martes, 28 de diciembre de 2010

alysa moyberd

holaa! aqui les traigo un relato que me quedo un poco mmmm no se como decirlo, inconcluso. y... no se si les guste pero lo monto para rellenar un poco el vacio que esta comenzando a dejar el quinto capi de secrest of a lost guardian. lo ciento mucho. y espero que lo disfruten.



Un dia de invierno, el sol se encontraba escondido entre unas espesas nubes grises. Las calles mantenían un color sombrio y las personas como siempre, no tenían mas nada que hacer mas que vagar por esta avenida. Amargándose la vida mientras reclamaban maldiciones.
Una de esas personas era yo, Alysa Moyberd. Si… es el apellido mas raro que se podrán encontrar pero si quieren saber mi historia, no le pueden temer a las extrañas cosas.
Arrastraba los pies, desgastando el calzado de mis botas. Tenia las manos hundidas en mi abrigo forrado con parches de colores desgastados y mal olientes, el cabello lo llevaba amarrado en una cola alta, resaltando mis rizos castaños perfectamente hechos. Era lo único que admiraba de mi cuerpo, era lo único que me pertencia pues lo demás… digamos que era la imagen exacta de mis padres. Me enfermaba decir esas palabras, incluso me enfermaba pensar en ellos.
Un golpe en mi hombro me desconcentro, trayéndome de nuevo a la realidad. Había chocado contra un hombre alto de hombros caidos y cabellos pintados de amarillo, algo desagradable cuando se combinaban esos colores con su piel tostada.
-disculpe- dije en voz fría. Sabia como tratar a los de aquí. Solo no les miraba y seguía con mi camino.
El hombre no se molesto en responderme, pero si clavo su mirada en mi, haciéndome sentir un escalofrio por todo mi cuerpo.
Segui caminando un poco nerviosa por esa mirada que todavía sentía en mis espaldas. Rogaba para mis adentros que olvidara lo que había pasado y siguiera con lo que sea que estubiese haciendo. Pero creo que mis suplicas me fallaron de nuevo, ya no estaba sorprendida, la mayoría de las veces era asi. Sufriendo y cayendole mal a la gente, no hacia mas que sentir el dolor de una vida solitaria.
-hey amiga- escuche mientras unas fuertes manos sostenían mi brazo haciéndome girar para enfrentarme a su rostro de nuevo.
-¿Qué quieres?- dije soltándome de un tiron de su agarre.
El hombre se encontraba molesto, se le notaba en sus agudas facciones. Se aproximo un poco mas hacia mi, obligándome a dar unos pasitos atrás. Estiro la mano para alcanzar mi cara y asi sostenerla entre sus dedos. Intente soltarme un poco molesta por la situación pero ya era muy tarde.
El tipo me había arrastrado contra la pared, todavía manteniendo mi cara apresada en sus manos.
-sueltame- farfullé.
-asi que tenemos una chica valiente por aquí- su cabeza se movio a ambos lados permitiéndome entender que se encontraba apreciando mi figura por lo menos lo intentaba, pues ese horrible abrigo no dejaba nada que ver.
-tengo que serlo, cuando hay patanes en la calle como tu- le dije al instante que sacaba valor y le pegaba una patada muy fuerte en sus partes intimas.
Me quede con una sonrisa en el rostro al percibir su mano aflojarse alrededor de mi y dadondome la completa libertad para huir. Pero antes pude ver como se lanzaba al suelo gritando como una niña en problemas.
Corri lo mas rápido que pude por la acera mojada, sin miedo a resbalarme o a hacerme daño, pues sabia que si me detenia, tendría graves problemas.
Llegue a mi edifcio, uno con una fachada desastrosa pero que no era tan malo una vez que lo conocias. Solo hay que darle oportunidad a las cosas para que se acostumbren a ti.
Corri a las escaleras y no me detuve hasta llegar a mi puerta, apartamento numero trescientos diez. Cerre la puerta con los innumerables seguros que le había instalado un tiempo atrás y luego corri nuevamente hacia mi cuarto donde tumbe mi cuerpo cansado en la tibia cama.
No recuerdo haberme quedado dormida, solo recuerdo estar soñando en el mismo momento en que hice contacto con la cama.
Soñé con una cerradura, un hombre… igual al que me había encontrado, intentaba abrir esa cerradura. La estaba forzando. Unos números se tambalearon en el sueño y luego me di cuenta como se leían perfectamente los números tres, uno y cero… sono un clic, y la puerta se abrió, provocando un leve chirriar en la madera y en las visagras descompuestas.
Me levante de golpe. Me encontraba sudando y con la cara llena de lagrimas.
-un sueño- me dije aliviada.
Me levante, me di cuenta que aun era de noche pero serian no mas que las tres de la mañana. Fui a la cocina, y me servi un vaso de agua con galletas ranceas. Hice una mueca al probar la anormal combinación.
Me detuve en seco al escuchar unos ruido en el baño.
Fui en silencio en dirección a el area donde guardaba los bates de beisbol para este tipo de situaciones, agarre uno de hierro muy pesado.
Me acerque a el baño, el único que había y luego me pegue contra la pared, esperando que saliera. Pero nunca fue asi.
Planee nuevamente mi ataque, y asi saltando enfrente de la puerta con el bate sobre mi cabeza me di cuenta que me estaba volviendo loca, porque no había nadie ahí.
Me tome la frente con pesadez, mientras soltaba el bate. Yo y mis preocupaciones, eso era lo malo de vivir en constante peligro, bueno eso y… todo lo demás.
Estaba apunto de devolverme a buscar mi corta cena cuando unas manos fuertes me aparisionan la cintura.
Chille como una loca, esperando a que un vecino me oyera, pero ni uno se atrevió a salir.
-maldicion- dije cuando sentí una cuerda alrededor de mi cuello. Me quede tan quieta como pude hasta que oi esa apestosa voz denuevo.
-te ves muy bien durmiendo, princesa- paso un dedo por mis hombros haciéndome sentir incomoda. –ahora podras dormir todo lo que tu quieras!- grito en mi oído, al tiempo que apretaba mas la cuerda en mi cuello.
Me sofocaba, los pulmones no me respondían y estaba a punto de desmayarme cuando una voz interrumpió a mi agresor.
-dejala en paz Ronald-
-no te metas, wilfred- dijo mirando en dirección a wilfred –ella tiene que pagar por lo que hizo-
-porfavor Ronald, sabes que te encanta la idea de que una chica te haya desafiado. Mas bien deberías estar orgulloso por haberte topado con alguien asi-
La cuerda se aflojo aun mas mientras Ronald seguía pensando en esas ultimas palabras.
-tienes razón- dijo mientras oia como tomaba el bate de hierro del piso y lo ponía a un lado de su cuerpo mientras que con el otro, volteaba mi cuerpo en dirección al tal wilfred. Este también tenia las facciones duras, era un mastodonte de unos ochenta kilogramos que daba mucho miedo.
Me di cuenta en ese momento que llevaba un tatuaje con la figura de una flor atravesada por varias dagas negras a la altura del cuello. Mire a Ronald y este también traia la misma figura. Genial, me había involucrado con una pandilla.
-llevemosla con nosotros- dijo wilfred después de haberme dado una larga mirada para luego desaparecer por el oscuro pasillo.
No me había dado cuenta que para ese momento traia una camiseta blanca con unos chorts de algodón también blancos.
-muestrame donde guardas tus cosas princesa-
Lo guie hasta mi cuarto donde le mostre la ubicación de mi closet.
-no tienes mucha ropa pero…- saco un vestido negro que llegaba hasta los muslos. Solo me lo había llegado a poner una vez y ese momento no era digno de ser recordado. Odiaba ese vestido, pero sabia que me lo haría poner.
Me lo lanzo y yo lo atrape en el aire. Ronald se había lanzado en mi cama y ahora se encontraba mirándome con los brazos detrás de su cabeza.
Voltee mi cuerpo y… escuche ese típico sonido que siempre seria capaz de reconocer. Había soltado el seguro de un arma.
-no lo hagas difícil mi vida- puse una cara de asco ante tal expresion y luego me voltee nuevamente.
Primero me desamarre el pelo, para que callera libre tapando mi pecho. Me quite la camiseta y la deje tirada en el suelo con un leve suspiro. Note como Ronald se sentaba en mi cama y se acercaba un poco mas hacia mi. En respuesta, retrocedi unos pasos. Me quite los shorts lanzándolos por ahí, y luego casi al instante, me pase el vestido por la cabeza. Lo arregle un poco para que quedara presentable.
-lindo espectáculo- ronald se había levantado y ahora se encontraba tomando mi cintura mientras me miraba con esos ojos negros mayores que yo con por lo menos veinte años.
Me iba a besar cuando le voltee la cara.
-no hagamos esperar a wilfred- me escabulli esperando a que funcionara, y esta vez la suerte me sonrio. Ronald se había reido por lo bajo y luego tomandome la mano me condujo al piso de abajo, donde me arratro hacia un auto negro y medio dañado.
Vi mi edificio, mi calle y esa avenida desaparecer, para dar lugar a una nueva vista. La vista que ocuparía mi nuevo panorama hasta el dia en que alguien me rescatara. Lastima que no estoy en un cuento de hadas.

domingo, 26 de diciembre de 2010

otros jardines

holaa!

he estado un poco viciada con todo lo que tiene que ver con esto de mis blogs, pero como no estarlo si todo el tiempo se me vienen ideas a la mente.



y para que vean estas ideas he estado formando un par de blogs.



http://www.risa-valentine.blogspot.com/

http://www.the-life-of-a-witter.blogspot.com

visitenlos, me siguen, se enlazan, comentan y luego me dicen que les parecio o que no les gusto.

los quiero mucho, hasta luego.

sábado, 25 de diciembre de 2010

cap. 4: descubriendo la verdad y a alguien más...

hola! aqui les traigo el tan esperado para algunos, cuarto capi.

tengo que darles las gracias por todos esos comentarios que me encantan. tambien les quiero dar las gracias a mis 30 (32) seguidores!! francamente nunca pense que llegaria a tener tantos, al principio cuando solo tenia 3 decia "wow llegar mas alto me va a costar" y asi fue... me costo mucho llegar a donde estoy ahora pero fue mas facil con su apoyo por eso les doy otro gracias :D
feliz navidad!!
y bueno sin mas esperas aqui les dejo mi querido capi.

que lo disfruten y comenten.



Me había sumergido en el agua fría, tenía los ojos abiertos por lo tanto el cloro de la piscina provocaba un terrible picor en éstos. Nadaba directo a mi objetivo, con una agilidad increíble. Mis manos sabían lo que hacían cada vez que me impulsaban un poco más cerca, y aunque había estado metida ahí practicando desde temprano, no me dolían los músculos ni me encontraba cansada.

Ya en el fondo logré tomar su camisa pero no era suficiente para halarlo de vuelta. Baje aun mas y así pude mirarle el rostro. Sus ojos se encontraban cerrados pero aun estaba consciente.

Lo tome del pecho como una vez había visto en la televisión, pero era muy pesado.

El poco aire que había ahorrado se estaba terminando. ¿Qué podía hacer? Me pregunte paranoica.

Subí a la superficie para tomar un poco de aire y luego volví a bajar. Me acerque a el rostro del hombre y con vergüenza hice que sus labios tocaran los míos, dejando un espacio entre ellos para transmitirle el nuevo aire.

-respira por favor, respira por favor- pensé angustiada. Me despegue para verle los ojos. Y estos estaban abiertos de par en par con una expresión en ellos. Parecía de agradecimiento.

No lo solté hasta que estuve segura de que se encontraba despierto.

Empezó a mover las piernas para nadar, y yo lo tome de un brazo tratando de ayudarlo.

Salimos con esfuerzo a la superficie. Los dos tomamos una gran bocanada de aire, y luego cuando nos hubimos recuperado, nos quedamos mirándonos el uno al otro.

De los dos él fue el que reaccionó primero. Levanto una mano mojada hacia mí, permitiéndome sentir la textura de su suave mano en mi piel.

-gracias- repuso con un movimiento de labios. Pero yo me recompuse de toda esa tontería.

-¿¡gracias?!- le grite alejándome de el –casi muero por tu culpa y ¿solo un gracias recibo?- me enoje aun mas pensando en el principio cuando el apenas decidió escuchar mis advertencias. –además acaso no sabes que cuando una persona te dice que estas en un área privada ¿deberías irte y no volver?- el, perecía inmutable. No le había afectado mi repentino ataque de pánico.

Nadé a la orilla para salir, luego me pasé la toalla por los hombros. Al mirarlo, ya se encontraba afuera y se mantenía distante.

-tengo que hablar contigo- esa voz me detuvo por un micro-momento.

-pues no será ahora, tengo que volver a casa- le dije recogiendo mis cosas y cargando a Aiden. -además ¿qué te hace pesar que hablaré contigo?-

-el hecho de que me hayas salvado allá abajo es suficiente ¿no crees?- está bien, tenía un punto pero aun así no iba a ceder tan fácilmente.

-escucha tengo muchos problemas en este momento, si tan solo pudieras dejarme en paz te lo agradecería mucho- le dije mientras lo miraba y esperaba a que con eso se marchase. Y tuve éxito. Dio media vuelta y dejo el gimnasio.

Yo también salí de ese lugar.

En dirección a mi casa noté como no dejaba de pensar en ese extraño hombre. Recordé como sus ojos al abrirse desplegaron un destello azul por toda la piscina, su blanca ropa y su rostro pálido aun me tenían hipnotizada. Como en un sueño, que una vez alcance a tener, un sueño que más parecía recuerdo pero no podía darle forma, estaba incompleto. Y no recordarlo me hacía sentir muy impotente.

Dios, tendría que haber comido algo más que solo un vaso de leche, me moría de hambre. Había un punzante dolor que aumentaba cada vez que daba un paso.

Pasaba por un camino acerado en donde si mirabas a la derecha podías ver las elegantes casas de ese vecindario. Me fije en una de ellas, había unas niñas pequeñas, de largos cabellos y ropa muy fina que se encontraban riendo mientras saltaban la cuerda y cantaban canciones rítmicas. Me sacaron una sonrisa del rostro.

Pero el dolor a un costado provoco que desviara la mirada. Era más fuerte… y no se detenía.

Caí al suelo de rodillas, aguantándome firmemente el estomago. El dolor se había expandido, ahora se encontraba en mi pecho, luego a mi cuello, después a mi cabeza. Las piernas me fallaban, aunque quisiera caminar no podía pues éstas también se encontraban presas por el dolor.

Volví a mirar a las niñas, pero estas ya habían entrado a su enorme casa. –Menos mal- pensé sosteniéndome la cabeza. No sabía porque pero algo estaba por su suceder, lo sentía. Tal como presencié la extraña noticia de Luke. Pero esta sensación, tenía un sabor amargo. Todo lo que me esperaba era tenebroso y negro.

Menos mal y esas niñas inocentes ya no estaban al alcance de lo que sea que estuviese a punto de sucederme.

Con el mareo y la preocupación juntos en mi mente un nuevo problema invadió todos mis nervios.

Juraba que podía ver rostros enfrente de mí, que me miraban. Pero había algo conocido en cada uno de ellos. Pude diferenciar entre todo ese alboroto a mi profesora de segundo grado que mantenía una expresión molesta, muy típico en ella. Luego distinguí a uno de los vecinos de luke, uno que cada vez que me veía me decía lo mucho que admiraba mis ojos color verde grisáceo.

El dolor, que se había disipado tan solo por un momento, volvió esta vez con más intensidad.

Tenía los ojos cerrados, pero los abrí, y pude ver como Aiden se encontraba a mi lado, me extrañó no ver una expresión de preocupación o miedo en sus reveladores ojitos negros.

Su carita se puso borrosa, y con ella todo lo que estaba detrás se empezó a ver oscuro.

Quise gritar, gritar como nunca. Pero mis pulmones estaban bloqueados. Mi mala visión comenzó a jugarme bromas pesadas.

En la cara de mi gato una cicatriz apestosa y mal curada se extendía por todo su rostro, pero ésta no se mantenía, solo aparecía y desaparecía, intentando confundirme. Su cabello empezaba a crecer y sus patitas tan pequeñas y delicadas ahora cambiaban a ser pura piel humana, o por lo menos hasta donde yo veía era humana.

El dolor continuaba, el desconcierto me inundaba y ahora mi único acompañante estaba siendo sustituido por otra persona. En verdad quise creer que tenía un problema en la cabeza y que mi gato no se estaba convirtiendo, preferiría tener algo en la cabeza a enterarme de que Aiden no era lo que aparentaba ser.

Por el contrario las imágenes continuaban colándose en mi mente. Me hacían ver todo entrecortado. Una escena comenzó a aparecer de entre todos esos momentos de mi vida. Una escena que no estaba segura que pertenecía a mi mente o no. Pero comencé a prestarle importancia.

Era aquel día. El día en que todo esto había comenzado. Lo reconocía porque mi abuela estaba ahí con los recién preparados panqueques, mi bolso en forma de conejo también se encontraba. Y lo recordaba, lo recordaba a la perfección, dios mío como se me pudo haber olvidado. Su nombre era… era Bartholomew, lo recordé por fin, recordé a Bart. Pero… no todo estaba bien. Las cosas empezaron a ponerse duras.

Esa sombra que flotaba en mi antigua habitación era aterradora. A esa también la reconocía y lo que vino a continuación era, de entre todas las cosas, lo que menos quería recordar.

Mis ojitos de seis años miraron con horror como esa cosa negra pateaba a mi abuela con fuerza y la lanzaba muy lejos. Provocando que su cuerpo impactara bruscamente contra la pared.

La escena se corto, y a partir de ahí otro remolino atacó mi mente. El dolor se hacía más intenso.

Trate de abrir los ojos, y ahí estaba el, ese hombre de ojos negros cuya cicatriz me hacía temblar del miedo, se encontraba parado al frente de mi.

-A-Aiden…- pronuncie débilmente mientras miraba los fríos ojos negros de ese hombre, dándome cuenta de mis peores temores.

Mientras estuviese lucida quería hacer todo lo posible por estar a salvo, por eso intente estirar el brazo hacia mi bolso y así intentar obtener mi teléfono.

Pero un terrible dolor invadió mi mano, anulando toda clase de movimiento. Ese hombre me había pisoteado la mano con la misma bota negra que recordaba, esa que podía haber sido sacada de un antiguo libro de demonios.

Cerré los ojos de nuevo, y esas imágenes invadieron mi mente otra vez. Rememorizando todo, llego hasta mí un nuevo recuerdo. Mi abuela se encontraba tirada en el suelo, un charco de sangre rodeaba su cabeza, mis lágrimas bañaban su rostro. Y una persona, de trajes blancos y ojos azules se me acercó tomándome en sus brazos.

Ahí descubrí todo, el hombre de la piscina era él, era ese misterioso hombre del que nunca pude volver a saber.

El dolor disminuyó, las imágenes desaparecían poco a poco y entonces me di cuenta que mi cuerpo podía moverse.

Patee con la fuerza que me había ganado por mi adorada natación, esa horrible bota negra.

Su pie no se movió mucho pero si lo suficiente como para zafar mi mano. Y así sin ni siquiera tomar mis cosas, salí corriendo por el primer camino libre que pude captar.

Corría lo más rápido que podía, pero aun así era imposible que me escapara. Sabía que ese hombre de negro podía moverse muy rápido. Y ni siquiera había terminado de pensar en esto cuando de repente algo me tomo del cuello, e hizo que todo mi cuerpo chocara contra la caliente superficie del suelo de cemento. Mi cabeza reboto contra el pavimento, desconcertándome.

-esta vez no te me vas a escapar- escupió las palabras con repugnancia y odio. Haciéndome recordar todos esos golpes que me hizo sufrir de pequeña.

-ya fue hace mucho tiempo que nos enfrentamos, ahora soy más fuerte- le dije creyéndome ruda cosa que no era, pero el hecho de que estuviese ahí, encima mío y además haciéndome cargar todo el peso de su odio era algo que realmente me enfurecía, y así como el me escupía en la cara palabras horribles, yo también intentaría ser igual de cruel.

De su garganta surgió una especie de gruñido. Pero no era de ira sino de placer.

-me encantaría verte intentar vencerme- dijo muy cerca de mi rostro mientras se relamía los labios.

-sabes que te vencerá- una voz me sobresalto, pero no era cualquier voz. Era esa voz que tanto quería volver a escuchar. Mis ojos dieron vueltas varias veces para encontrarlo, y cuando al fin lo hicieron creo que pude sentir como el corazón golpeaba con fuerza mi pecho.

-es solo una chiquilla- la mano alrededor de mi cuello se cerró aun mas, sin permitirme respirar. Comencé a ahogarme, mis manos empujaban las de él, pero todo era en vano.

Entonces recordé a mi abuela con esa sonrisa que tanto extrañaba, con sus ojitos viejos y su carita arrugada, y todo ahora estaba manchado por una gran mancha negra gracias al hombre que en ese preciso momento me estaba tratando de aniquilar.

No… esto no iba a terminar así. Entonces sacando fuerza de algún lugar que no logre identificar. Le ofrecí una patada en el estomago, y resbalando por el caliente pavimento pude ver como se alejaba de mi.

De inmediato me tome la garganta masajeándola mientras mitigaba el dolor que sentía en esta. Mi cuerpo lo sentía ligero, incluso más que lo normal, como… como si en el agua me encontrase. La garganta me dejo de doler al igual que ya no sentía el moretón que me había hecho en la cabeza.

Me encontraba como esta mañana al despertarme, perfecta, reluciente y sana.

Mis piernas se estiraron con facilidad, levantando mi cuerpo en un abrir y cerrar de ojos. Mire a Bart quien también se encontraba mirándome con una sonrisa de orgullo –al parecer- sostenida en su rostro, yo también le devolví una sonrisa y luego corrí hacia el con los brazos extendidos esperando un largo y cálido abrazo… pero, algo arremetió contra mi cuerpo. Como si envés de correr hacia Bart, me hubiese estrellado contra una pared de cemento.

Caí al piso con un golpe sordo, algo se encontraba encima de mí y entonces descubrí que Bart se había lanzado para protegerme. ¿Pero protegerme de que…?

Su rostro se encontraba muy cerca del mío, sus ojos se encontraban entrecerrados, de una manera que provocaba el oscurecimiento de sus ojos azules.

-¿Bart?- le susurre intentando quitarlo de encima, apenas logre moverlo. -Bart… despierta- sus ojos parecieron abrirse.

-Soph, huye…- dijo con apenas un hilo de voz.

-¿qué?... ¿estás mal de la cabeza?- le dije molesta –no te voy a dejar- y a continuación lo empuje con toda mi fuerza a un lado. Bart cayó boca arriba y entonces me di cuenta del problema.

-¿Qué ocurrió?- le pregunte acercándome con unas manos temblorosas que sostenían su cabeza.

-huye…-repitió con voz débil y desesperada.

-¡no!- le grite. Aferrándome a su pecho. – ¡no te voy a dejar con esa herida aquí solo!-

-tonta…- me dijo exasperado.

Pero yo sabía que no podía moverse. Tenía una especia de daga clavada a un costado de la cual parecía despedir un líquido rojo y viscoso.

Entonces recordé algo, Bart no iría a ninguna parte si un arma, estaba segura.

Empecé a rebuscar en un cinturón marrón que ceñía su cintura, y encontré, en un estuche de cuero una especie de daga parecida a la que se encontraba clavada en su cuerpo. Pero esa tenía una hojilla negra con símbolos gravados en oro al parecer. Al contrario de la que tenia Bart pues esta estaba compuesta por una hojilla plateada incrustada en una empuñadura blanca forrada con cuero blanco, y en la hoja se encontraban unos grabados de algún idioma escritos en letra dorada parecía ser también oro.

-en que estas pensando Sophie…- reclamó abriendo los ojos al ver que había sacado su daga pero a mí no me importo lo que seguía parloteando, simplemente mis oídos bloquearon su voz y mis cinco sentidos y el sexto que siempre consideré que tuve, los dirigí hacia mi oponente.

El chico de negro se encontraba mirándome con una expresión confiada en su rostro al parecer ya creía que esta batalla la tenía ganada. Pero no dejaría que fuese así.

Me abalance corriendo sintiendo al principio algunos rasguños en mis tobillos por parte de Bart, me imaginé que intentaba detenerme, pero la debilidad que cargaba podía mas con sus deseos.

De mis labios surgió un grito de guerra y mis manos se lanzaron a un costado de mi cuerpo en una posición que solo había visto en las guerras de las películas. Luego hice lo que ninguno de los presentes se esperaba. Pero sabía que era la única forma de acabar con un oponente como él.

viernes, 24 de diciembre de 2010

personajes principales de SLG y premios :3




las imagenes hablan por si solas, asi es, estos dos personajes son Sophie y Bart.
espero que les guste, es una especie de portada o algo asi de la historia.
los quiero mucho. comenten. y por supuesto que pasen una muy feliz navidad, espero que les hayan regalado todo lo que deseaban y ahora tenemos que prepararnos para el año 2011 :s

le quiero dar un premio a withney y a atzi. porque me encantan sus comentarios y me encanta el modo en que escriben y el modo en que mantienen su blog. ustedes pueden llamarse VERDADERAS ESCRITORAS :)

aqui les dejo el premiesito a cada una:


que lo disfruten :)

feliz navidad les desea ~risa~


martes, 21 de diciembre de 2010

premios!



que les puedo decir... tantos premios y regalos que me han dado y yo no doy ni uno a cambio? nai nai nai.. aqui les traigo un premio a todos esos seguidores que me pegan una sonrisa en la cara con cada comentario por mas pequeño que sea.

bueno antes de entregarselos, quisiera decirles que este va a ser un premio, no un regalo pq la amistad, la comprension, la paciencia, el amor, el apoyo que ustedes me brindan no merece un simple regalo sino un premio. :s mmmm sonaba mejor en mi mente, pero estoy segura que me entendieron.






y el premio es para...:



atzi
lulee
withney
mari
francheska
valen
oneesan shizen
gabriela
vero
cami
yolit
grisel
paovalera
citu
karol scandiu
cam
d!iana
gustavo
scarlet baciotti


y si me falto alguien disculpenme, pero trate de poner a todos los que tenia escritos por ahi. pueden llevarselo y pegarlo en sus respectivos blog

feliz navidad les desea ~risa~

capitulo 3: realidad o ficcion - segunda parte

hola a todos, aqui esta la segunda parte del tercer capi y creo que despues no habra mas partes sino que empezare con el cuarto capi.

los quiero mucho, gracias por los comentarios, sigan asi porque me inspiran a seguir escribiendo... bueno USTEDES y la hermosa musica de YIRUMA que siempre escucho cada vez que escribo.


sigan comentando... :)



by ~risa~



feliz navidad



El semblante de luke se encontraba completamente serio

-si… escúchame- se detuvo un instante para tomar aire- hace casi dieciocho años había un hombre y una mujer. Pero estos no eran como tú y yo, ellos eran ángeles. Ángeles que no sabían convivir el uno con el otro. Peleaban por todo, pero un día, dios les dio una misión muy importante. Una misión que sería totalmente nueva para ambos. Y esa misión era bajar a la tierra para conseguir un nuevo elemento. Dios les dijo que si lo conseguían, ellos saldrían beneficiados y no solo eso sino que también las guerras en el mundo acabarían. Los ángeles aceptaron y así se alistaron todo lo necesario para bajar a la tierra.

“cuando un ángel visita la tierra, puede tomar el cuerpo material que desee, ellos tomaron el cuerpo de un hombre y una mujer respectivamente. Y veras al bajar a la tierra con esos cuerpos, sus mentes también cambiaron pues ahora podían tener tentaciones humanas. La mujer, según la historia, era muy hermosa, y el hombre lo notaba. Así empezaron a enamorarse en la misión más importante del planeta. Una noche se encontraban en Suecia en un bosque cuyos arboles tapaban la luna y las estrellas. Y estos dos eran la brújula de los ángeles pero ahora que habían desaparecido se habían perdido. La mujer entonces tuvo una idea, descansarían por la noche y volverían a intentarlo en la mañana. Al hombre le pareció bien y así pasaron la noche en un frio bosque.

“la mujer pensaba que podía dormir separada de el, pero se dio cuenta que era imposible al estar en esa oscuridad y con ese frio. Por eso ambos sin darse cuenta fueron atrayéndose el uno al otro y a partir de ahí sucedió lo inevitable.

-espera tío kev, no entiendo a donde quieres llegar con todo esto-

-aun no termino- dijo mientras se levantaba del sofá y se sentaba en uno de los banquitos que se encontraban al lado mío. –veras, para hacerlo más rápido y corto- adoptó una expresión en el rostro de frustración, al parecer mi abuela no se lo había puesto fácil a él -dios los mando a buscar el cuarto elemento, pero lo que los ángeles no sabían era que a partir de esa noche el cuarto elemento se empezaría a formar en el vientre de la mujer.

“los últimos meses que estuvieron en la tierra, los ángeles se encontraban muy preocupados. La mujer estaba muy enferma, vomitaba todo el tiempo y no parecía haber suficiente comida en la tierra para complacerla, luego se dieron cuenta que su estomago cada día se encontraba mas grande.

-estoy embarazada- le dijo la mujer al hombre un día.

-eso es imposible, los ángeles no pueden embarazarse- le replico el hombre, pero la mujer negó con la cabeza y con un aire triste en los ojos le contesto.

-no somos ángeles, en este momento solo somos humanos- le dijo mientras se acariciaba el vientre. El hombre parecía estar molesto, no quería tener que conllevar esa responsabilidad.

-tenemos que advertírselo a nuestro señor- dijo preocupado pero la mujer lo calmo.

-estoy segura que ya lo sabe, cariño ¿no te das cuenta?- el hombre parecía confundido –este niño que va a nacer es el cuarto elemento que estábamos buscando- el hombre estaba desconcertado, no podía creerlo, la mujer seguía acariciando su vientre abultado y lo observaba como si ahí escondido se encontrase todo el oro que existía, y en cierta forma así era. – nuestro señor sabia que esto ocurriría, por eso nos envió a nosotros.

“Pasaron otro par de meses hasta que el gran día de la pareja había llegado. La mujer tenía una extraña emoción contenida en su corazón, se sentía feliz porque dentro de poco tendría a una criatura en sus manos, a su propio hijo.

“el parto se llevo a cabo en un hospital ubicado en Ontario, Canadá. El niño resulto ser niña, y parecía ser muy normal. A excepción por esos ojos que tanto llamaban la atención del doctor. Este estaba seguro que la niña poseía una rara enfermedad de la que no podría salvarse si no recibía tratamiento médico inmediato pero la mujer no lo permitió. Y así el hombre y la mujer se llevaron a la bebe a otro país llamado Venezuela. Fue ahí donde decidieron darle un nombre, no lo habían hecho antes por la simple razón de que aun no sabía las tradiciones humanas, ellos no se especializaban en eso. Asi, mientras la mujer agarraba la manito de la niña, le susurro con voz maternal.

-te llamaras Charlotte-

- cha-charlotte- repeti las palabras de luke, mientras sentía como una pesada bola caia en mi estomago casi provocándome unas terribles ganas de vomitar.

-si… asi la llamaron. ¿Ya conocias el nombre?- me preguntó, pero yo no supe como responderle. Se me vino a la mente la imagen de esas dos personas que me habían llamado por ese mismo nombre.

-no… pero no te detengas, quiero saber más- mentí, dándole a entender algo que en verdad no quería: que continuara con esa endemoniada historia.

-está bien- me dijo convencido, y luego prosiguió.

“la niña tenía unos dos meses cuando una mujer ya anciana se les acercó y les dijo:

-soy mensajera del señor, y vengo a llevarme a la niña- la mujer se horrorizo al escuchar esto pero no permitió que se la quitara de las manos. La señora había quedado muy intrigada con el rostro de la niña pues no podía verlo a causa de sus largos y rizados cabellos dorados que se la tapaban, cuando por fin logro verla, solo una cosa le llamo la atención, sus ojos eran imposiblemente bellos. Parecían tener incrustados un rubi que los hacían tomar un color muy vivo. La anciana se enamoró de inmediato de ese ser. Entonces hizo un acuerdo con los padres.

-escuchen, dios los está buscando, cada persona que vean puede ser uno de sus seguidores por lo tanto no deberían confiar en nadie, si lo que quieren es mantener a la niña a salvo

“les quiero hacer una propuesta, ustedes volverán al cielo, y se presentaran al señor con nada más que el cuarto elemento, pero esta niña se quedará conmigo en la tierra.-

“los padres no entendían. Eso quería decir que nunca la podrían volver a ver. Y así era, la anciana pretendía despojar a la niña de ese gran peso que cargaba, que era este elemento, para que así pudiera tener una vida normal. Los padres lo discutieron entre sí, y por fin cuando habían tomado la decisión la mujer se acerco a la anciana y con un pequeño “si” decidió el futuro de su niña.

“el hombre y la mujer ya habían sido preparados hace ya mucho tiempo para llevar a cabo el siguiente proceso. Por si acaso y el cuarto elemento se encontraba entre dos piedras, dentro de un animal, o hasta en el interior de un humano.

“recitando palabras ininteligibles el hombre y la mujer unieron sus voces mientras miraban a su pequeña como les sonreía mientras sus ojos rojos relucían bajo el destello de la magia que la rodeaba. Los padres con sus palabras fueron formando un halo de luz alrededor de su hija. Éste, fue tomando forma de remolino, envolviendo a ese extraño ser en un manto de simbolos dorados. Cuando el remolino fue disipándose y sus simbolos se fueron esfumando la niña estaba dormida. Y a su lado se encontraban dos piedritas rojas que titilaban con el destello del sol.

“los padres como lo acordaron con la anciana, solo se limitaron a tomar esas dos piedritas y apenas se fueron sin mirar a su hija.

“la anciana tomo a la bebe en sus manos, apreciando sus hermosos rasgos. Su arrugada mano fue acariciando el pequeño rostro mientras le susurraba cantos angelicales y asi pudiera conciliar un mejor sueño.

-te llamare sophie- dijo la anciana mientras se la llevaba en brazos.”

-espera tio…- le dije sintiendo como el aire se iba de mis pulmones… sin regresar -estas diciéndome que ese bebe… ¿soy yo?- le dije desconcertada por tal hecho.

-si… y se lo que estas pensando… eso te haría un semi-angel- me dijo luke con una expresión muy seria en el rostro. –veras, aun no tengo que contarte muchas cosas que tu misma tienes que recordar, pero con esta historia tu abuela y yo te estamos diciendo que fue lo que en verdad sucedió con tus padres.

Lo mire con los ojos abiertos tanto como estos podían, mi corazón palpitaba muy fuerte. Una lágrima empezó a surgir de mi ojo, pero la retuve a tiempo. Me levante lo mas rápido que pude intentando que luke no mirara mi rostro.

-voy a practicar - le dije yendo a mi cuarto para agarrar las cosas que necesitaba. Además me vesti como pude y luego despidiéndome con un rápido –hasta luego- Salí de esa casa.

A mitad de camino me di cuenta que Aiden me seguía. Lo trate de mandar a casa de nuevo pero no me hizo caso.

Llegué al gimnasio, un poco agitada pero sabía que en cuanto tocara el agua, estaría bien. Me cambie y de inmediato me zambullí en la piscina.

Ese era mi lugar. Ahí no existían las dudas y no podía pensar en nada mas que en mi piel rozar el agua y en el sol tocar la superficie permitiéndome mirar las maravillas que una simple piscina podía ofrecer.

Practique los diferentes tipos de nado, a pecho, mariposa, de espalda, entre otros. Y parecía no cansarme… era mágico.

Cuando al fin salí de la piscina Aiden se encontraba esperándome maravillado por lo que había presenciado. Mire sus ojitos pero no se encontrában mirándome a mi sino a algo mucho mas interesante del otro lado de la piscina.

-¿que estas mirando?- le pregunte en plan juguetón, talvéz pensando que sería un pobre pajarito que de nuevo se había quedado atorado en los ventanales.

Pero un pajarito no fue lo que encontré, sino a un hombre.

-hey!- grité –usted, no puede estar aquí, esta es un área privada- le dije acercándome un poco más.

El hombre se encontraba de espalda a los ventanales y esto lo hacía tomar efecto de a contra luz. No podía verle el rostro no sabía si se encontraba mirándome o no.

Era un poco aterrador.

Cuando abrí la boca para decir algo mas, el solo salto al agua. ¿Qué estaba haciendo? Me pregunte extrañada.

Esperé a que regresara, pero nunca ocurrió. Ahora me encontraba preocupada. ¿Debía ir por él?

Asome un poco la cabeza. Pero solamente pudo ver una sombra blanca que apenas se movía por el reflejo del agua.

Con terror vi como unas burbujas grandes de aire subían a la superficie, donde desaparecieron dejando otras más pequeñas a su paso. ¿En qué estaría pensando al lanzarse así? además se estaba ahogando y tenía la posibilidad de subir de vuelta, pero no lo hacía.

No lo pensé un minuto más, deje la toalla extendida sobre una silla y caí en picada para rescatar a un completo extraño.



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lunes, 20 de diciembre de 2010

capitulo 3: once años despues - primera parte

aqui esta el tercer capitulo de secrest of a lost guardian, éste va a estar dividido en dos o tres partes por el hecho de que se me hizo demasiado largo, bueno aqui se los dejo espero que lo disfruten.


dejen sus criticas costructivas y comentarios




feliz navidad de ~risa~



Voces, susurrando mi nombre.

Aplausos, pequeños pero audibles.

Luke gritaba tonterías del otro lado de la piscina.

Todo esto se oía de esa forma bajo el agua. Cuando el líquido transparente tapaba por completo mi rostro, sentía que pertenecía a ese mundo y que era libre de nadar como quisiera. Pero en ese momento no podía permitir tomar a la ligera esta situación.

Unas brazadas más y seria la ganadora.

Cada que asomaba la cabeza para tomar aire veía a los demás participante lejos y eso me encantaba. Adoraba dejarlos atrás, y sentir la adrenalina en mis venas porque sabía que otra medalla más estaría ocupando una de las estanterías del “centro de trofeos”, como lo llama luke.

Finalmente mi mano chocó directo con el borde de la piscina. Sentí una alegría arrolladora cuando vi a toda esa gente de pie en sus puestos aplaudiendo y gritando. Volteé a mirar a mi querido entrenador, por supuesto se había arrodillado con las manos juntas levantadas sobre el pecho y mirando al cielo con una expresión de agradecimiento. Aunque no lo quisiera aceptar, luke era realmente muy religioso y de vez en cuando me inculcaba esas enseñanzas.

Me subí al borde tomando aire mientras sentía como luke se ponía de pie y me pasaba una toalla por los hombros.

-bien hecho, Sophie- me dijo palmeándome el hombro.

Tenía una sonrisa enorme en el rostro que estaba segura que no podría soltar por nada del mundo.

Los demás participantes iban llegando uno a uno, todos con expresiones tristes. Me llamó la atención el chico que había ganado el segundo puesto pues parecía estar muy feliz con esa pequeña medalla de plata que vagamente brillaba con el destello de las luces provenientes de los grandes ventanales.

Éste chico se me acerco y para mi gran sorpresa tenia de la mano a una de las participantes que traía colgando en su cuello la medalla de bronce.

El chico fue el que primero me ofreció la mano.

-felicidades, mi novia y yo hemos oído grandes cosas sobre ti, y ganar de segundo y tercer lugar es lo mejor que nos ha pasado sabiendo que competíamos contra alguien como tu-

Se me incendiaron las mejillas al oír estas palabras, no sabía que había ganado tanta fama, no… espera, estaba segura que no había ganado tanta fama.

-gracias pero no estoy segura que sea tan especial como ustedes dicen… solo he ganado unos…- me rasque la cabeza con la punta de mi dedo índice contando los números de mis poco premios -unos tres premios- les dedique mi mejor sonrisa, luego solté la mano del chico.

- no te haces famosa por los premios que ganas si no por la forma de ganar estos, y creo que tú has pasado por mucho- esa era la chica que me miraba con una expresión totalmente distinta a como estaba hace unos segundos atrás. Sus ojos me miraban a través de sus largas pestañas mojadas, de forma malévola y misteriosa…

-si… bueno tengo que irme, mi entrenador me está esperando- ya me estaba dando la vuelta cuando vuelvo a escuchar la voz del chico a mis espaldas.


-sabemos tu secreto, Charlotte- me dijo en voz gruesa. Como si fuera una persona totalmente distinta. Mi corazón dio un salto, el rostro se me descompuso al instante. Una simple palabra me había paralizado por completo.

-no tengo idea de lo que estas hablamos, y no te atrevas a llamarme asi de nuevo- le dije sin voltearme y con una voz tensa pero firme, tratando con todas mis ganas de que esa pareja se alejara.

Las personas estaban empezando a dejar sus puestos, abandonando el lugar.

Ya casi no había gente.

-debes venir con nosotros- escuché la voz de la chica, metálica e intimidante.

-estoy ocupada, no tengo tiempo de estar con ustedes, déjenme en paz o me veré obligada en llamar a seguridad- seguí caminando y no volví a oír sus voces. Tal vez se habían retirado de verdad, pero no me atreví a mirar atrás.

Salí al trote de ese lugar queriendo olvidar todas y cada una de sus palabras.

Me encontré con luke que estaba esperando en el auto con la música a todo volumen y una botella de cerveza en la mano. Se notaba que la estaba pasando en grande y me agradó verle esa sonrisa tan cálida en el rostro, casi, solo casi me hiso olvidar lo que había pasado.

Abrí la puerta del copiloto.

-de verdad tu sí que sabes pasarla bien tío kev- así le decía desde que me mude con él, por lo menos así me había dicho que le llamase solo y únicamente cuando los únicos presentes fuésemos él y yo.

-y tu sí que sabes plantar a una persona con planes de divertirse- me miro con sus ojos azules, esos que tanto admiraba. –vamos sophie, ¿donde rayos estabas? Me dejaste esperando por más de media hora-

-no es nada, solo estaba pensando un poco-

-¿pensando? Y ¿en que?- me pregunto mientras ponía en marcha el auto y se dirigía a la autopista.

-pues… solo unas cosas que siempre he querido peguntarte-

-y aquí vamos…- susurro más para él, que para mí-

-es que nunca me has dicho la razón por la cual mi abuela se fuera a vivir al extranjero… si vivíamos tan felices en esa casa…- mis recuerdos viajaron diez años al pasado, cuando yo solo tenia seis y vivía con mi abuela Emma.

Había un hueco que nunca lograba recordar.

Una soleada mañana de agosto mi abuela me había cocinado panqueques, sabía que tenía clases con el tío kev así que me fui a cambiar en mi habitación, tenía un… algo que… ¿una maleta? No… lo veía negro, no sabía que había buscado para ese momento, pero sé que era algo importante. Después de eso solo recuerdo algo relacionado con mi puerta del baño, algo negro y algo blanco y unos raros símbolos con los que siempre soñaba, estos eran dorados y brillaban pero no entendía que tenían que ver con todo lo demás. Me desperté esa noche en una cama blanca rodeada por paredes del mismo color, y recuerdo que para ese momento me había despertado con un solo pensamiento: que bello era el color azul blancuzco.


Nunca volví a ver a mi abuela, luke me dijo que se había ido a Norteamérica pero nunca entendí porque, y se rehusaba a hablarme del tema.

-sophie, tu abuela se fue por razones que yo tampoco me explico-

-entiendo…- recline el asiento y mire al cielo que se extendía sobre nosotros, demostrándome lo diminuta que era.

Luke suspiro con pesadez.

-querida, no pienses más en eso, ¿que acaso no te gusta vivir conmigo?- lo mire admirando su rostro que mantenía una rara pose de perrito lastimado.

-tío kev, claro que me gusta. Eres el mejor preparando tocino con huevos, además tu me has pagado todos los estudios y para colmo me entrenas- le dedique una sonrisa- ¿qué más puedo pedir?- me voltee para seguir apreciando el cielo.-me dormiré un rato si no te molesta, estoy un tanto cansada.

Un plop sonó en mi oído y entonces mire la gota de agua que caía por el asiento. La limpie rápidamente, y luego solo me dediqué en cerrar los ojos.

El motor del carro ronroneaba bajo mis pies, sentía los pajaritos cantando y los carros que pasaban a nuestro lado, todo tan hermoso, todo estaba en paz. Pero una imagen chocó en mi mente, tan repentino que me hizo pegar un salto, aunque sé que luke no lo notó por eso seguí con los ojos cerrados fingiendo estar dormida.

Ese rostro lo había visto antes, ojos azules tirando a ser blancos y… esos labios perfectos, rojos y sanos.

Me recline en el asiento sentándome de nuevo.

Luke se quedo sorprendido, normalmente dormía hasta llegar a casa.

Lo mire un corto tiempo y luego volteé a la ventana haciendo como si nada pasara. No planeaba contarle lo que me estaba ocurriendo, sobretodo porque sabía que si lo hacía me llevaría a un loquero o algo parecido.

Cuando al fin llegamos a la casa, me bajé sin decir nada al igual que el. Luego entramos y cada uno se fue por su parte. Él, a colgar mi nueva medalla en un lugar apartado y yo al parque del patio, donde me quedaba horas y horas tan solo viendo el cielo y sintiendo la tierra con el pasto bajo mis pies. Luke decía que perdía el tiempo, pero ¿cómo lo sabía?, como saber si estaba perdiendo el tiempo cuando apreciaba tal paisaje de ese modo, sintiéndolo con cada fibra de mi cuerpo.

Me acosté en el banco de siempre, uno alargado, pequeño y de madera. Y me limite a observar todo lo que se extendía ante mí.

Un ruido en los arbustos, muy cerca. ¿Qué sería?

Me levanté y me dirigí directo a donde provenía. Cuando estaba en frente de esa bola de hojas que a luke nunca le había agradado cortar, casi pude jurar que escuché unas pisadas en la grama. Pero no eran pisadas grandes, solo unas pequeñas que apenas podían dejar marca en el suelo.

-¿Quién anda ahí?- pregunté asustada.

Para mi fortuna, nadie contesto. Le di la espalda a mis molestias en plan de seguir con mi rutina pero… que fue lo que había acabado de escuchar esta vez. Parecía un maullido. ¿Un gato?

En vez de voltearme solo me acuclille, y en esa posición pude atreverme a mirar de reojo si es que eso se puede llamar de ese modo. Por debajo del las matas, en el área donde se encontraban las raíces crecientes pude presenciar un pequeño movimiento negro. No me asusté, sabía lo que era.

-hey gatito, ven gatito- le dije extendiendo la mano.

Unas cortas patitas negras se asomaron permitiéndome apreciar con ellas, la carita de una hermosa criatura de ojos negros, tenía la cara manchada de blanco y parecía tener entre dos o tres años. Era solo un bebe.

Me acerque más para darle confianza, y, a su vez el también se fue acercando hasta que mis manos encajaron a la perfección en su tibio estómago y por ahí pude tomarlo en mis brazos.

Lo miré y lo acaricié con una tonta sonrisa en el rostro.

-¿te encuentras solo? No veo a tu madre- dije mientras miraba a ambos lados con la esperanza de ver a una gata mayor pero solo habían un par de pajaritos muertos que antes no había notado.

-supongo que ya no debes tener hambre- le acaricié la cabeza con ternura.

-te llamaré Aiden- el gatito me miro con sus oscuros ojos negros y no sé como lo supe pero pude sentir que le gustaba el nombre con el cual lo había bautizado.

Lo lleve dentro donde pude ver a luke haciendo pasta a la bolognesa.

-tendrás que hacer un plato más- le dije mientras ponía a el gato en su cara. A consecuencia, luke reacciono de una manera exagerada poniendo dos cuchillos cruzados sobre su rostro en forma de equis. Esto me hizo gracia, pero lo deje de fastidiar y abracé a Aiden fuertemente contra mi pecho.

-¿puedo quedármelo tío kev?- le pregunte dejando que se diera cuenta que si decía la palabra equivocada habría un serio problema.

-y que otra opción tengo- hizo un gesto con los hombros y luego continuo con la cocina.

Me fui a mi cuarto, uno pequeño y desorganizado, que tenia las paredes pintadas de un color beige suave y estaban decorados por algunos cuadros que había encontrado en una feria hace ya mucho tiempo, estos tenían temas fantásticos. Uno era de un centauro que me gustaba llamarle Bill, otro era de un elfo llamado Adrian y otro al cual le tenía un especial cariño llamado Alcander, nunca había entendido que era realmente, se que su estatura lo hacia un niño pero tenía una expresión seria. El cuadro esta desgastado y no se ven muy bien los detalles, pero detrás del niño hay una especie de manto que en su momento pudo ser blanco, ahora solo es de un extraño color marrón. Lo miraba por horas imaginando que podía ser esa intrigante especie de manto que insistía en arruinar la pintura.

Me eché sobre mi cama con Aiden aun sostenido en mis brazos. Y los dos nos miramos, apreciando las diferencias de nuestras especies.

-Sophie, a comer- luke se había asomado a la puerta con un delantal y guantes para cocina en sus manos.

-enseguida voy- le dije dedicándole una sonrisa cariñosa.

Dejé a Aiden encima de mi cama mientras me iba a hacer una cola alta.

Tome mi pelo que se encontraba liso y lacio apoyado en mi espalda de una manera natural y única. Y lo amarre en una esbelta cola. De pequeña lo tenía muy dorado, pero al crecer ese color fue aclarándose hasta convertirse en un frío amarillo que me hacía parecer más pálida de lo normal. En compensación iba a la playa casi todos los fines de semana para mantener un color bronceado y lindo.

Salí de mi cuarto rumbo al comedor en donde pude ver como luke ya se encontraba zampándose todo el plato de pasta que se había servido.

-déjale algo de comida al mundo- bromeé.

Al terminar, le di las buenas noches a Luke y volví a mi cuarto. Me dormí con Aiden acurrucado en mis pies.

La noche pasó volando, y casi no pude creer que en verdad había dormido nueve horas cuando todavía tenía un sueño descomunal.

-Aiden, ¿tu dormiste bien?- claramente éste se encontraba plácidamente acomodado en mi cama con todo tipo de almohadas sosteniendo su pequeño cuerpo.

-supongo que sí- me dije a mi misma.

Me levanté, fui a cepillarme los dientes y luego salí a la sala, en donde encontré como todas las mañanas a luke sentado en el mueble delante del televisor tratando de resolver una especie de crucigrama muy difícil. Pase por su lado en dirección a la cocina.

-Arcángel-

-¿Qué?-

-tío kev la palabra que te falta es arcángel- le dije volteándome para mirarlo –buenos días-

-buenos días Sophie- parecía inquieto, por lo menos más inquieto de lo normal.

-¿tío kev?- le pregunte mirándolo mientras me servía un vaso de leche – ¿te encuentras bien?- pregunte preocupada.

-bueno… es que la verdad, tengo algo que decirte- eso era nuevo, nunca tenía nada que decirme a menos de que fuera para participar en una competencia o algo así.

-¿otra competencia?- aventuré sin éxito. Tomé un sorbito de leche, lo saboreé con la lengua y luego deje que corriera por mi garganta.

-no es eso-

-entonces…-

Escuche como tragaba fuerte, y así comenzó.

-como sabrás, falta una semana exactamente para que cumplas dieciocho años- le hice un gesto para que continuara - y… bueno, tengo que contarte algo de suma importancia. Tu abuela me lo dijo y también me dijo que una semana antes de que cumplieras dieciocho años te revelara tu verdadera existencia-

-¿mi verdadera existencia?- el asintió con la cabeza.

Un frio agudo recorrió mi cuerpo, pasando por cada rincón de éste, sin detenerse y mucho menos sin piedad fue directo a mi corazón fue ahí cuando supe que lo que vendría a continuación, no seria nada bueno.

viernes, 17 de diciembre de 2010

¿intrigas?


hola amigos, hace tiempo que no les escribo...- si, dos dias me parece demasiado- pero les escribo para decirles que he estado revisando los ultimos comentarios de mi super gente que es super atenta en el segundo cap y me parecio que hay muchas dudas o intrigas en cuanto a la vida de sophie.

bueno les prometo que para los proximos por lo menos dos capis les estare aclarando todas esas intrigas.

no sabia que me habia quedado tan intrigante, pero espero que eso este bien... como ya dije les ire aclarando las dudas.

por cierto tambien es muy posible que monte algo asi como una ficha basica de los peronajes pero sera mas adelante cuando de la historia se conozca bastante como para tamb
ien querer conocer a los personajes.

los quiero muchisisisimo a todoos,
gracias atzi por tus lindos comentarios, seguire escribiendo y en cuanto tenga listo el tercer capi lo monto y les aviso, ustedes porfa haganme plubicidad si no les importa y yo tambien plubicare cosas aqui sobre sus historias, solo pidanmelo y nos ponemos de acuerdo :)

bueno amigos, cuidense y
feliz navidad

~risa~

miércoles, 15 de diciembre de 2010

capitulo 2: ¿que pasaria si estubiese equivocada?

hola!! aqui les dejo mas de SECREST OF A LOST GUARDIAN.... los que esten leyendo esto porfavor diganle NO AL PLAGIO, me costo mucho hacerles este capi, y talvez no tanto como se que me van a costar los demas... tengan por lo menos algo de humanidad al leer esto pq quisiera seguir montando para que den su opinion de como me esta quedando pero si van a copiarse, donde estaria el sentido de todo? se que muchos no lo hacen pero los que si, los superan en numero... y si me pongo a pensarlo se pone un poco triste.. pero bueno, les iba a decir eso y ahora me queda mostrarle el esperado segundo capitulo :)

que lo fisfruten!



Me di cuenta que mi abuela se encontrba en el marco de la puerta con una expresión de sorpresa pero que enseguida cambio a ser de ira. Nunca antes había adoptado esa expresión y no se si ese hecho me asustaba mas de lo que me asustaba la sombra flotante a unos cuantos centímetros de mi.

-¿abuela?- mire su arrugada cara con la confusión marcada en cada una de mis facciones. Ella no me miraba y por supuesto no se preocupo en responderme. Se había quedado con la mirada clavada en esa sombra que ahora parecía estar tomando relieves, empece a divisar una capa que se extendia detrás de la figura. Era negra por supuesto y con marcados desgastes, que la hacían parecer aterradora.

me arrime hasta la parte superior de la cama para alejarme, pero a la cosa no parecio importarle. La mano que tenia extendida hacia mi se fue formando: huesos, músculos, piel. Me recorrió un escalofrió por la espalda al ver que lo mismo sucedía a lo largo de todo su cuerpo.

Dio dos pasos con esas botas cubiertas de piel negra, llevaba cadenas por estas dándole aspecto gótico. Un pantalón negro se ceñía a su musculosa figura, y lo mismo pasaba con una camisa que era tapada por la capa que lo rodeaba. Su rostro era tan intrigante como su aspecto. Una cara cuadrada con labios finos y contorsionados en una mueca que decía que se encontraba enojado. Sus ojos negros como el carbón solo me miraban a mí, lanzando puñaladas de veneno por cada centímetro de piel que sus ojos tocaban.

Vi a mi abuela por el rabillo del ojo como se aproximaba decidida a atacar.

-¡no te la vas a llevar!- grito aproximándose con un bate de beisbol levantado sobre su cabeza.

- ¡cállate Emma!- su gutural voz volvió a resonar en mi mente mientras que con una patada sacaba casi a volandas de la habitación a mi abuela.

-¡abuela!- grite bajándome de la cama y corriendo a su encuentro.

-no tan rápido niña- el hombre ya se encontraba delante de mí. No sé como lo había hecho pero me di cuenta que no podía vencerle con mi débil cuerpo.

La puerta de mi baño había quedado abierta y estaba en un perfecto ángulo para llegar corriendo hasta adentro y cerrarla con fuerza.

Gire sobre mis talones y corrí con todo lo que tenia hacia mi baño, tome la puerta de madera entre mis manos y la tiré, sonando así un sonido desconcertante en toda mi casa, haciendo eco en cada una de las habitaciones.

Deslice mi espalda por la puerta dejando que sus formas cuadradas se clavaran en mi piel.

Doblé mis rodillas y las abrace, entonces apoye mi barbilla entre mis dos piernas y deje que las lágrimas corrieran, sollozando el nombre de mi abuela.

No había pasado ni si quiera treinta segundos desde que me encerré cuando empecé a oír pasos al otro lado. Venían hacia mí.

-Charlotte, no tienes que esconderte, no vengo a hacerte daño, sólo quiero hablar contigo-

-no me llames así, mi nombre es Sophie no Charlotte y no digas que no me harás daño si te atreviste a lastimar a mi abuela!- grite, escondiendo mi cabeza aun mas en mis rodillas. – ¡vete, sal de mi casa y déjanos en paz!-

-lo ciento niña pero me temo que no puedo hacer eso- sentí como pegaba su cuerpo a través de la puerta, probablemente tratando de escuchar algún ruido.

Un crujir en la madera…

Un estruendo…

Una mano en mi abdomen y la otra en mi frente…

Me lanzo bruscamente fuera del baño.

Me plasme en la pared con fuerza.

Mi cabeza reboto contra el empapelado rosa haciéndome perder el conocimiento pero solo duró unos cuantos segundos. Cuando abrí los ojos mi mirada estaba perdida. Vi dos imágenes negras que se tambaleaban, achine los ojos intentando poner en orden las imágenes que lentamente llegaban a mi cerebro, las figuras se fusionaron en una, ésta, muy segura de cada movimiento, atravesó la rosada habitación hasta llegar a mí.

Mis cabellos se encontraban regados por mi cara, mi piel se había llenado de raspones a causa de las astillas afiladas, suponía que mi ropa estaba destrozada, me sentía tan pequeña al lado de ese gran hombre, tan inútil e insignificante…

-por-por favor…- le dije en un hilo de voz mientras mis manitos se aferraban a su diabólica bota negra.

El hombre agarró mis dorados cabellos en sus garras, terminando de destrozar lo último que quedaba del hermoso peinado que yo misma me había hecho. Me alzo sosteniendo todo mi cuerpo. Me dolia mucho la cabeza, me titilaba y sentía como se arrancaban de la raíz algunos mechones.

Me dejo a la altura de su rostro sin ningún esfuerzo, desde ese angulo pude verle algo que antes no le había notado. Una cicatriz se extendía a lo largo de todo su rostro pasando por su ojo hasta terminar en la barbilla. Puse una cara de asco al verla.

Intente soltarme, le arañaba la piel que al parecer no recibia ningún cambio.

-suéltame…- le dije desesperada, pero el solo me cargo en sus brazos liberando la presión en mi cabeza.

Patalee muy fuerte pero ni siquiera pude lograr que perdiera el equilibrio.

-vendrás conmigo- me dijo mirándome fijamente a los ojos.

-¡no…!- grite.

El hombre comenzó a susurrar algunas palabras que no logré entender, perecía otro idioma.

Un halo de luz comenzó a rodearnos, formando signos dorados y brillantes en un espiral de aire.

Veía mi cuarto a través de esa pesadilla, pude ver como poco a poco se desvanecía.

El desastre del baño fue borrándose, mi abuela se empezaba a ver difusa, pero pude ver como se levantaba sosteniéndose la cabeza y mirando el torbellino que nos cubría.

-¡Sophie… no!- la oí gritar mientras se levantaba, pero cayó y no volvió a levantarse.

Lloraba mucho, notaba como empezaba a desesperar a ese hombre y solo para molestarlo chillé aún más.

Miré por última vez mi cuarto ahora ya casi por desaparecer, y algo comenzó a captar mi atención.

-maldita sea…- lo oí maldecir obligándome a oler su apestoso aliento.

Nuestro remolino fue perdiendo intensidad, y los símbolos que fluían con él, desaparecían gradualmente.

Había estado pensando todo ese tiempo que esta pesadilla nunca terminaría, pero al ver disminuir de intensidad a el misterioso torbellino, pude creer que había esperanza para que todo volviera a la normalidad, ahora puedo decir cuan equivocada estaba, claro que a los seis años era muy difícil adivinar que pasaría después, estoy segura que si el destino me vuelve a arrastrar a esas situaciones me defendería mejor y claramente no me dejaría llevar por las apariencias, sobre todo las extrañas.

Mi habitación volvía a la normalidad, volvían a aparecer mi abuela, el desastre del baño, mi cama, y… si… eso que había captado la atención de ambos.

Mi bolso había regresado, pero no era el mismo, se encontraba destrozado y manchado de algo rojo tirando a ser negro. Además en su parte delantera había un espacio vacío, el espacio donde minutos antes se encontraba mi querido peluche en forma de Bart.

Claro que no pude seguir apreciando por más tiempo lo que le faltaba o no faltaba al desaparecido bolso, lo que se encontraba a su lado lo superaba en importancia.

Otro hombre casi tan alto como el techo –superando en tamaño al que me tenia brazos- se encontraba invadiendo mi cuarto. Su pecho era grande y desarrollado pero parecía ser delgado bajo la bastante holgada camiseta. Sobre ella se encontraba una capa larga y blanca, que se sostenía en un broche –al parecer de oro- a la altura de su cuello, esta capa parecía estar manchada de algo rojo igual que mi bolso. Y unos pantalones se extendían por sus largas piernas haciéndolo lucir inalcanzable.

Pero a pesar de su excelencia pude notar que al costado había una pequeña mancha de sangre, y me pareció ver que aumentaba de tamaño.

-que haces aquí Ambrose!- disparo el malvado hombre sobre mi cuerpo, escupiéndome. –deberías estar muerto!- volvió a gritar arrojando odio por sus palabras.

-quizás, pero es mi deber estar aquí… con ella- sus palabras llegaron a mis oídos cual melodía en pleno invierno, como si fuese el viento mismo que me hablara y me susurrara en silencio, palabras para animarme, sin embargo, había algo en esa voz que me llamaba la atención, como si ya la hubiera escuchado antes, muchas veces…

El chico me miro con expresión cariñosa y un tanto preocupada.

-¿te encuentras bien?- me pregunto, pero antes de que pudiera responderle mi agresor me fulmino con la mirada recorriendo sus negras pupilas desde la cabeza a los pies y luego repitió el proceso, pero justo cuando se hallaba revisando mi frente, de el cuero cabelludo salió una pequeña gota de un líquido rojo que ahora tan seguido estaba viendo. El hombre se apresuro en limpiarla, pero no con ternura ni delicadeza, solo bruscamente paso su calloso dedo para sacarla de en medio.

-como crees que pueda lastimarla… nunca lo haría, esta mocosa es mi trabajo y tengo bien claro que si le llega a pasar algo lo mismo y multiplicado por cien me va a pasar a mí-

-me parece bien que lo tengas presente, pero… ¿por qué huelo sangre en esta habitación?-

-hermano, mírate estas cubierto de sangre- ni si quiera había acabado la frase y el chico de blanco ya estaba negando con la cabeza.

-huele a sangre humana… una muy joven sangre humana- el chico adopto una expresión molesta, miraba con rabia hacia el chico que me cargaba. –Dame a la niña-

-¿o qué? ¿Me la arrebataras?-



-solo dame a la niña. Mientras más tiempo pase sin atención más estará en peligro- se quedo un rato con la vista perdida en el techo, oliendo el viento y atendiendo a un sonido que en lo personal no pude oír- maldito… lo sabías no es verdad? Sabias que los perros del infierno están aullando… la huelen, ese golpe en la cabeza fue muy fuerte, y ahora está muriendo… y tu y yo sabemos lo que pasara si ella muere- se encontraban mirándose fijamente con miradas muy serias que yo no comprendía. – en el reino de los cielos el caos será inminente, sus padres no podrán hacer nada pues ella es la única que tiene la llave… y tu… tu aprovechando esa terrible situación familiar subirás al trono- se había aproximado hacia nosotros con la mano en una especie de empuñadura parecida a las que tenían las espadas que mi abuela hace ya mucho tiempo atrás me había mostrado.

-aléjate de mi…- parecía haber miedo en esa voz, como si supiera que algo malo le pasaría.

-¡aléjate de ella!- Empecé a sentir como el chico de negro aflojaba la presión que tenia sobre mis piernas y brazos. Ahora podía moverme y con toda la agilidad de la que fui capaz salté, alejándome lo más rápido que pude de el, pero no me acerque al otro hombre… no confiaba en ninguno.

Corrí a donde estaba el cuerpo de mi abuela tirado. Pude ver como su pelo se encontraba empapado en algo rojo y que olía a oxido.

Me arrodille bruscamente al lado de su cabeza, la levante y la voltee con un esfuerzo enorme… no me había dado cuenta lo pesada que era.

Pero ahí la tenía, sus parpados se encontraban cerrados y sin movimiento, sus arruguitas carecían de expresión, y sus labios parecían pálidos.

Una gota de agua le cayó en la mejilla, rodando por esta hasta llegar al cuello donde se disolvió en la tela delgada del vestido con estampados que llevaba puesto. Mas gotitas caían, y mas y mas.

-¡abuela!- grite con mi voz chillona distorsionada por el maltrato al que le había expuesto.

Escuche como la familiar voz del chico de blanco alzaba la voz, casi gritándole al otro chico que se marchase y que nunca volviera.

Después de eso, no escuche nada mas, solo sentí como mi cabeza caía en el tibio abdomen de mi abuelita, su vestido me proporcionaba calor en el rostro y me limpiaba la sangre que ahora más seguido caía por mi nuca haciendo que sintiera frio.

El pelo me caía en los ojos tapándome la visión.

No escuchaba nada, estaba perdida en mi propio mundo. Pero si sentí como unas manos fuertes, seguras pero al mismo tiempo delicadas y paternales me tomaban de la muñeca –hasta ese momento no me había fijado que mi pálida mano estaba aferrada a la larga manga del vestido de mi abuela- me tomo de la cintura para ponerme de pie y así poder cargarme en sus brazos.

Trate de oponerme, no quería seguir… no quería seguir luchando, viendo sangre, y lastimándome.

Me dolía mucho la cabeza, y mientras más lloraba, mas me dolía, pero la verdad es que no podía hacer nada pues me sentía demasiado insignificante en ese mundo de adultos que yo no conocía.

El chico me aparto el cabello dorado del rostro. Dejándome mirar sus bellos ojos color azul cielo, tirando a ser blancos.

Yo conocía bien esos ojos… esa expresión… su voz…

Levanté mi manito que temblaba sin parar, y la posé en su mejilla.

Quería sostenerme a algo y sentirme segura y justo al pensar en esto el hombre me agarro la mano y la calentó con la suya… apretándola cariñosamente, haciéndome sentir a salvo de nuevo.

-que divertido… - le dije con voz ronca y moribunda, cosa que le afecto en el rostro al fruncir el ceño –te pareces mucho a mi mejor amigo…- le dedique una delicada sonrisa, tan pequeña que me pregunte si la había captado.

El hombre me planto un beso en la frente, delicadamente y muy cerca de mi rostro me volvió a hablar.

-te dije que si puedo vencer a los monstruos de tu cuarto- su aliento fresco llegó a mis ojos. Yo los cerré instintivamente.

-te quiero Bart-

-y yo a ti Soph-



Todo se puso negro, dejé de escuchar su respiración, y pronto todos los sonidos, las luces y los sentidos se fueron apagando. Volviéndome a dejar sola en la oscuridad, sola en el lugar que más odiaba en el mundo.

hey!



HEY! amigos blogeros.

me encanta que me sigan.

no saben la ilucion que me hacen :)

estaba pensando, y ya que no lo hice oficial, decidi decirles con que nombre opte por bautizar mi historia y sera... SECREST OF A LOST GUARDIAN que en español seria secretos de un guardian perdido... me dicen si les gusta pq no creo estar convencida.

bueno esta entrada tambien va para decirles que me gustaria que me ayudaran con algunas cosillas como... una sorpresita que tratare de ponerles. pero necesito ayuda... asi que contactenme el que este dispuesto en ayudarme sobre todo los que sepan cosas como saber conseguir el apoyo de las editoriales y eso.



bueno eso era todo por los momentos.


gracias por sus comentarios y sus visitas.








cariños ~risa~

martes, 14 de diciembre de 2010

propuesta

buenas buenas mis queridos lectores
aqui les escribo bien rapidito para entregarles una nueva noticia que anda circulando por la blogosfera.
asi es amigos les va a encantar sobretodo para los que les guste escribir como a mi.
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blog-relato enlazado proximo a llamarse "perdida en la oscuridad"
para mas info denle click en el banner de arriba, tambn estara en la barra lateral derecha :)
los quiero muchoo!
cariños ~risa~

lunes, 13 de diciembre de 2010

nuevo nombre

hace tiempo que estaba leyendo sobre autores que cambian a nombres artisticos, nombres que los hacen ver originales y les dan propaganda.
bueno como ya sabran mi nombre era mia.lu, estube con el por dos años, pero creo que ha llegado el momento de cambiar -sobretodo porque siento que las cosas se estan volviendo mas serias- a un nombre mas intrigante, atractivo y lindo :)
~RISA-VALENTINE~
tengo que darle gracias a mi hermana por este nombre pues cuando yo me estaba matando pensando que combinacion seria la mas adecuada, ella se me acerca y con aire tranquilo me dijo esas dos hermosas palabaras.:)
gracias SIS :D
espero que les guste, si no entonces comenten sugiriendo cambiarlo y hare lo posible.
with love: ~risa~

domingo, 12 de diciembre de 2010

concurso 6 meses

y sigo con los concursos. :)
como siempre en la barra lateral derecha se encuentra el banner.
es internacional y hay 20 libros en juego, divididos en 4 lotes: lote fantastico, lote internacional, lote novela y el lote juvenil.
inicio el 11 de diciembre y finalizara el 20 de enero
que lo disfruten.
SUERTE!

concurso!

bueno como podran ver ya me obsecione con estos concursos.

les dejo uno que acabe de encontrar, capaz no les de mucho tiempo pq hay un dia de anticipacion (sorry) la proxima les prometo que sere puntual a la hora de traerles mas concursos.

el concurso clockwork angel:
como premio obviamente estara el famoso libro clockwork angel, ese que ha dado tanto de que hablar
solo para latinos
en la barra lateral se encuentra el banner :)
SUERTE!

concurso

les traigo un concurso que quiza ya conozcan, es el primer consurso del blog hojas magicas!
el autor del blog hizo las pautas realmente sencillas, veanlo ustedes mismo en el banner que les dejaré a continuacion:

Image and video hosting by TinyPic

es totalmente INTERNACIONAL todo publico :) ademas los premios estan para morirse! el ganador -que solo sera uno- tendra el privilegio de elegir un libro, su favorito, de las 13 maravillosas opciones que hay.

apresurence, el consurso esta por acabar :) comenzo el 5 de noviembre y terminara el 26 de diciembre, asi que no esperen mas y vayan, corran y si tienen suerte talvez se lleven uno de esos fabulos premios. SUERTE!

with love mia.lu

capitulo 1: respuesta inconclusa

aqui les dejo el primer capi de la novelita que les venia diciendo. les tengo que decir que aun noc con que nombre puedo bautizarlo pero a medida que publique ustedes me iran diciendo jeje si quieren claro. :) que lo disfruten.



“había una vez, unos ángeles que pintaban el cielo con esmero para que se viera hermoso. Le agregaban colores de todo tipo y estos se mezclaban y se entrelazaban formando mezclas divinas.

Valentine el angelito menor, se encontraba pintando las estrellas del atardecer, Juanito el angelito mediano se encontraba pintando las nubes, formando figuras para que los humanos pudieran apreciarlas, y justo el angelito mayor se dedicaba en armar la estructura del cielo.
Entonces los ángeles escucharon una voz, claramente era el llamado de Dios. Los angelitos fueron a su encuentro.


Dios levanto su imponente cuerpo por encima de los pequeños angelitos.


-tienen que cumplir una misión trascendente- les dijo


- estamos a sus ordenes señor- repitieron al unísono los ángeles.

-hay una gatito en la tierra que se ha extraviado-

Valentine se quejo – ¿trascendente? Como puede ser trascendente una misión que consiste en encontrar a un gato.

Pero Dios le dijo con ternura –el dueño del gato es un niño pequeño que se siente muy solo, y su gato es el único amigo que tiene, ahora que no está, el niño que se llama Joaquín ha perdido toda alegría que antes poseía. Me entristece ver a un niño tan obediente y bueno tan desdichado- y dicho esto se acerco a los oídos de cada ángel para decirles su papel importante en esta misión.

Los tres ángeles bajaron a la tierra, buscaron en todos lados hasta que justo encontró a el gato a orillas de la playa, mojado y con mucho frio.

Lo abrazo con sus alas para que agarrara calor.

Lily una niña que pasaba en ese momento a unas cuantas cuadras se encontraba con su madre caminando por la calle. Valentine susurro al oído de la niña palabras de cansancio impulsando a la niña a creer que se encontraba cansada cuando en realidad no era así.


-mami descansemos un rato en la vieja casona que se encuentra a orillas de la playa- pero la madre preocupada con su apretado horario solo le respondió.

-hija tenemos que llegar temprano a casa, aun tengo que preparar la cena y tu padre está por llegar- Valentine no se había dado por vencido. Así que puso palabras de insistencia en los oídos de lily.

-mami por favor, vayamos a esa casa, mis pies se encuentran muy cansados además también hace tiempo que deseo volver a esa vieja casa- la madre que no le podía negar cosas a su adorada hija cada vez que se lo pedía con tanta insistencia accedió a la petición.

Las dos fueron caminando a la casona de la playa. La niña al entrar escucho un leve –miau- y al buscar se encontró con el gatito de Joaquín durmiendo plácidamente en una esquina.

-mami mira, podemos llevarlo a la casa?- pregunto la niña a su madre pero esta negó, Valentine volvió a actuar insistiéndole a la mama. Y al ver de nuevo la negación de la madre, esta vez le tocaba al turno de justo actuar. Desplego sus alas, destapando por completo al gatito, quien empezó a temblar mucho.

-mira como tiembla mami por favor llevémoslo a ponerlo caliente-

-está bien hija, pero hay que buscarle su dueño- dicho esto lily tomo al gatito en sus manos y se encaminaron a su casa.

Pero todavía quedaba la mitad de la misión, aun no podían descansar.

Juanito se esmero en buscar alguna conexión con la familia de Joaquín y así descubrió que la abuela del niño iba al salón de belleza todos los viernes sin falta, este lugar se encontraba muy cerca del barrio en donde vivían lily y su familia. Pero como estaban apurados, Juanito hizo verse fea a la abuela cuando se miro al espejo esa mañana, por eso es que había decidido ir a el salón de belleza un miércoles.

La madre de lily ya había tomado varias fotos del gato y ya había realizo un montón de volantes para pegarlos por todo el barrio, poniendo al pie de la página lo único que sabían del gato que era lo que llevaba escrito en su collar: su nombre, loló.

La abuela de Joaquín fue a el salón de belleza en donde se encontró con la carita del gatito impresa en un papel. Se emociono mucho y decidió darle una sorpresa a su nieto. Volvió a la casa y le preparo unas donas de chocolate que eran sus preferidas con una enorme torta de vainilla. Entonces tocaron a la puerta.

-Joaquín acompáñame a la puerta por favor tengo algo que mostrarte- el niño obediente hizo lo que su abuela le decía.

Los tres angelitos se abultaron muy cerca de la escena sin querer perderse un solo detalle de la reacción del niño. Al abrir la puerta ahí se encontraban parados los padres de lily con lily sosteniendo a loló en sus brazos. Joaquín no podía creerlo, y así Justo, Juanito y Valentine pintaron un hermoso anochecer para que acompañaran a las dos familias en la celebración. Y colorín colorado este cuento ha terminado”

Al terminar, mi querida abuela, con todas sus arruguitas que la hacían adoptar una apariencia tan bondadosa, se acerco a mí, y como despedida de buenas noches me planto un pequeño besito en la coronilla.

-gracias abuela, buenas noches- le dije con una sonrisa en la cara, subiendo la cobija hasta el cuello para abrigarme bien.

-buenas noches- me respondió ya en el marco de la puerta con la mano en el interruptor, al apagar la luz, de inmediato se encendió mi lamparita de noche, así por lo menos iluminaba las partes más oscuras como el armario o la puerta del baño y también los que más me daban miedo.

No me dormí inmediatamente, les tenía terror a esos monstruos que vivían en los lugares más recónditos de mi habitación, tenía miedo de que me miraran con esos ojos negros o verdes fósforescente y que no pasara ni siquiera un parpadeo para darme cuenta que ya me encontraba entre los afilados dientes del monstruo, tenía mucho miedo.

Pero como siempre cerré los ojos con fuerza y me imagine en un bosque desprovisto de todo animal a excepción de un conejo blanco, quien era mi mejor amigo. Todas las noches me hablaba, para tranquilizarme cuando tenía miedo.

Una vez me conto su nombre, me había dicho antes, que no podía reírme pues era muy largo, mi amigo conejo se llama Bartholomew, por supuesto que me había reído mucho, era tan gracioso que alguien se llamara así. Pero le dije que haríamos una cosa, como yo también consideraba mi nombre feo y sin estilo entonces yo lo llamaría Bart y él me llamaría Soph.

-hola soph ¿cómo te va?- me saludo arrugando su nariz, mientras se acercaba saltando hacia mí. Yo le abrí mis brazos para cargarlo.

-todavía sigue ahí- le dije mientras mi mirada vagaba nerviosa desde los arboles que nos rodeaban hasta el rio que podía verse a la distancia, solo me aseguraba que nada o nadie estuviera escondiéndose, vigilándome.

- el de ojos negros ¿verdad?-

-no… ya no se distinguirlos, todos me resultan lo mismo. Me dan mucho miedo…- y dicho esto lo apreté aun mas contra mi pecho, escondiendo la cabeza en su espeso pelo blanco.

-no te preocupes soph, ellos no te harán nada mientras yo esté contigo-

-como estas tan seguro Bart, si se ven tan amenazadores y grandes, y tu solo eres un pequeño conejo, ¿cómo esperas vencer a tres grandes monstruos?- Bart levanto su cabecita mirándome con esos ojos azules tirando a blanco.

-querida sophie hay veces que tienes que confiar en tus amigos, no dejare que te pase nada, lo prometo- dijo determinado a cumplir cada palabra, no quería discutirlo más, es decir, yo confiaba en el pero no creía que pudiera protegerme de monstruos tan malos como los de mi habitación.

Al día siguiente, después de haber hablado toda la noche con mi amigo, me levanté radiante y con una sonrisa enorme en la cara. Seguro que mi abuela creía que estaba creciendo y ya no me asustaban las cosas de mi cuarto. Si ella supiera lo que en verdad pasaba… se me escapo una risita.

Empecé a vestirme dándole gracias a dios por esa hermosa luz que se colaba por mi ventana, me encantaba la luz justamente porque no tenía nada relacionado con la oscuridad.

Me puse el bañador rosado y luego me sujete el pelo con un gorrito del mismo color, por encima me puse una falda blanca y un suéter afelpado con un estampado de flores de colores pasteles.

Me encontraba entre una de las quince niñas en la sección junior de natación, llevaba ahí más de dos años, y a pesar de que aun no me había ganado ningún premio, mi entrenador decía que iba por buen camino.

Mi entrenador, se llama luke van druke, un alemán interesado en sacarme adelante, al parecer su única meta. Me cae muy bien, creo que piensa que de las 14 niñas yo soy la que en verdad posee potencial. Nunca ha tenido hijos y nunca se ha casado pero tiene la misma amabilidad de un hombre que tiene una familia completa y que vive feliz con ella. Es como mi padre.
Baje las escaleras corriendo sin preocuparme en caerme y luego me dirigí a la cocina de donde provenía un olor humeante y dulce.


-¡panqueques!- grite emocionada mientras me sentaba de un golpe en la sillita de madera.

Mi abuela se llama Emma Andrews una ancianita ya muy vieja pero que me quiere mucho.

Le dieron mi custodia cuando yo aun era un bebe pero cada vez que le preguntaba porque no vivía con mis padres, siempre se negaba a contestarme o simplemente cambiaba de tema.

-buenos días sophie, ¿como dormiste?-

-Tan bien como un oso- le respondí cerrando los ojos y dedicándole una de mis mejores sonrisas.
-que bueno pequeña- acaricio mi cabeza y luego se dedico a servir los panqueques en ambos platos, me aseguré que me hechara la cantidad exacta de miel, es decir la mitad del envase.


Al terminar de comer, le di un beso en la mejilla y luego corrí a mi habitación para terminar de preparar mi bolso y así cambiarme de ropa una vez que haya terminado de nadar.

Tome el bolso que me encantaba, uno que tenía un conejito de peluche atado, lo mire impresionándome del parecido que tenía con Bart. Empecé a meter un vestido de estampados florales, unas sandalias rosas y mi ropa interior favorita.

Me mire al espejo orgullosa de cómo me veía. Siempre cuidaba mucho mi imagen, tenía que hacerlo. Mi entrenador me había dicho que las nadadoras profesionales siempre están siendo perseguidas por reporteros para publicar tu vida. A partir de ese momento empecé a tener aspecto de muñeca. Le dedique un especial cariño a mi pelo, peinándolo con mis pequeñas manitas haciéndole rizos y colitas. Una media cola con mis rizos dorados surgiendo de ella hasta la cintura donde terminaban de una manera especialmente agraciada, fue lo que logré.

Deje el bolso con forma de Bart encima de mi cama y luego me dirigí al baño en donde hice mis necesidades y luego me cepille. Al salir me dispuse a tomar el bolsito de la sábana rosa pero… ¿adónde se había ido?

Busque debajo de la cama, a los lados, en mi mesita de estar, volví a buscar debajo de la cama, regrese al baño a ver si lo había dejado por ahí, pero sin embargo sabia que lo había dejado encima de mi cama. Me senté en ésta, pensativa.

-Charlotte…- el corazón me dio un vuelco y con él, todo mi cuerpo, mientras por mis finos labios se escapaba un grito de espanto. Esa voz había provenido de un lugar que no había especificado además era ronca, gruesa y con un tono muy bajo.

¿Qué había sido eso? ¿Dónde estaría mi bolso? ¿Qué estaba pasando? Me pregunte asustada.


Una sombra negra a mitad de día soleado, se planto ante mí. No había dejado de lloriquear, me quede embobada viéndola mientras más lágrimas salían por mis hojas resbalando por mis mejillas rosáceas resaltando mis pecas.


-¿Charlotte?- logre decir entre jadeos entrecortados, mi voz apenas se escucho, pero me impresione a mi misma hablándole a la cosa más rara que había visto.

La sombra se volvía cada vez mas y mas negra y me di cuenta que también iba tomando forma humana. Levantó lo que parecía ser su brazo derecho y me apunto con un dedo intrigante.

¿Esa sería su respuesta?

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