jueves, 9 de diciembre de 2010

regreso en navidad

Luces, el olor del pernil recién sacado del horno, los villansicos siendo cantados por mi familia, las gaitas en la radio suenan. Miro alrededor, con algo en mi pecho, noc que es, pero insiste en salir, esa cosita, aunque fastidiosa y un poco intolerante, me llama, era calida, misteriosa, y aun asi quiero encontrarla.

Me deje llevar, caminaba al lado de mi familia, veía sus sonrisas, observaba como se divertían, pero por alguna extraña razón yo no me sentía atraída a esos ritos navideños que tanto se practicaban por esta parte de Venezuela.

Me sente en un sillón no muy alejado del animado barullo de gente, de mis parientes.

El vestido que había comprado con mi madre ese mismo dia, para celebrar esta hermosa ocasión, no me había encajado bien. Aunque resultaba encartador como se amoldaba a mi figura y me hacia lucir esbelta y elegante. Era rojo, el color adecuado para mi rosácea piel, llevaba encima un escote nada atrevido pero que provocaba intriga en los hijos de los amigos que mis padres invitaron.

Mi madre me había dicho que disfrutara mucho, que estos lujos no los podía tener casi nadie. Lo había dicho mientras vestia a los gemelos con unos hermosos trajesitos rojos y verdes, les quedaban muy bien.

De repente, siento como alguien posa su mano en mi hombro, suave sin querer asustarme.

Voltee con cuidado y ahí estaba el, mi padre a quien le había dedicado mi vida. Esa persona es la inspiración de mis trabajos, esa persona quien desde que tengo memoria puedo decir que siempre ha estado ahí para mi.

Pero por mas que lo apreciara y que lo amara.

Sentía en mi corazón que su compañía no era lo que me faltaba.

Le dedique una sonrisa, trantando con todas mis fuerzas que se escapara por ella un poco de mi antigua personalidad. Esa personalidad que tanto sabia que le encantaba, la que tenia antes de que una noche como esta hace ya un año, un hombre uniformado tocara la puerta para darme esa fatídica noticia que ensombrecería mi vida para siempre.

-El señor andreus luckett falleció cuando se encontraba sobrevolando el océano pacifico…- el hombre siguió hablando pero yo no escuche nada mas, para ese momento había entrado instantáneamente en un estado de chock. Duré 7 meses en superarlo, pero aun asi mi corazón palpita muy fuerte cuando pienso en el y en sus adorables ojos marrones.

Mi padre toco mi mejilla.

-oh mi querida Daphne. No intentes engañarme. Te conozco demasiado para creerme una de esas sonrisas con las que siempre consigues evitar las preguntas de tu madre. ¿Qué es lo que esta cruzando tu mente?-

Su mirada penetrante siempre lograba decirle mis preocupaciones, así era mi padre y por eso lo amaba.

-siento… que me falta algo, pensé que era mi imaginación, pero esta fiesta… no me complace. Me siento vacia, como si alguien me hubiese arrancado un pedazo de alma y lo hubiese lanzado muy, muy lejos- lo mire, mientras sentia el típico picor en la nariz y en los ojos cuando algo te duele de verdad y no puedes evitar las ganas de llorar.

- pequeña- dijo mi padre mientras acariciaba mis cabellos cuidadosamente amarrados en un elegante moño envuelto en clinejas entrelazadas – lo extrañas… te sientes sola y vacia porque te falta su compañía.

Era cierto, en verdad lo sabia desde un principio, pero no quería aceptarlo. Era demasiado débil para aceptar que no lo había olvidado.

-papa, tengo que tomar aire fresco, no se lo digas a mama pero este vestido me esta matando-
Le dije mientras intentaba ponerle un poco de humor a la situación, y con una sonrisa y una mirada intententando transmitirle que estaba bien, me fui.

Atravesé a el monton de gente que me miraba y me abrazaba, al fin y al cabo eran mi familia, que me querían y que solo querían pasarla bien. Pero yo claramente no andaba de humor. Al final cuando llegue al patio, me sente en mi silla favorita, la incline y me quede ahí, mirando las estrellas, preguntándome que hubiera pasado si andreus no hubiese muerto esa noche, cerre los ojos y empece a imaginarme con el, en el cine, en una fiesta o hasta en este mismo jardín, abrazados y mirándonos a los ojos, pues de eso se trataba nuestro amor, de transitir lo que sentíamos por los ojos, esperando que el otro lo captase y asi poder besarnos con ternura.

Alguien me acariciaba la piel, se sentía agradable, esos dedos se sentían igual a los de andreus, pero no podía ser el.

Abri los ojos dándome cuenta que el murmullo de gente celebrando ya casi desaparecia. Me había quedado dormida, profundamente dormida.

Levante un poco la cabeza sintiendo que algo se movia con mi cuerpo, era una cobija. Sonreí para mis adentros al ver las letras cocidas a mano que decían mi nombre. Debió de haber sido mi papa.

Todavía sentía como alguien seguía acarciandome el brazo. Subiendo y bajando cada vez acercándose mas a los hombros y luego a mi cuello para luego bajar haciendo figuras alrededor de mi ombligo, esto ultimo me sobesalto, y estaba apunto de pegar un grito cuando el hombre me tapo la boca con su gruesa mano. No veía la mayor parte de su rostro pues una luz detrás de el me incandilaba. No tenia las facciones de mi andreus. Fue todo de lo que pude darme cuenta.

Este hombre me tomo en sus brazos como si de un bebe se tratase y me llevo a un lugarsito detrás de unos naranjos que solamente un primo y yo conocíamos pues soliamos jugar ahi de pequeños fingiendo historias fantásticas.

Era el escondite perfecto para dos niños de siete años que no querían ser escuchados por mas fuerte que gritasen.

Empeze a sentir mucho miedo. Sabia quien era esta persona y sabia que quería hacer.

-evan para!- grite con lagrimas en los ojos

- te quiero daph, siempre te he querido, desde que eramos pequeños hasta ahora, y con este vestido… te ves tan hermosa-

Me agarro por la cintura mientras que a la fuerza intentaba besarme, apretándome mas con la pared.

Intentaba empujarlo pero por mas que le pateara y que le pegara no lograba que se apartase de mi boca.

-somos primos!- masculle impidiéndole el paso de su lengua, que pasara por mis labios.

No obtuve respuesta alguna, solo mas violencia.

Golpeo mi cara un par de veces supongo que para hacerle mas fácil la tarea. Y asi fue… mi cuerpo se encontraba debilitado. Deje que me besara, que me tocara y que hicera lo que quisiese, solo quería que me dejara en paz. Cerre los ojos, No quería abrirlos, me encontraba muy dolida, tanto por los golpes que mi primo me había hecho como el fluir de emociones que me hizo sentir.

Entonces de la nada apareció una fuerza arrolladora que aparto el cuerpo de mi primo, luego escuche unos cuantos golpes, y después el peso de una gran masa callendo al suelo.

-daphne- esa voz… imposible.

Pensé que nunca volveria a escuchar esa dulce melodía de nuevo, pero ahí estaba.

-andreus- dije con un leve hilo de voz – ayudame- fue lo único que consegui decir luego me desmaye.

Desperté en mi sala, recostada en el sillón marron que tanto le gustaba a mi madre.

Lo primero que debi recordar era por lo que mi primo me había hecho pasar, pero no fue eso en lo primero que pensé, sino en ese sonido que en su mayoría había ocasionado mi desmayo.

-andreus- replique débilmente –andreus- repeti al ver que no encontraba su mirada.

Levante la cabeza, y asi vi lo que me rodeaba.

Todos los familiares que se encontrban en la fiesta estaban ahí, incluyendo los que se habían retirado, todos me miraban con pena.

Vi a mis pies a mi padre discutiendo con la madre de evan, y mas alla vi a mi primo sentado con la cabeza entre sus manos.

Pero no lograba verlo, no lo encontraba. ¿Porque? Sabia lo que había oído, no podía ser solo una alucinación, entonces alguien me tapo los ojos con delicadeza y con plan jugueton.

-¿Andreus?-

-mi princesa, mi adorada Daphne- me susurro al oído, esparciendo su calido aliento por toda mi cara –nunca podre perdonarme por dejarte, te amo- y dicho esto me tomo en sus brazos como había hecho evan pero andreus lo hizo con delicadeza. En ningún momento dejo de mirarme, al paracer no le importaba tropesar con una pared o algo por el estilo. Antes de salir de esa habitación atestada de gente, me fije en el rostro de mi padre que ahora había dejado de discutir con mi tia y se encontraba mirándome muy comprehensivamente al igual que todos los presentes, luego me vi rodeada por un millar de flores de diversos colores, que antes no recordaba que estuviesen ahí, y en medio de todo ese jardín, una mesa y dos sillas cuidadosamente adornadas se mantenían inmóviles y bien presentadas. Un camino que carecia de flores se habría paso hacia el circulo de muebles.

-andreus…-

-Shh- puso un dedo en mis labios y luego me llevo a una de las sillas donde me sento.

Mientras me acomodoba esperaba a que el se sentara al frente de mi, pero solo se quedo parado mientras me miraba sin decir palabra.

-Porfavor, hablame, necesito escucharte, he pasado demasiado tiempo sin tu voz… necesito que… que me hables- y aquí venían las lagrimas otravez.

-Daphne, la noche que mi vuelo cayó al mar tuve suerte sabes… sobrevivi a la caída, luego pase tres días en el cruel mar, hasta que un barco pesquero me rescato- lo mire confusa… porque me contaba todo esto? - Pase cinco meses en ese barco, mientrastanto pensaba en ti, porque sabia que ya te habían dado la noticia. No pude llamarte, ni enviarte una nota o una postal porque…-
-¿Que estas diciendo?- lo interrumpi provocando que sus ojos se abrieran como platos – ¿acaso lo importante no es que estes aquí, sano y salvo?¿ Acaso lo importante no es que nos amemos con locura? Si es asi entonces para, deja de decir tonterías… si… nos hemos extrañado, pero son cosas que los dos sabemos, porfavor dime algo que no sepa, porque después de un año sin mirarnos ni hablarnos supongo que… tienes cosas nuevas que decirme al igual que yo a ti- cuando terminé, su rostro se lleno de alegría, de felicidad.

-esta bien, te dire algo que no sabes y que es la única novedad después de estar un año entero sin ti- lo mire, admirándolo y apreciándolo pues estaba distinto, ahora sus facciones habían cambiado, convirtiéndolo en un hombre, en un apuesto hombre de 19 años de edad. –cuando volaba por el océano pacifico, solo estaba pensando en ti, me encontraba muy emocionado pues tenia una sorpresa para ti… veras…yo- rebusco en los bolsillos de su pantalón, y cuando encontró lo que buscaba se arrodillo y me miro con esa mirada que tanto amaba, la mirada que extrañaba.

-daphne…- en su voz había cierto temblor- quieres casarte conmigo?-

Me quede pasmada, mientras lo miraba.

-claro que si.. andreus antes de que toda esta locura ocurriese, sentía que algo faltaba en mi, ahora que estas aquí, me doy cuenta que eres todo lo que en mi corazón hay y cuando te fuiste y no volviste fue como si en el océano pacifico junto con tu cuerpo se hubiese perdido mi corazón. Te amo, siempre te amare…- las lagrimas reprimieron toda palabra.

Andreus tomo mi mano entre las suyas, y en mi dedo corazón deslizo ese anillo dorado, talvez un poco desgastado por el agua salada, pero sin embargo era hermoso.

-daphne… quiero que sepas que nunca deje de pensar en ti… sabes que eres todo lo que me queda en este mundo, sabes que por ti he logrado grandes cosas, cosas maravillosas, sabes que por ti vivo, y ahora viviremos juntos por siempre, amándonos- tomo mi cara entre sus manos y luego con toda la delicadeza de la que un hombre puede ser capaz, presiono mis labios contra los suyos, me hacia sentir amada otra vez, ya no tenia razones para llorar, estaba completa, todo lo que quería y mucho mas lo tenia a mi disposición.

-feliz navidad- repetimos al unisono y al percatarnos, empezamos a reir por lo bajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Proxima reseña

Proxima reseña