miércoles, 5 de enero de 2011

capitulo 5: despues de tiempos malos, vienen los buenos

al fiiin pude montarloo... ufff me costo mucho este capi, ahora el proximo que ya me esta empezando a dar probelamas, porfa apoyenme, necesito sus comentarios para seguir. porque mi sueño mas grande es poder publicar esta historia asi que ayudenme :) aqui se los dejo. que lo disfruten.









Me metí entre sus negros ropajes que tenían cierto olor a madera humedecida, cubriendo esa masa negra con mis brazos evitando en lo posible su escape.

Para mi sorpresa el chico de negro también me cubrió con sus brazos. Pero yo no pensaba posponerlo por más tiempo. Era ahora o nunca.

Una de mis manos que se había quedado con la daga, se encontraba apoyada en su espalda, luego cuidadosamente la separe unos centímetros para obtener mayor movilidad a la hora de atacar pero… algo me detuvo. Una fría y firme mano sostenía mi antebrazo.

-Charlotte, no vengo aquí para matarte- susurro en mi oído con palabras dulces. Debí dar un salto al escuchar su voz pues sus brazos se ciñeron más alrededor de mi cuerpo como si quisiera calmarme, como si quisiera decirme que todo estaba bien.

-ya te lo dije antes, y desde ese entonces mi opinión no ha cambiado, así que te recomiendo que me llames por mi nombre- le dije con palabras frías sabiendo que ahora yo tenía el poder de hacerlo sufrir con mi voz.

-está bien, Sophie…- dijo de mala gana mi nombre, pero esperé a que continuara –escucha, se que lo que te he hecho ha sido muy horrible. Pero ese es mi modo de solucionar las cosas...- dijo acercándome más hacia él, aunque ya me parecía imposible, con la cercanía que teníamos – estoy en una misión- dijo con voz tranquila –una misión que comenzó cuando cumpliste los seis años- un escalofrío recorrió mi nuca, volviendo a rememorar todos esos momentos felices con mi abuela. –La misión me fue ordenada por tus propios padres- me susurro seductoramente al oído. Pero sus palabras no tenían nada de seductor. Mis piernas empezaron a temblar y mi abrazo de la muerte empezó a fallar.

-¿a qué te refieres?- le pregunte, pero otra vez ese sexto sentido me decía que no debía haberlo preguntado.

-tus padres te quieren de vuelta con ellos- me dijo en un susurro.

-no te creo- le dije tratando de convencerme a mi misma de si lo que estaba diciendo en verdad era cierto.

-ya no importa, ahora por fin te tengo- y con un súbito apretón alrededor de mi cintura un remolino idéntico al que apareció cuando era niña, empezó a formarse alrededor de nosotros.

De inmediato me di cuenta que todo lo que me dijo era mentira. Vaya tonta que era, me había acercado a la propia boca del lobo. Pero pensé rápidamente las cosas. Como ya me había encontrado antes con ese remolino, y sabía que tardaría un corto tiempo para que los símbolos dorados se completaran, aprovecharía en buscar una oportunidad.

Tenía que tener todos los sentidos al tanto para enterarme de esta “oportunidad”. Pero, pude darme cuenta fácilmente que ese chico había cometido un error, probablemente el más grande de su vida: Me había soltado la mano con la que sostenía la daga.

Ya sabía que él no se había percatado, pues se encontraba muy ocupado susurrando cosas, pero también sabía que no tardaría en darse cuenta.

Sin dudas, sin pensarlo, mi mano se movió con agilidad sin permitirle ni siquiera tiempo para respirar. Entonces clave la daga en su pecho cerrando los ojos con fuerza y escondiendo la cara en mi pelo que para ese momento se mantenía a ambos lado de mi cabeza.

Un líquido comenzó a brotar de la herida, alcanzando a salpicar mi desgastada ropa.

Quejidos de dolor se agolparon en su boca y luego cayó en mis manos con pesadez.

El aire, que en todo ese tiempo se había encontrado pesado y maligno, ahora lo podía sentir más disperso. Y eso ciertamente se debía a la desaparición de los símbolos.

Un deja vu atropello mi mente, permitiendo darme cuenta de las semejanzas que compartían la escena de hace once años con la de este día.

Caí al piso lastimándome las rodillas con el suelo pedregoso, me quejé un poco al ver que su cuerpo me aplastaba las piernas. Y entonces fue cuando me di cuenta de lo que había acabado de hacer. Miraba sus cabellos negros y brillantes diciéndome a mi misma que yo lo había matado, asesinado, eso me convertía en una mala persona. Mala persona, como aquellas que se veían en las noticias, esas personas habían cometido crímenes horribles, y por esa aterradora razón en este momento se encontraban detrás de las rejas de hierro, cubriéndoles el rostro además de provocar el ensombrecimiento de sus ojos. Volviendo más oscura a la persona de lo que originalmente era. No quería estar tras las rejas, simplemente me parecía una abominación el solo termino.

De mis ojos salieron pesadas gotas saladas que cayeron en su cabello, escurriéndose hasta llegar a la raíz. Tal vez sería el último baño que su cabello recibiría y todo por mi culpa. Mas lagrimas cayeron, distrayéndome de mi malestar y además diluyendo el sudor que ya empezaba a correr por su frente.

-pe-perdón- dije sacando la daga de su cuerpo para tirarla lejos. –perdón…- solloce abrazando el cadáver.

Tal vez era tonto llorar por un enemigo, pero aun seguía contando con un corazón. Aun seguía teniendo sentimientos, sentimientos humanos. Antes sabía, es mas, me encontraba totalmente segura que no tendría el coraje suficiente para realizar un acto semejante.

Luke solía ver películas de acción, en donde los buenos mataban a los malos de una manera cruel y sádica, pero yo detestaba ese tipo de películas. Por mi, luke dejo de verlas pues muy caballerosamente se había dado cuenta de mis aterrados ojos y mis gritos chillones.

Empezaba a hipar y a gemir como una bebe, cuando sentí como unas manos fuertes se posaron en mis hombros.

-tenemos que irnos- una voz masculina sonó a mis espaldas

En un abrir y cerrar de ojos me cargo en sus brazos permitiéndome escuchar un golpe sordo en el piso. El sonido de un cuerpo cayendo pesadamente al duro suelo. Un vuelco al corazón sacudió mi ser, causando un mar de mas lagrimas cobardes.

Mire sus ojos, esos que me daban tanta seguridad. Esos que había visto por tanto tiempo, los que me proporcionaban alivio, calidez. Los que me hacían recordar que era tener a alguien que te amara. Bueno por lo menos eso era lo que sentía cuando veía esos dos faros azules. Me hacían imaginar que yo le agradaba, incluso que le gustaba pero… que iba a hacer un chico tan valiente, fuerte y extraordinario como él, con una simple niña como yo. No tenía sentido. Tampoco quería buscarle el sentido.

-todo está bien- me dijo manteniendo su mirada con la mía, haciéndome sentir solo un poco mejor. Pero un dolor inesperado que lo empezaba a identificar como culpa, tomó alojamiento en cada una de las instalaciones de mi pecho, provocando que me sintiera débil, cansada, como si hubiera acabado de correr un maratón.

Aun así, y con el agotamiento que cargaba, no quería para nada que él me sostuviera en sus brazos. Era incomodo, desconcertante, intimidador. Eso ya lo había dejado en el pasado, cuando mi cuerpo era de un metro veinte y pesaba veintiocho kilogramos.

-¿puedes bajarme?- le dije forcejeando y el accedió mientras flexionaba los brazos y me hacia tocar el piso con la punta de los dedos del pie.

Empecé a caminar forzosamente mientras pensaba en que sería divertido llegar a mi casa con una historia que contar, el adjetivo se debe al hecho de que pienso que las cosas entre Luke y yo sí que estarán a mano.

Me di cuenta que Bart no me estaba siguiendo, por eso me obligue a mirar atrás evitando dar con el área donde todo había sucedido. Afortunadamente no hubo necesidad de eso pues Bart se encontraba justo enfrente, tapándome la visión.

Después de todo, sabía que se había agachado al lado del cuerpo sin vida, depositando algo encima del cadáver. Una luz amarilla muy brillante salió de su alrededor, delineando su figura, y segándome solo por un momento.

Al recuperar la visión, me quede pasmada cuando vi como el cuerpo desaparecía convirtiéndose en un montón de pedacitos negros, y a medida que pasaba el tiempo, estos pedacitos se iban haciendo más y más diminutos. Llego un momento que ya no pude distinguir nada en el aire.

Bart se volteo hacia mí, y luego camino casi a volandas, recogiendo su daga plateada que se había encontrado a mitad de camino.

-¿Qué fue eso?- le pregunte. Pero el solo se me acerco y en modo cariñoso extendió una mano hacia mí, limpiándome una lagrima del rostro.

-no te preocupes- y agrego una sonrisa –lo hiciste bien pero no vuelvas a darme un susto como ese de nuevo- no sé como, pero sorprendentemente pudo encontrar la forma de ampliar su sonrisa, agregándole más simpatía y al mismo tiempo contagiarme con ella.

-gracias y… no lo hare- prometí. Pero… ahora que lo recordaba, el tenía una herida muy grave. es mas estaba segura que se encontraba en condiciones moribundas, y ahora lo tenía parado enfrente de mí con la más sana de las posturas.

-¿Qué ha pasado con tu...?- no llegue a terminar la frase, un dedo me lo había impedido.

-te lo contare luego- me dijo tomándome de la mano – ¿vamos?- al principio dude un poco pero, ya que importaba. Bart me había dicho que me diría la verdad y yo le creía.

Sin previo aviso me tomo en sus brazos, dándome un fuerte abrazo. Yo me quede con las mejillas encendidas cuando mi rostro toco su pecho.

-cierra los ojos- hice lo que me pidió y así de la nada un viento arraso con nuestros cuerpos. Sentía como algo se me paraba en la piel y se mantenía. Era suave, no podía ni siquiera compararlo con algo que conociese pues estaba segura que no existía nada humano con esa maravillosa textura. A medida que me iba cubriendo la piel, una sensación de paz me empezaba a llenar por dentro, me sentía feliz, tranquila. Era como estar en el cielo.

-¿de casualidad sufres de vértigo?-

-no… creo – respondí confundida por la pregunta.

-entonces, te invito a que disfrutes la vista conmigo- ¿vista? A qué demonios se refería. Todo se reveló en cuanto mis parpados se abrieron.

Pegue un salto literalmente, aferrándome a la blanca camisa de Bart con los ojos abiertos de par en par y así ya con la adrenalina corriendo en mis venas, un grito angustiado se formo en mi garganta saliendo estruendosamente por mis labios.

-dime que acabamos de entrar en un simulador- le dije cerrando los ojos lo más fuerte que podía.

-lamento decirte que no, pero esto es mucho mejor que un simulador- me animo apretándome más entre sus brazos. –vamos Soph, abre los ojos. Prometo que nada te pasara- de nuevo me deje llevar por sus palabras, mirando para arriba, encontrándome con su mirada.

-¿estamos… volando?- le pregunte temerosa.

-¡claro!- exclamo divertido.

Mire mi cuerpo con curiosidad y entonces me di cuenta que se encontraba cubierto por una misteriosa capa de niebla, si… niebla.

-son nubes- me explico, al ver mi mirada de confusión.-veras, cuando la piel se expone a el exterior, y además viaja muy rápido en un lugar cubierto de nubes como en el que estamos ahora, estas se adosan a su superficie, tomando esta curiosa forma-

-interesante…- dije mientras miraba mi piel cubierta de nubes, dándome cuenta que se me había escapado una risita al analizar mi situación. Y es que en verdad me encontraba muy feliz. No lo había notado pero… el cielo se sentía como el agua, estaba nadando en una piscina… está bien, suena muy ridículo pero era lo que sentía.

Cerré los ojos e incline la cabeza hacia atrás. Solté mis manos de la camisa de Bart y deje que este me sostuviera el resto del cuerpo. Estire los brazos tanto como pude. Sintiendo la brisa en mí pelo.

-me gusta- dije inconscientemente disfrutando aun mas del momento.

Volábamos muy alto en el cielo. Donde ni los aviones, ni los animales podían alcanzarnos. No se veía la tierra desde esa altura solo existía el cielo como un único y mágico lugar. En mucho tiempo no pude ver más nada que pequeñas nubecitas pero algo capto mi atención, en la distancia un gran montículo de nubes que parecían, al igual que todas, un pedazo grande de algodón de azúcar, con bordes violetas y lilas tal como se dibujaban en las caricaturas de Disney.

Bart me llevaba hacia allí y hasta podría jurar que sentía su emoción, como un niño pequeño ante una gran tableta de chocolate. Sabía que se encontraba sonriendo aunque no atinaba a dar con su rostro. Era una linda sensación.

En un segundo todo fue reemplazado, la dicha y la emoción fue sustituida por un miedo insuperable.

-no tengas miedo- me dijo justo antes de lanzarme hacia ese montículo. Grite en todo el trayecto hasta que mi cuerpo atravesó las nubes y luego, luego… había luz. Luz solar y… pasto bajo mi cuerpo. Como un paraíso. Mire a mi alrededor. Aprecie el lugar, maravillándome con todo lo que mis ojos tocaban.

Había un rio, que se extendía por un bosque compuesto por arboles altos que tocaban el… cielo, suponía, pero era un cielo diferente a todos los que he visto en mi vida. Este se encontraba teñido de un rosado muy familiar. Busque en mis recuerdos, nada… nada se parecía a lo que estaba viendo. No… espera si lo recuerdo. El cielo tenía el color del empapelado de mi habitación de cuando tenía seis. Esto era una locura. Seguí buscando algo familiar y me detuve en un árbol en específico en cuyas ramas más altas se encontraba una figura pequeña.

Tenía orejas largas y puntiagudas, un cuerpo en forma de huevo y una colita perfectamente circular. Un conejo. De inmediato recordé a Bart con su particular forma animal en mis sueños.

-¡Bart!- grite mientras me levantaba y corría en su dirección con una enorme sonrisa en la cara que se agrandaba aun mas cada vez que mis pies pisaban el espeso césped infestado de flores blancas y moradas que saltaban al aire cuando pasaba a su lado o por encima de ellas.

El conejito se volteo, y me miro con ese brillo azulado en sus ojos. Salto hacia mí y como en una película lo lleve a mis brazos. Me tumbe en el césped, y me di cuenta que había aterrizado a unos centímetros de una enorme colina empinada, solo fue necesario un pequeñito impulso para salir disparada hacia abajo. Empecé a rodar con mi amigo bien sostenido en mis brazos. Me detuve boca arriba todavía riendo a carcajadas.

Bart me miro y yo a él.

-deberías verte en un espejo- dijo con un tono divertido. Pensé que se refería a mi aspecto pues seguro me encontraba toda cubierta de ramitas y hojas pero cuando me acerque al rio me di cuenta que estaba muy lejos de referirse a eso.

Rizos dorados y despeinados bajaban por mi espalda, mi cara se había achicado haciéndose redonda y rosada. Mi estatura ahora era la de una niña de seis años.

Toque mi rostro, sorprendida.

-¿Qué me ha pasado?- solté, reprimiendo una emoción de alegría.

-eso es otra cosa que te quiero explicar- corrí de nuevo a su lado, sentándome y esperando a que dejara salir lo que provocaba esa rara expresión en su rostro.

6 comentarios:

  1. Risa, estas de vuelta! no tienes idea de cuanto tiempo he estado esperando este capitulo! te quedo genial! por un momento pensé que Sophie iba a ser secuestrada por ese hombre de negro, en realidad me asustaste!

    Tu historia simplemente me encanta, tanto que ni siquiera he bajado a comer! te dejo con un fuerte abrazo y muchisimos deseos de leer el otro cap!

    Ah, por cierto, tengo nueva pagina, te pasas cuando puedas!

    http://wm-lca.blogspot.com

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  2. Me ha gustado mucho!! Bart me intriga!
    Esta increibleee! esperare el proximoo!


    Feliz Mitad de Semana!!

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  3. Pobre Sophie amo su personaje es muy fresco. sigue nena y te invito a que leas mi nueva historia te mando un beso y feliz dia de reyes

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  4. brinque de emocion cuando vi el capitulo, por lo general siempre tengo que leer el final del capitulo anterior para tomar el hilo de la trama de nuevo, pero tu historia me tiene intrigada y no me hizo falta.
    espero por el siguiente capitulo, pronto!.

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  5. QUE BIEN RELATADO! me dejaste con la boca abierta jaja (no se me cayo la baba, afortunadamente) podia imaginar todo y casi tocarle, simplemente me encanto.
    Seguire al siguiente capitulo!
    PD:tambien quiero un chico como bart que me lleve a volar :/

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  6. Guau! hace tiempo que no leia tus capitulos y habia olvidado lo increibles que eran :)
    Te pido perdon mil y un veces por no haber leido antes pero he tenido problemas medicos y de colegio <:) tambien estubo el viaje de vacaciones de invierno y con suerte pude publicar el capitulo 7 antes de irme
    Me sigue impresionando como escibres
    Besos y espero tu comentario en el ultimo capitulo publicado de Heartless y pronto quiero subir el primero de Condenados :)

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