas de spinning me encontraba sudada de pies a cabeza pero no me encontraba cansada, bueno… tal vez solo un poco pero eso era superado por la alegría de tener a Nayla a mi lado.
Me llevo en su carro a mi casa, donde llegue sin que nadie se diese cuenta si quiera que hubiera salido. Me perdí el almuerzo pero estaban a punto de servir la cena.
Me cambie, me vestí, y luego baje a comer. Al terminar me encargaron de lavar los platos y después subí de nuevo al ático donde me tumbe a mi cansada por este largo día.
Le estoy escribiendo con un sueño de miedo, apenas puedo sostener el bolígrafo en mis manos.
Mi teléfono acabo de sonar y era Barton con uno de sus mensajes diciendo.
“Nayla me conto que la pasaron de maravilla, ahora debes estar mejor. Me alegra que hayas tenido un diferente, buenas noches An”
Sonreí como una tonta al leer su mensaje pero no puedo mantener un tiempo mas los parpados abiertos.
Les hablare mañana asiíque hasta luego.
Con amor Anelin.

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho este relato no habia leido otro parecido!! me encanta!! sube más!!!

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  2. me encanto el relato!! siempre que puedo leo! espero que subas el próximo rápido! había escuchado una historia similar en una actividad especial en el colegio en donde trabajo con los de Kraft Argentina.

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  3. Wiiii!!!
    Mola muchisimo, me alegro de que Barton le haya convencido, espero que siga :P
    A por el siguiente cap =)

    Cuidate!

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