domingo, 12 de diciembre de 2010

capitulo 1: respuesta inconclusa

aqui les dejo el primer capi de la novelita que les venia diciendo. les tengo que decir que aun noc con que nombre puedo bautizarlo pero a medida que publique ustedes me iran diciendo jeje si quieren claro. :) que lo disfruten.



“había una vez, unos ángeles que pintaban el cielo con esmero para que se viera hermoso. Le agregaban colores de todo tipo y estos se mezclaban y se entrelazaban formando mezclas divinas.

Valentine el angelito menor, se encontraba pintando las estrellas del atardecer, Juanito el angelito mediano se encontraba pintando las nubes, formando figuras para que los humanos pudieran apreciarlas, y justo el angelito mayor se dedicaba en armar la estructura del cielo.
Entonces los ángeles escucharon una voz, claramente era el llamado de Dios. Los angelitos fueron a su encuentro.


Dios levanto su imponente cuerpo por encima de los pequeños angelitos.


-tienen que cumplir una misión trascendente- les dijo


- estamos a sus ordenes señor- repitieron al unísono los ángeles.

-hay una gatito en la tierra que se ha extraviado-

Valentine se quejo – ¿trascendente? Como puede ser trascendente una misión que consiste en encontrar a un gato.

Pero Dios le dijo con ternura –el dueño del gato es un niño pequeño que se siente muy solo, y su gato es el único amigo que tiene, ahora que no está, el niño que se llama Joaquín ha perdido toda alegría que antes poseía. Me entristece ver a un niño tan obediente y bueno tan desdichado- y dicho esto se acerco a los oídos de cada ángel para decirles su papel importante en esta misión.

Los tres ángeles bajaron a la tierra, buscaron en todos lados hasta que justo encontró a el gato a orillas de la playa, mojado y con mucho frio.

Lo abrazo con sus alas para que agarrara calor.

Lily una niña que pasaba en ese momento a unas cuantas cuadras se encontraba con su madre caminando por la calle. Valentine susurro al oído de la niña palabras de cansancio impulsando a la niña a creer que se encontraba cansada cuando en realidad no era así.


-mami descansemos un rato en la vieja casona que se encuentra a orillas de la playa- pero la madre preocupada con su apretado horario solo le respondió.

-hija tenemos que llegar temprano a casa, aun tengo que preparar la cena y tu padre está por llegar- Valentine no se había dado por vencido. Así que puso palabras de insistencia en los oídos de lily.

-mami por favor, vayamos a esa casa, mis pies se encuentran muy cansados además también hace tiempo que deseo volver a esa vieja casa- la madre que no le podía negar cosas a su adorada hija cada vez que se lo pedía con tanta insistencia accedió a la petición.

Las dos fueron caminando a la casona de la playa. La niña al entrar escucho un leve –miau- y al buscar se encontró con el gatito de Joaquín durmiendo plácidamente en una esquina.

-mami mira, podemos llevarlo a la casa?- pregunto la niña a su madre pero esta negó, Valentine volvió a actuar insistiéndole a la mama. Y al ver de nuevo la negación de la madre, esta vez le tocaba al turno de justo actuar. Desplego sus alas, destapando por completo al gatito, quien empezó a temblar mucho.

-mira como tiembla mami por favor llevémoslo a ponerlo caliente-

-está bien hija, pero hay que buscarle su dueño- dicho esto lily tomo al gatito en sus manos y se encaminaron a su casa.

Pero todavía quedaba la mitad de la misión, aun no podían descansar.

Juanito se esmero en buscar alguna conexión con la familia de Joaquín y así descubrió que la abuela del niño iba al salón de belleza todos los viernes sin falta, este lugar se encontraba muy cerca del barrio en donde vivían lily y su familia. Pero como estaban apurados, Juanito hizo verse fea a la abuela cuando se miro al espejo esa mañana, por eso es que había decidido ir a el salón de belleza un miércoles.

La madre de lily ya había tomado varias fotos del gato y ya había realizo un montón de volantes para pegarlos por todo el barrio, poniendo al pie de la página lo único que sabían del gato que era lo que llevaba escrito en su collar: su nombre, loló.

La abuela de Joaquín fue a el salón de belleza en donde se encontró con la carita del gatito impresa en un papel. Se emociono mucho y decidió darle una sorpresa a su nieto. Volvió a la casa y le preparo unas donas de chocolate que eran sus preferidas con una enorme torta de vainilla. Entonces tocaron a la puerta.

-Joaquín acompáñame a la puerta por favor tengo algo que mostrarte- el niño obediente hizo lo que su abuela le decía.

Los tres angelitos se abultaron muy cerca de la escena sin querer perderse un solo detalle de la reacción del niño. Al abrir la puerta ahí se encontraban parados los padres de lily con lily sosteniendo a loló en sus brazos. Joaquín no podía creerlo, y así Justo, Juanito y Valentine pintaron un hermoso anochecer para que acompañaran a las dos familias en la celebración. Y colorín colorado este cuento ha terminado”

Al terminar, mi querida abuela, con todas sus arruguitas que la hacían adoptar una apariencia tan bondadosa, se acerco a mí, y como despedida de buenas noches me planto un pequeño besito en la coronilla.

-gracias abuela, buenas noches- le dije con una sonrisa en la cara, subiendo la cobija hasta el cuello para abrigarme bien.

-buenas noches- me respondió ya en el marco de la puerta con la mano en el interruptor, al apagar la luz, de inmediato se encendió mi lamparita de noche, así por lo menos iluminaba las partes más oscuras como el armario o la puerta del baño y también los que más me daban miedo.

No me dormí inmediatamente, les tenía terror a esos monstruos que vivían en los lugares más recónditos de mi habitación, tenía miedo de que me miraran con esos ojos negros o verdes fósforescente y que no pasara ni siquiera un parpadeo para darme cuenta que ya me encontraba entre los afilados dientes del monstruo, tenía mucho miedo.

Pero como siempre cerré los ojos con fuerza y me imagine en un bosque desprovisto de todo animal a excepción de un conejo blanco, quien era mi mejor amigo. Todas las noches me hablaba, para tranquilizarme cuando tenía miedo.

Una vez me conto su nombre, me había dicho antes, que no podía reírme pues era muy largo, mi amigo conejo se llama Bartholomew, por supuesto que me había reído mucho, era tan gracioso que alguien se llamara así. Pero le dije que haríamos una cosa, como yo también consideraba mi nombre feo y sin estilo entonces yo lo llamaría Bart y él me llamaría Soph.

-hola soph ¿cómo te va?- me saludo arrugando su nariz, mientras se acercaba saltando hacia mí. Yo le abrí mis brazos para cargarlo.

-todavía sigue ahí- le dije mientras mi mirada vagaba nerviosa desde los arboles que nos rodeaban hasta el rio que podía verse a la distancia, solo me aseguraba que nada o nadie estuviera escondiéndose, vigilándome.

- el de ojos negros ¿verdad?-

-no… ya no se distinguirlos, todos me resultan lo mismo. Me dan mucho miedo…- y dicho esto lo apreté aun mas contra mi pecho, escondiendo la cabeza en su espeso pelo blanco.

-no te preocupes soph, ellos no te harán nada mientras yo esté contigo-

-como estas tan seguro Bart, si se ven tan amenazadores y grandes, y tu solo eres un pequeño conejo, ¿cómo esperas vencer a tres grandes monstruos?- Bart levanto su cabecita mirándome con esos ojos azules tirando a blanco.

-querida sophie hay veces que tienes que confiar en tus amigos, no dejare que te pase nada, lo prometo- dijo determinado a cumplir cada palabra, no quería discutirlo más, es decir, yo confiaba en el pero no creía que pudiera protegerme de monstruos tan malos como los de mi habitación.

Al día siguiente, después de haber hablado toda la noche con mi amigo, me levanté radiante y con una sonrisa enorme en la cara. Seguro que mi abuela creía que estaba creciendo y ya no me asustaban las cosas de mi cuarto. Si ella supiera lo que en verdad pasaba… se me escapo una risita.

Empecé a vestirme dándole gracias a dios por esa hermosa luz que se colaba por mi ventana, me encantaba la luz justamente porque no tenía nada relacionado con la oscuridad.

Me puse el bañador rosado y luego me sujete el pelo con un gorrito del mismo color, por encima me puse una falda blanca y un suéter afelpado con un estampado de flores de colores pasteles.

Me encontraba entre una de las quince niñas en la sección junior de natación, llevaba ahí más de dos años, y a pesar de que aun no me había ganado ningún premio, mi entrenador decía que iba por buen camino.

Mi entrenador, se llama luke van druke, un alemán interesado en sacarme adelante, al parecer su única meta. Me cae muy bien, creo que piensa que de las 14 niñas yo soy la que en verdad posee potencial. Nunca ha tenido hijos y nunca se ha casado pero tiene la misma amabilidad de un hombre que tiene una familia completa y que vive feliz con ella. Es como mi padre.
Baje las escaleras corriendo sin preocuparme en caerme y luego me dirigí a la cocina de donde provenía un olor humeante y dulce.


-¡panqueques!- grite emocionada mientras me sentaba de un golpe en la sillita de madera.

Mi abuela se llama Emma Andrews una ancianita ya muy vieja pero que me quiere mucho.

Le dieron mi custodia cuando yo aun era un bebe pero cada vez que le preguntaba porque no vivía con mis padres, siempre se negaba a contestarme o simplemente cambiaba de tema.

-buenos días sophie, ¿como dormiste?-

-Tan bien como un oso- le respondí cerrando los ojos y dedicándole una de mis mejores sonrisas.
-que bueno pequeña- acaricio mi cabeza y luego se dedico a servir los panqueques en ambos platos, me aseguré que me hechara la cantidad exacta de miel, es decir la mitad del envase.


Al terminar de comer, le di un beso en la mejilla y luego corrí a mi habitación para terminar de preparar mi bolso y así cambiarme de ropa una vez que haya terminado de nadar.

Tome el bolso que me encantaba, uno que tenía un conejito de peluche atado, lo mire impresionándome del parecido que tenía con Bart. Empecé a meter un vestido de estampados florales, unas sandalias rosas y mi ropa interior favorita.

Me mire al espejo orgullosa de cómo me veía. Siempre cuidaba mucho mi imagen, tenía que hacerlo. Mi entrenador me había dicho que las nadadoras profesionales siempre están siendo perseguidas por reporteros para publicar tu vida. A partir de ese momento empecé a tener aspecto de muñeca. Le dedique un especial cariño a mi pelo, peinándolo con mis pequeñas manitas haciéndole rizos y colitas. Una media cola con mis rizos dorados surgiendo de ella hasta la cintura donde terminaban de una manera especialmente agraciada, fue lo que logré.

Deje el bolso con forma de Bart encima de mi cama y luego me dirigí al baño en donde hice mis necesidades y luego me cepille. Al salir me dispuse a tomar el bolsito de la sábana rosa pero… ¿adónde se había ido?

Busque debajo de la cama, a los lados, en mi mesita de estar, volví a buscar debajo de la cama, regrese al baño a ver si lo había dejado por ahí, pero sin embargo sabia que lo había dejado encima de mi cama. Me senté en ésta, pensativa.

-Charlotte…- el corazón me dio un vuelco y con él, todo mi cuerpo, mientras por mis finos labios se escapaba un grito de espanto. Esa voz había provenido de un lugar que no había especificado además era ronca, gruesa y con un tono muy bajo.

¿Qué había sido eso? ¿Dónde estaría mi bolso? ¿Qué estaba pasando? Me pregunte asustada.


Una sombra negra a mitad de día soleado, se planto ante mí. No había dejado de lloriquear, me quede embobada viéndola mientras más lágrimas salían por mis hojas resbalando por mis mejillas rosáceas resaltando mis pecas.


-¿Charlotte?- logre decir entre jadeos entrecortados, mi voz apenas se escucho, pero me impresione a mi misma hablándole a la cosa más rara que había visto.

La sombra se volvía cada vez mas y mas negra y me di cuenta que también iba tomando forma humana. Levantó lo que parecía ser su brazo derecho y me apunto con un dedo intrigante.

¿Esa sería su respuesta?

1 comentario:

  1. Me dejo impresionada :)
    Aun no se muy bien de que se trata pero eso espero descubrir cada vez que devore un nuevo capitulo.
    Me gustan los pocos personajes que ahí hasta ahora y como escribes, tienes que estar segura de que me lo termino antes de que termine el mes.
    Te espero en mi blog. Besos

    ResponderEliminar

Proxima reseña

Proxima reseña